τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

sábado, 16 de julio de 2011

Salzkammergut Trophy 2011. A rastras!









Han transcurrido sólo cuatro días desde que se terminó la Salzka y es como si hubiera pasado un mundo, una eternidad... Se agolpan en mi memoria tantos recuerdos de este viaje a tierras austriacas que va a ser complicado ordenarlos para explicar los hechos sin que se desvíen demasiado de la realidad. En la maleta traje infinitas sensaciones, todas muy intensas, las buenas, las malas, las peores y las de "categoría especial", que también son buenas y malas. Afortunadamente nuestro cerebro tiene una habilidad increíble para arrinconar lo malo y ensalzar lo bueno, que es el poso final de los recuerdos, lo que consigue hacerlos grandes o muy grandes. Enormes en algunos casos. Como éste.

Echando la vista atrás, me pregunto cómo demonios conseguí embarcar a mi mujer en este proyecto. Un viaje a Austria para que yo corra en una prueba de las "dichosas bicis", y casi seis meses por delante donde el corredor dificilmente habla de otra cosa que del susodicho evento y todo lo que lo rodea es lo que ha tenido que soportar. Transcurrido este tiempo y mirando con perspectiva solo se me ocurre una palabra que la defina como mujer: Santa.

El jueves 14 de julio por la mañana estábamos volando a Munich en un avión donde coincidimos con cinco españoles más que tenían el mismo rumbo que nosotros. Entre ellos, Joaquín Álvarez (Quinways), conocido ya de hace tiempo y un futuro ganador del Open de Madrid, parte de su grupeta, y Javier Parejas, un cordobés amigo de José Feria que repetía aventura. Los chascarrillos y el cachondeo amenizaron parte de un vuelo que en nada y menos nos puso en la capital de Baviera. Allí, tras coger el coche de alquiler, pusimos dirección hacia Salzburgo, de donde nos separaban unos 130 kms. En la ciudad natal de Mozart pasamos gran parte del día haciendo turismo y visitando sus lugares más emblemáticos.




Sobre las 19:00 horas del jueves llegamos a Bad Ischl, localidad situada 10 kms al norte de Bad Goisern (el epicentro de la Trophy) y centro cultural y geográfico de la región de Salzkammergut. Aquí tuvo su residencia veraniega el emperador Francisco José I, quien se construyó una Kaiservilla que quita el hipo. En el hotel, el Garni Sonnhoff de Bad Ischl, nos recibieron con la cara cruzada -"un poco tarde, no?"-, nos ínsinuó el propietario en un trastabillado castellano. Luego, al ver la caja de la bici, suavizó el gesto y nos preguntó que si veníamos a la carrera y a cuál de las courses. No nos puso ningún problema para subir la máquina a la habitación, lo cual fue un triunfo dado lo reacios que son a este tipo de cosas por estos lugares.

El Hotel Garni Sonhoff



El viernes lo teníamos enterito para descansar y conocer la región. A primera hora monté la bici. Todo el material estaba en perfecto estado gracias al sobresaliente embalaje de la gente de Mammoth Majadahonda (gracias Alberto). Más tarde nos fuimos a conocer Bad Ischl, que vivía un día de convulsión con su mercadillo popular y una puesta en escena de sus habitantes vestidos de tiroleses que te trasladaba al siglo XVIII. Una espectacular exposición de coches deportivos de época en la Kaiservilla remató la agradable mañana.

Kaiservilla de Bad Ischl


Primer objetivo cumplido

Como la recogida de dorsales comenzaba a las 15:00 horas, hacia las dos de la tarde me empezó a entrar el gusanillo nervioso y le dije a mi mujer que lo mejor sería irnos a Bad Goisern, para ver el pueblo, el ambiente y comer ya por allí. Efectivamente, comenzar a ver las banderolas de la Trophy, las carpas de las marcas, las calles cortadas y valladas... me comenzó a poner las pilas. "Joer qué nervios". Paseando entre las carpas estuvimos un rato charlando con Roberto Heras y haciéndonos la foto de rigor. Había venido a hacer la Course A.
Estilo Soplao. Entrada a Bad Goisern Zentre


Mariano, un mega crack!

