τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

domingo, 15 de marzo de 2009

Primer milquinientos del año: Cerro de la Torrecilla (x2)

Es año de retos y hay que ir viendo cómo está el ánimo del cuerpo para afrontarlos. Para empezar a comprobarlo, me animo con una ruta de sierra, de montaña, pero esquivando la nieve que todavía tiene secuestrado el Macizo Central, y preparo un recorrido por la Sierra Pobre que ha de estar despejada del blanco elemento.

A las 9:30 estoy dando las primeras pedaladas que me sacan de El Atazar en un día increíble con un cielo azul intenso y una temperatura de 10 grados. Desciendo por la gran gran pendiente de un kilómetro que me deja a los pies de la pista que sube hasta el Cerro de la Torrecilla. Se pasa de los 995 m de El Atazar hasta los 1.511 m de la cumbre del día. Los kms de ascensión calculo que rondarán los 8 o 9, pero no lo se seguro porque el cuenta se quedó en casa. Este contratiempo me lleva a gestionar las fuerzas por las sensaciones en vez de por el control de las pulsaciones. A ver cómo se da.

Estaba arriba a las 10:30. Como preveía, ni rastro de nieve. La pista está totalmente seca y los regueros laterales fluyen sin mucha agua. Desde la cima continúo por una pista en largo y divertidísimo descenso que culmina en una llanura a los pies de la sierra y donde el árbol más alto mide 30 cms. Ni una sombra hasta la siguiente población: Alpedrete de la Sierra. Esto en marzo se lleva bastante bien, son los primeros calores en bici y se agradecen; en verano rutear por aquí es un verdadero suicidio. He llegado a terminar este recorrido con 43 grados.

En Alpedrete estoy a las 11:18. La mañana transcurre sin novedad. Voy bastante cómodo, tranquilo y rezando para evitar los frecuentes pinchazos en esta zona donde las aristas de pizarra salen traidoras del suelo. En la bajada a Alpedrete pasé a un biker que inició la ruta poco antes que yo y que aprovechó la presencia de una patrulla del Seprona en el lugar para aclarar alguna duda sobre el recorrido de la ruta.

Aunque llevaba el Camel con líquido, aproveché la fuente de esta localidad (todavía sin avispas) para llenar el bidón de agua, ya que el calor comenzaba a apretar. De Alpedrete a El Atazar hay 15 kms de toboganes con mucha frecuencia de pinos y encinas con lo que el transitar por estas pistas se hace bajo el cobijo de las copas de árboles que te protegen del astro Rey. Aquí, más Rey que en otros sitios.

12:09. Me encuentro en la encrucijada donde a la izquierda tengo el rampón de 1 km que lleva a El Atazar, y a la derecha la pista que sube al Cerro de la Torrecilla.

Me digo: “Oye, que hemos venido a hacerla dos veces!!!”. Espero unos minutos al biker que llevaba detrás y aprovecho para comer una barrita. “Ahí baja”. – “Hasta luego”, nos decimos mientras el toma el desvío hacia el pueblo.

Pues pa’rriba. En la primera vuelta había tardado 2:34 incluyendo las dos paradas para evacuar. Vamos a ver cómo se da la segunda. Iniciar el ascenso y salvar los casi 600 metros de acumulado por esta pista casi lunar por segunda vez, se hace duro. La temperatura se ha elevado considerablemente e intuyo que estaré por encima de los 20 grados y sin gota de aire. A media ascensión alcanzo a dos ciclistas que se lo estaban tomando muy, muy tranquilo. Yo no subía deprisa. Plato pequeño y paciencia hasta llegar arriba. Casi al final de la subida unos pinos te plantan su bendita sombra durante dos kms mas o menos. Lo malo es que son los dos peores kms de todo el puerto, con unos porcentajes endiablados.