Javi Parejas, amigo de José Feria

Al rato, mientras tomábamos una cerveza (aquí el tamaño mínimo es 1/2 l) frente a la gran carpa central, ví acercarse a Mariano Ortiz (Curtiment). Bufff!!!, salté como un resorte de la silla y me fui a saludarle. No todos los días se puede cruzar impresiones con todo un ganador del Soplao (2008). Había venido a hacer el recorrido B (120 kms y 4000+) y a quitarse la espina de hace tres años donde, según me dijo, cogió "una pájara de órdago". Mientras, enfrente nuestro, estaban montando todo el tinglado para la salida de las pruebas y no dejaban de pasar bicis para un lado y para otro. "Me da no se qué que estés aquí conmigo, veo a todos calentando tan entregados que...", me decía mi mujer. Pero la promesa era que el viernes nada de bici por muy bien que me hubiera venido un paseíto para soltar piernas y nervios.

Poco después nos vimos con Javi Parejas, otro con cuentas pendientes en la Salzka y que repetía después de tener que abandonar en 2009, el año en el que el frío y la nieve obligó a suspender la carrera en el km 120. "Un verdadero infierno", en palabras de este cordobés que venía a esta edición con los deberes muy bien hechos. Todos los consejos que nos dió esta gente fueron de gran ayuda para conocer el tipo de terreno al que me iba a enfrentar al día siguente. Y todos tenían el mismo denominador común: dureza extrema, muchas horas, mucha cabeza. Pero en esos momentos casi nada de lo que oyes lo retienes, eres un manojo de nervios que no sabe si huir a toda prisa del lugar o adelantar el tiempo para enfrentarte ya al reto.


Lago Hallstättersee

Markplatz


Estaba claro que, de momento, lo mejor era abstraerse de todo y para ello nos fuimos a conocer Halstatt y su Hallstatter See, pueblo declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Una verdadera joya. No en balde se la considera como la localidad del mundo más bella a orillas de un lago. Y es que todo lo que se pueda escribir no llega para visualizar los detalles del pueblo y su enclave geográfico. También me vino bien acercarme hasta este lugar ya que la carrera pasaría por aquí en el km 150 para iniciar una de las zonas más duras de todo el recorrido, las famosas once eses que suben hasta la altura del funicular de Hallstatt, y el rampón-pared posterior que nos iba a situar a los pies del Robhalm, y que ahora mismo está consiguiendo que me suden las manos al recordarlo. Es aquí donde mi carrera iba a tener un punto de flexión-of, pero esto ya lo contaré más adelante.


Tras la cena en Bad Goisern, y ya en el hotel, cayó el último re-re-vistazo a la bike antes de cerrar los ojos.

Día D:

Sábado 16. El despertador suena a las 3:00 am. Pego un brinco de la cama tras remolonear 5 minutos. Preparo todo el percal. Entre el fondo de armario, elijo una equipación que me identifique con España, aunque en el dorsal ponía la nacionalidad de cada uno. Calcetines, maillot Madrid Bikex... Organizo el tema barritas y pongo la bolsita en el eje horizontal de la bici para no llevar los bolsillos del maillot muy cargados. A las 3:40 am salimos hacia Bad Goisern, donde a escasos 2 kms de la entrada del pueblo nos da el alto la Polizei. "No me lo puedo creer", le digo a Carmen. Bajo la ventanilla y la Frau Polizei me pide el permiso de circulación que, por supuesto, no llevaba encima. Le intento explicar a dónde vamos y ella me pregunta la distancia que voy a correr. "Two hundred kms", le digo. Y para mi asombro me dice con una media sonrrisa: "Good luck". Madre de Dios, me vi en el cuartelillo!!!




A las 4:00 am todavía no había llegado a la línea de salida ni el apuntador. La temperatura era de casi 11ºC y el cielo estaba completamente despejado. Un lujo. Desayunamos en la carpa central mientras se iban acercando poco a poco el resto de corredores. A las 4:30 llegó Roberto Heras con quien charlamos un rato. Nos contó las peripecias de la Titan Desert y que este año tenía previsto correr el Soplao, pero que en el traslado en barco de África a España para la última etapa de la Titan cayeron todos fulminados por un virus y lo tuvo que posponer. A ver si el año que viene.


A las 4:50 cada cual se va a su cajón de salida. Los nervios ya han desaparecido. "Parece mentira!!" cuando uno se pone a pensar en el embolao en el que se ha metido. Pero todo es ilusión y ganas de darlo todo. Demasiadas ganas. Me despido de mi mujer que había aguantado estoicamente todo el previo a la salida y le digo que tenga el móvil cerca y esté alerta por si hay retirada.



5:04 am. Se da la salida. Tras avanzar unos 100 metros veo que el cuenta no va. "Argggg!", me paro para acercar el imán y me pasa practicamente todo el pelotón, unos 600 bikers. Arranco de nuevo casi a cola del grupo pero sin preocuparme demasiado ya que el día iba a ser muuuy largo. Salimos de Bad Goisern por la carretera y pronto iniciamos la primera subida, donde los primeros metros son por asfalto. Las rampas son muy constantes y poco a poco se van empinando hacia Raschberg, la cota que nos va a poner en unos 12 kms los primeros 850 metros de desnivel en las piernas.

El ritmo es ágil pero pausado. El objetivo es ir pasando los cortes con la holgura suficiente como para no ir agobiado. Teóricamente con ir a una media superior a los 12 kms/h es suficinte, pero con los desniveles que teníamos por delante y lo que nos habían contado de las bajadas, era para no ir de relax. De Javi Parejas, con el que había comenzado a mi lado, no volví a saber nada desde que me paré por lo del cuenta hasta la meta.


Las luces de la mañana iban asomando entre las montañas dando un toque verde intenso a todo lo que nos rodeaba. La temperatura iba subiendo gradualmente, pero en la primera bajada decidí ponerme el chaleco porque todavía hacía fresquete. Aunque en la subida pasé a muchísima gente casi sin quererlo, en la bajada del primer puerto comprobé cómo se las gastan bajando por aquí. Era una pista de grava suelta donde la pérdida de la trazada significaba arruinar toda la carrera. Así que decidí bajar a no caerme.


Pronto empezaría el segundo puerto del día, poco antes del km20, y así estuvimos buena parte de la mañana. Subiendo y bajando por lugares increíbles y siempre vigilando la velocidad media y la hora. El primer corte estaba situado en el km70 a las 10h45.





En el km28 sin practicamente esperarlo me vi metido en el famoso sendero horadado en la roca y pasando por los dos túneles que te dejan practicamente a ciegas durante 50 metros. "Qué pasada -iba pensando-, después de tanto esperarlo estoy rodando metido en este lugar... a disfrutarlo". Y como las piernas respondían, esos momentos de ebullición te van encendiendo casi sin quererlo. Qué lugar más épico.

Heras en la zona de las escaleras


Tras salir del cortado, iniciamos unos supersenderos en eses con bastantes piedras pero que permitían ir rápido. De hecho, las sensaciones que tuve bajando fueron muy buenas y aproveché para seguir las trazadas de la gente que iba delante. La densidad de la vegetación apenas permitía pasar la luz del sol, lo cual le daba un punto peligrosillo al descenso. Pura adrenalina.

Después de bajar este sendero llegamos a la zona de las escaleras y del puente sobre el río que nace en el lago de Hallsttat donde no me la juego y me bajo de la bici. No es un paso complicado, pero prefiero no arriesgar a tener una caída tonta. A partir de aquí llega una zona para rodar rápido pegado a la vereda del río y donde pasamos de nuevo por Bad Goisern para comenzar a subir a partir del km40 otro puerto más.


Hasta ahora habíamos dejado atrás dos avituallamientos donde simplemente había cogido dos vasos de Iso al vuelo. Unos metros antes de estas zonas la organización había puesto unos carteles que anunciaban que se podía tirar al suelo todos los envoltorios de barritas y geles. Estos pasos se convertían en verdaderas escombreras. Supongo que prefieren tenerlo todo concentrado en unos determinados puntos que tener la basura esparcida a lo largo de todo el recorrido.

Entre el km40 y el 70, donde estaba el control de paso, me uní a Joaquín y a su amigo Luis, con los que compartí muchos tramos hasta el km.160. Eran ya cerca de las 9:00 y, después de bajar uno de los senderos más técnicos con piedras y raíces húmedas, pasamos el primer control, con lo que íbamos con casi hora y media de margen. Buena señal.