13:02. Estoy arriba, en la segunda barrera me bajo de mi montura y me estiro un poco. Me parece increíble estar aquí arriba de nuevo. Doy un mordisco a la energía artificial y continúo. Llevo conmigo los síntomas del kilometraje sin paradas: dolor lumbar y cervical. Hay que seguir. Ahora todo es bajada aunque las cervicales me machacan cada vez que elevo la mirada. Y voy sin Ibuprofeno. A aguantar. Es la guerra!

En la bajada a Alpedrete ya no voy tan alegre como en la primera vuelta, casi me voy dejando caer. Y disfrutando de las vistas. “Un deleite para los sentidos”, como diría un buen amigo.
Llego a Alpedrete a las 13:58 y voy directo a la fuente. Agua!!!! Allí me encuentro con un grupo de bikers que se dirigían al Pontón de los Olivos por la pista del Canal.

Un par de minutos y continúo mi camino. Me quedan 15 kms rompepiernas, pero muy agradables hasta El Atazar. Las fuerzas flojean bastante y lo que es peor, los dolores de espalda son insoportables. La ausencia de descansos pasa su inevitable factura, pero hay que acostumbrarse a ellos, aunque en futuras ocasiones iré con mis antinflamatorios benditos: mano de Santo.

En un plis estoy de nuevo en la encrucijada bajo mi punto de partida. Esta vez sí, giro a la izquierda y termino con el infernal kilómetro de subida que me lleva al punto de partida.
Son las 14:59. Dos horas 50 minutos en esta vuelta. Cinco horas y 24 minutos desde la salida contando paradas (Calculo unos 15 minutos durante todo el recorrido). El acumulado ha sido de 2.200 mts aproximadamente y el kilometraje es de 81 kms (cada vuelta son 42 kms).

La prueba ha resultado satisfactoria. Se trataba de hacer la mitad del Soplao en un tiempo que me permita hacer el recorido total de la marcha cántabra en menos de 13 horas (Tiempo invertido en la anterior edición). Y en comenzar a interiorizar el glorioso sufrimiento que allí nos está esperando!

Aún quedan más de dos meses para consolidar esta ilusión, y más de tres para mantener el reto de la Pedals de Foc con vida.
A seguir montando.
-Recién terminada la ruta se te agolpan las recientes sensaciones. Es ahí cuando uno se siente Feliz
-Encrucijada de caminos. El de la derecha es el final de ruta; el que se mete entre las montañas es el que asciende al Cerro de la Torrecilla; y el del medio es el que sube al Atazar.
-El embalse desde un mirador de la carretera. Me paré con el coche a hacer esta foto porque bien se lo merecía el lugar.

domingo, 8 de marzo de 2009

Día de pruebas en Galapagar

Hace tres semanas que hice la ruta de Galapagar-Embalse de Valmayor con Chango, Bruna y Juanma. Al final de la misma un comentario de Bruna me dejó pensativo.

Al siguiente domingo de aquella ruta se celebraba el Rally de los Embalses ‘09 al que estaba apuntado nuestro amigo Rubén, así como una nutrida representación de la cuadrilla escurialense. El tiempo que Bruna se auto impuso fue de 2 horas 40 minutos.

A mí esta prueba nunca me ha atraído demasiado (aunque algún año habrá que hacerla), la cantidad de gente que se suele apuntar distribuida en un recorrido de menos de 50 kms suele dar bastantes atascos en las numerosas zonas estrechas del recorrido. Pero eso es otra historia. Mi ilusión hoy es intentar llegar a ese tiempo que Bruna lanzó como reto.

Me pongo en marcha desde el parking del Velódromo a las 9:14. Ha salido un día apoteósico de sol, aunque con algo de fresquete todavía en unos termómetros que no pasaban de los 5º. Comienzo a callejear por las calles de Galapagar con cuidado de no perderme y tomar la salida hacia la carretera general.

Una vez cruzada ésta comienzan las primeras rampas que me llevarán hasta la finca donde se encuentra el famoso cortafuegos que bajamos siempre (la prueba del Rally no pasa por aquí para evitar una carnicería de caídas). Una vez en él, y ya sudando de lo lindo, me dispongo a bajarlo. Pronto tengo que echar pie a tierra ante mi incapacidad para sortear los numerosos regueros que han dejado las lluvias del invierno. La segunda parte del descenso la logro hacer montado, y ya abajo, suspiro. Siempre te rodea un halo de incertidumbre en estas situaciones ante una posible caída.