Después de subir el Tauemkreuzung, 5º puerto en el perfil con unos 500 m+, el día va entrando en horas más razonables y la gente se va echando a la calle para animarnos. El paso por los pueblos se termina convirtiendo en un baño de masas. No dejaba de haber gente ni cuando circulábamos por zonas recónditas y más elevadas. "Hop, hop, hop, hop", te iban gritando en las subidas. Pero cuando oías el "Super spanien", el estímulo te hacía subir varios metros sin esfuerzo.

Alfombras en el camino

Una de las preocupaciones que traía era la señalización de los distintos recorridos ya que se llegan a juntar hasta 4 pruebas, pero cuando estás ahí dentro, con poco que te fijes, no tienes ningún problema. La organización lo tiene todo milimetrado, con un despliegue de personal magnífico en los puntos conflictivos indicando, según el color de tu dorsal, la dirección adecuada. Todo convenientemente encintado, con vallas publicitarias que le dan un toque de carrera profesional. Sentirme envuelto en todo este celofán me distrajo de mis obligaciones de conservar e ir con la cabeza algo más fría.



El segundo paso de control estaba situado en el km100 a las 13:45. Por allí pasé con Joaquín con algo más de dos horas de holgura, lo cual me hizo comenzar a hacer cábalas sobre la hora de llegada si seguíamos con este ritmo de más de 16 kms/h. Y lo "peor" de todo es que me seguía encontrando bien de piernas y con esa sensación  de que a pesar de que vas rápido, también vas saboreando todo el espectáculo. Porque esto, señores, es un puro espectáculo.




Poco después volvemos a bajar por el mismo sendero que antecede al paso por la roca horadada, lo cual se agradece ya que para el ciclista pasar por aquí es más que un premio. Es la satisfacción de verte enmarcado en una foto que has estado imaginando durante muchos meses. Al salir de este tramo volvemos a la zona de escaleras en la que me vuelvo a bajar de la bici a pesar de su baja dificultad, pero más vale pájaro en mano.

Downhill. Compartimos parte del recorrido con esta gente que pedaleaban sobre una rueda

Km 105. Llega el primer gran error. Joaquín andaba por detrás, creo que le pasé bajando los últimos senderos. Se nos unen varios misiles que van en la Course C (75 kms y 2300m+) y que habían salido de Bad Goisern a las 10:00 de la mañana llevando poco más de una hora de carrera. Bajando el sendero paso a dos chicas austriacas muy 'pros' que me devuelven la pasada cuando comenzamos a llanear hacia Bad Ischl. "La madre que las parió, como van". Iban dándose relevos a más de 30 kms/h por un sendero paralelo al río. Me puse a rueda de las chicas y comenzamos a pasar gente que daba gusto.


En un abrir y cerrar de ojos nos plantamos en el km110 donde iniciamos una tachuela de 300 m+ donde una de las austriacas comienza a despegarse. Pero a despegarse por delante. Me quedé con la otra chica y me puse a tirar en la subida con ánimo de descolgarla. Parecía la Sharapova dando gemidos, cada pedalada era un grito. La tía lo iba dando todo y yo ya no podía ir más rápido. De descolgarla nada. Comenzamos la bajada previa a otro puerto, el Hochmuth, y ahí si me voy unos metros. Pero me los recupera cuando empezamos a subir otra vez. Por delante otros 400 m+ en 4 kms. A media subida la historia con la austriaca comenzó a terminar. Poco a poco me fue dejando hasta que se terminó marchando. Fueron unos kms muy divertidos donde comprobé como anda todo el mundo por aquí.

Terminado este puerto, nos metemos en una bajada con bastante inclinación que nos sacaría al km128. Iniciamos una zona más o menos llana dirección a Obertraun y Hallstatt donde vamos rodeando todo el lago de Hasllstattsee. Serán unos 20 kms con un solo piquito en el perfil. No pocas fueron las veces que estuve tentado de parar a darme un baño en sus clarísimas aguas, pero llevando un minipelotón a tus espaldas a rueda, mis pensamientos estaban más en darle caña a los pedales. Segundo error. En ese momento me llega un mensaje al móvil. Es mi mujer: "Roberto Heras se ha retirado en Hallstatt". Bueno, "lo siento por él", pensé. Uno menos por delante.



Esta zona es increíble, las casitas a orillas del lago con sus embarcaderos y sus playas de césped donde los vecinos plantan las sombrillas y ponen sus cuerpos a tostar a un astro que no ven demasiado por estas latitudes. Rodeando todo este escenario, hay plantadas unas montañas que suben 1.000 metros en vertical, llenas de vegetación y con casitas en sus laderas sujetadas no se cómo. "Y yo pedaleando por aquí". Cómo no iba a ir encendido!!!


El tren del que iba tirando fue perdiendo unidades según avanzaban los kms hasta que en el km148 llego a rueda de otro corredor al avituallamiento de Overtraun. Allí, al parar, hay otro speaker que dice nuestros nombres, nacionalidades y no se que coño más por que no entendía nada. Pero al oir tu nombre, pues eso, más pila. Comí y bebí algo y salí disparado. Ya habíamos pasado el 3º control de paso, situado en el km129 sin problema. Íbamos con casi 2h15 de ventaja sobre los cierres. Vi posibilidades reales de terminar en 13h-13h30 si se mantenía el ritmo. Además, hasta Hallstatt ya nos habíamos metido casi 5.000m+, y solo quedaba subir el Robalm (1300m+ de puerto) y una tachuela final de 600m+. Otro error. No se deben hacer cuentas.


Había programado un encuentro con mi mujer en Hallstatt, a los pies del funicular que sube a Salzberg, pero como íbamos muy adelantados no pude verla. Me encontraba en un punto emocional clave, pero sin saberlo ni esperarlo estaba ya muy desgastado. Comenzamos a ascender los 400 m+ que sube el funicular en vertical pero por un caminito en eses. Las famosas once eses que no ceden más allá del 18%. Intento ir en mi grupo, de seis o siete unidades, pero no se porqué demonios tengo que ir yo más rápido. Voy con todo el desarrollo metido e intento aflojar. Cada revuelta piensas que la subida tiene que suavizar. Pero no suaviza. A partir de la 5ª ese, comienzo a sufrir más de lo aconsejable, pero veo que mis compañeros no ceden y siguen montados. "Vamos, vamos, un poco más". La agonía del pedaleo solo es sostenida por el orgullo de mantenerte encima de la bici. 10ª ese y la pendiente no solo no cede sino que suma algún punto más. "Esto es insufrible", voy pensando -Y todavía no sabía la sorpresa de pocos metros más adelante-.

Antes de la última ese decido que ya es suficiente. Me bajo de la bici y comienzo a andar. Veo que el grupo hace lo mismo y comenzamos un peregrinaje hacia el infierno con un paso lento y cansino. Alcanzamos la casa donde termina el funicular. Nos anima el público. Yo voy fundido. Muy fundido. Por delante, una pared indescriptible. Primero tierra. Después asfalto. Todos andando.

Según subíamos la pendiente se endurecía más. No se si pudimos ponernos más allá del 35%, pero lo que es seguro es que andando, arrastrando la bici, los pies se resbalaban hacia atrás. No se qué hubiera pasado con ese asfalto mojado. Cada 50 metros iba tomando aliento. Todos íbamos despacio, pero la tostada que llevaba yo me hacía ir parado.

Cuando logré superar esas rampas y llegué a un pequeño descansillo, vi un montón de arena donde me senté. Hundido. Me sentía fatal. Tripas revueltas y solo pensar en comida me daban ganas de vomitar. "Hasta aquí has llegado, Pablo". Al poco aparece Joaquín al que veo llegar con la cara desfigurada. Pero al menos, el tío seguía entero. "Venga Pablo, vamos". -"Creo que me voy a retirar, estoy KO", le digo. "Tú estás chalao, ahora no puedes abandonar, -me anima-, "venga levanta y vamos charlando". No podía ni moverme, le dije que siguiera él, que ahora le cogía. "Jajajaja!", "le cogía!!!" Una leche. En ese momento suena el móvil. Era mi mujer que estaba en la parte alta del funicular, un par de kms más abajo de mi posición. Ahí estuve en un tris de tirar la toalla, pero de repente oigo el grito de Joaquín que dice: "Pabloooo, 100 metros y comienza la pistaaa, ya suavizaaa".