Salgo de la finca y me dirijo por las calles asfaltadas de las urbanizaciones de la zona hacia la pista que sube a la cantera. Primera subida durilla del día. A por ella. Pasada la cantera me distraigo con un globo que acaba de aterrizar a escasos metros de la pista. Prosigo en busca de las rampas mas duras y veo a unos 300 mtros a un ciclista que me servirá como galgo. “No se si le cogeré”, pienso, “pero lo voy a intentar”. Voy con el plato pequeño y jugando con piñones que me den un desarrollo ágil para no atrancarme. Consigo darle caza con el corazón a 173 pulsaciones 100 metros antes de la cumbre. Arrrgggg! Le saludo e inicio la bajada que me llevará hasta el aeródromo. Ha pasado la primera hora y pico.

Del aeródromo sale un sendero que se convierte pronto en pista y que hay que subir. Esta ascensión, de unos 3 kms me la tomo más tranquilo, atento al pulsómetro. Ahora llega el reto de encontrar el desvío verdadero. La pista del Oráculo es que sale a la izquierda y hace el cuarto desde el final de la última subida. Uno, dos… éste cuenta o no, tres y cuatro. Giro y veo que la ganadería la tengo a mi derecha. Error! Deshago el camino y me meto por el siguiente. Ahora sí. No he perdido más que cuatro o cinco minutos en el despiste.

Empiezo a bajar rápido los senderos y justo cuando tocaba girar a la derecha, me encuentro un biker que sale del ramal. “No se puede pasar por aquí”, me dice. “Cómo que no, si hace tres semanas pasamos”. Voy a comprobar la situación y me encuentro a un numeroso grupo de ciclistas parados en la valla que corta el camino para bajar a las obras de no se qué. Les digo que eso hay que saltarlo y que, probablemente, más adelante también hayan cortado el camino, pero que también se salta. Les explico el camino hasta Valmayor y me las piro.

Por la pista que cruza las urbanizaciones del lugar y que termina a la derecha del embalse meto el plato y comienzo a fustigar al caballo. El reloj avanzaba y el reto de Bruna se alejaba. Los senderos de Valmayor los paso dándolo todo, aunque pasado el puente del Embalse un grupo de ciclistas me frenan la cabalgada. Espero paciente hasta mi desvío, ya que era insensato intentar pasarles sin crear un conflicto de espacio. La segunda hora y pico ya se ha cumplido.

Cuando cruzo la carretera me quedan 23 minutos para llegar a las 2:40. Ya solo queda la pista que lleva a Galapagar, aunque va en ligera ascensión y tiene mucha arena y grava que dificulta ir deprisa.

Cuando piso el asfalto de la primera calle de Galapagar el reloj marca 2 horas 35 minutos. Tres minutos después había llegado al coche. Eran las 12:05 e iba a cumplir mi promesa de estar pronto en casa en el cumple de mi mujer.

Esta ruta, de 48 kms, es bastante explosiva y sirve muy bien para ver la forma general de cada uno. El tema ahora es si podré mejorar este tiempo. Y cuánto? Hasta lo que se tarde en hacerla a 20/21 kms/h? Este es el nuevo reto. Tengo que mejorar esa media de 18,04 que salió hoy en 2 o 3 kms a la hora. Probaré en dos o tres semanas.

Gracias Bruna por facilitarme un termómetro de la situación que va a medir muy bien el estado de forma antes de enfrentarme a esos dos monstruos que tengo entre ceja y ceja para este año: El Soplao y sus 165 kms; y la Pedals de Foc con sus 234 kms.

Pd.- Hay que decir claro y alto que estas líneas pertenecen más a un sueño que ha una posible realidad. Pero sin sueños no somos nadie.