Desnivel superado tras subir las 11 eses. Quedaba la pared


El ya suaviza era pasar a un 15%, pero en esos momentos era una pendiente casi plana si lo comparamos con la última escalada. Casi 600 metros en 4 kms. Demencial. De nuevo sobre el sillín, comienzo a pedalear pero me noto vacío, sin un gramo de energía. Eran casi las 16:00 de la tarde y aunque los cortes no corrían peligro (el siguiente estaba en el km 178 a las 19:15), lo de llegar en 13-13:30 horas se había desvanecido por completo.

15:26. Kren Wofgang (AUT) entra en meta como 1º de la Course A, 10h26 a más de 20,3 kms/h



Tras una pequeña bajada entre un bosque de pinos y abetos y con las montañas nevadas de más de 3.000 metros en su vigilia perpetua llegamos a un avituallamiento líquido (Red Bulls incluídos) donde comenzaba la subida al Robalm. Era el km 155 y para superar esta montaña teníamos 8 kms y 700 m+ que unido al desnivel desde Hallstatt sumaban unos 1300m+ en 15 kms.




Seguía en mi cabeza el fantasma de la retirada, la subida se me hizo eterna, pero más allá de eso, las pulsaciones no subían de 120. Totalmente apajarado. Con todo el desarrollo metido y apenas podía avanzar. Poco a poco y sin pausa me iban pasando ciclistas. Muchos. Todos diría yo. "Qué ruina", me lamentaba. Apenas pude disfrutar de la inmensa cascada que salía de la montaña con su chorro de espuma blanca y que hacía un ruido ensordecedor.


Charlando con Monsieur Mazó

No tenía la sensación de haber descuidado la comida ni la bebida, ni tampoco haberme pasado con la intensidad salvo en algunos (o varios) momentos puntuales donde debí reservar más. Pero el caso es que estaba sin fuerzas, posiblemente por haber ido un punto por encima de lo que debía. "Qué poca cabeza, Pablo", me iba repitiendo una y otra vez.

Con el de la bici eléctrica por detrás y Monsieur Mazó encima. Vaya trío!

Una vez culminado el Robalm, apenas bajamos un par de kms, para iniciar un cresteo que con lo jodido que iba, fue la puntilla. Además el terreno no era una pista suave y lisa, cuanto más nos acercábamos al final, más pedrolos y más pendiente había. "A la mierda". me volví a bajar de la bici para andar durante unos 200 metros... "Esto ya es lo último", no sabía si reir o llorar. Me iba acordando de Perico Delgado y su Monsieur Mazó. Nunca había estado tanto tiempo con este señor. No había forma de que se largara. Acabé hasta las pelotas de él.

Cuando llegamos al avituallamiento donde se daba por concluído este infierno, me bajé de la bici e intenté comer algo. No me entraba nada, apenas agua. Me puse a ver el perfil con un italiano y estuve a un milímetro de pedirle al de la organización que nos acompañaba con su bici eléctrica (en ese momento se la cambiaba por la mía sin pensarlo dos veces) que me explicara una escapatoria para retirarme a Bad Goisern. Qué tortura. "Cuando termine esto abandono la puta bici", llegué a rumiar.

No se de dónde saqué las fuerzas para sentarme de nuevo sobre el sillín. Pero lo hice. Comenzamos a bajar hacia Gossau. Otro de los lugares mágicos del recorrido. Pasamos el control del km178 sobre las 18:00, ya solo con una hora y cuarto de márgen. Este descenso, de unos 10 kms por una pista más o menos aceptable, me dio la vida. Poco a poco sentí que iba saliendo del túnel. La mente comenzó a despejarse y el estómago había eliminado las ganas de echarlo todo. Y es que "solo" quedaban treinta y tantos kms para cruzar la meta.

Terminada la bajada, continuamos por un camino paralelo a otro gigantesco lago. Al otro lado, unas enormes montañas llenas de glaciares configuraban un marco fabuloso. VAYA PAISAJES. Antes de comenzar el último puerto tuvimos un descenso rapidísimo por carretera que nos puso a más de 70 kms/h. El aire en la cara de esa bajada nos vino de perillas.

En el km180 y tras otra parada en un avituallamiento comenzó el último puerto, 8 kms y 600m+. Por fin me pude meter un gel que me daría algo más de aliento. Ms. Mazó me había abandonado al fin, joder que pesado. Más de 25 kms con el tío comiéndome la oreja. En este último paso montañoso había vidilla de ciclistas. Todo el mundo iba ya muy tocado. Las luces de la tarde se reflejaban en los montes dando un toque anaranjado a todo. Las piernas, sin ir bien, parecía que despertaban... Sobre las 18:50 había dejado atrás el último puerto. Km 187. Prácticamente los 7000m+ en la buchaca.  Ahora tocaba bajar. Recuperar piernas y soñar. Esto se estaba acabando.

Tras hacer toda la bajada solo, salí de la montaña con 193 kms. Llegué al último paso de control sobre las 19:15, una hora antes del cierre. Quedaba nada y menos. Me veía con fuerzas y comenzamos a rodar fuerte otra vez. Primero salimos a la carretera para poco después desviarnos a un camino bastante roto donde nos juntamos cuatro bikers. Cuando el cuenta pasó del km 199 al 200 me inundó una alegría parecida a las caras que la organización colocó en los kms finales y que, a medida que nos acercábamos a meta, iban cambiando su gesto triste por una sonrrisa de las de oreja a oreja.



Una última bajada por pista de pedrolos donde caerse no era difícil... un poco de llaneo por aquí, un paso por allá... el sonido de los megáfonos de Bad Goisern que ya llegaban a nuestros oídos... En un traspié tras un pequeño rampón para salir a la carretera dos de los acompañantes se escapan. Me quedo con el otro al que intento dejar atrás para entrar yo solo en meta y... qué momentazo!, todo el pueblo vallado, los carteles publicitarios, tu nombre en alemán... joder!!! Entro bajo el arco de meta después de 214 kms y 7049m+ tras 15h22 minutos. Posición 288º... La emoción te llena de tal manera que todos los momentos malos y los peores se desvanecen como cubitos de hielo en una sartén.

Clasificación final Course A.

Finito...


 A partir de este instante comienza la otra fiesta de la Salzkammergut Trophy, la de las cervezas, los recuerdos, los abrazos y las risas por todo lo anterior. Por todo lo disfrutado y sufrido. El encuentro con otros corredores... Con Javi Parejas, quien entró poco más tarde... Los mensajes al móvil de quienes me apoyásteis desde España: Tony, Edu, Jose, los hermanos Blasco... todos empujásteis para que pudiera culminar este reto y superar esos momentos de extra sufrimiento en el Robalm...

Un agradecimiento especial a Noe (La cabra siempre tira al monte) por todos sus consejos los días previos al viaje -si la hubiera hecho caso, otro gallo hubiese cantado-; a Joaquín, porque quizás sin su grito hubiera tirado la toalla. Y, por supuesto, a mi mujer, que sin su ánimo, aún seguiría sentado en aquél montón de arena en el pico Salzberg, buscando una excusa para claudicar.

Tenía especial interés por saber cómo habían quedado los españoles de la Course B, especialmente el ganador del Soplao hace 3 años, Mariano, así que me fui a mirar los tablones de las clasificaciones. Ufff, el 65º en 6h15 a una media superior a los 19kms/h y a 1h12 del ganador. Esto da una muestra de cómo las gastan por aquí, del nivel que hay en centroeuropa. En cualquier caso, Mariano, mi enhorabuena desde aquí porque es un tiempazo.


Super Spanien, hop, hop, hop, hop!!!

 La carpa

 El domingo en Gosau



 Finalmente no me resistí

 Munich. Vuelta al turisteo con el espíritu un poco más curtido

Y así termina este sueño. Finisher de la Trophy. A rastras, pero finisher. Un sueño que tuvo momentos de pesadilla, pero que a la postre lo recordaré como uno de los días más grandes a lomos de una bici. Sino el que más. Un sueño realizado pero incompleto. Un sueño con una espina en forma de pájara que ya veremos cuando intento quitar. Quizás el año que viene. Quizás...