τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

martes, 13 de noviembre de 2012

Gran fin de semana. Retorno al futuro

Este fin de semana nos subía a visitar el gran cordobés, José Feria, compañero -junto con Juanma-, de grandes e inolvidables cabalgadas por la Sierra de Guadarrama,  y mi socio en las 24Doce 2012 donde conquistamos la segunda plaza en la versión de 24 horas en pareja. Su presencia en Madrid fue la excusa perfecta para reunir a unos cuantos gallos y meternos unos kilómetros con las flacas, más apropiadas para amortizar el tiempo y dar cabida a cualquier KCT que se quisiera unir a la fiesta.


El gran Juanma y su recién estrenada 9.8


Yo quiero un F1 como este



Mi compi de las 24Doce
Un 7.30 en el próximo Soplao y posiblemente un ganador de esta carrera (Con tu permiso, Javi)

El único problema, una vez que decidimos dar prioridad a las flacuchas, fue encontrarle una montura adecuada a Juanma, uno de los últimos irreductibles beteteros que quedan en el grupo, pero siendo ese el problema, se puso rápida solución: el sábado montó unos slicks a su recién estrenada 9.8, y una flaca prestada para el domingo, dado que la ruta y la compañía iban a exigir un poco más.

El sábado, dado que no teníamos demasiado tiempo, salimos poco más de dos horas Juanma, Jose y yo a lo que se dice soltar piernas (que siempre es algo más), con grandes dosis de charleta y risas que amenizaron el paso de los kilómetros por la zona del gominola, entre Boadilla y Majadahonda, lugar muy habitual de entrenos suaves de muchas grupetas ciclistas en invierno.


Bautizo de Juanma con una de carretera

Fue el momento para apreciar los regalitos que tanto uno como otro se habían concedido últimamente. Juanma una Trek 9.8 del 2011 (hay que decir que es más bonita que la del 2012) con full equipe; y Jose, una S-Works Venge, que es como la F-1 de las bicis de carretera, y por supuesto montada a todo plan... Ámbas máquinas preciosas y con unos maquinistas de lujo. Este año que viene, si todo sale medio bien, darán mucho que hablar hayá donde vayan.



El domingo se planteó una salida un poco más larga. La idea era salir desde Pozuelo, llegar a Quijorna, subir las canteras y el portillo de Fresnedillas y rebotar hacia Valdemorillo, Brunete y Majadahonda para terminar con unos 100 kms y no más de 1100 de desnivel+. A esta ya se unieron dos KCT más: Willy y Toni. La fiesta estaba asegurada.


A los pies del Gominola


Tronco KCT

El recorrido, bastante rápido si se hace a ritmo, nos mostró la calidad de la grupeta y creo que todos nos llevamos nuestras buenas dosis de sufrimiento, lo cual no deja de ser la salsa de este deporte. La única diferencia es lo estirado que tuvimos cada uno el cuello al terminar. Yo, bastante. Me atrevo a apostar que si los 10.000 del Soplao nos tiene a todos bajo sú línea de salida, alguno baja de las 7h30, bastantes de las 8h, y los demás (entre los que me incluyo) de las 9h. La verdad es que como dice Jose, no hay nada como salir con gente que anda más que uno para ponerte los pies en el suelo y darte alas para seguir intentando mejorar. Pero eso serán historias para el año que viene.

De momento nos quedamos con este gran fin de semana, donde esta ruta ha puesto la guinda a una temporada muy divertida e interesante. Una especie de retorno al pasado pero con mucho futuro por delante.

viernes, 19 de octubre de 2012

El Carpio de Tajo 2012. Bloqueado

Una semana después de la Talajara y de las buenas sensaciones que tuve durante toda esa carrera, aún con el infortunio del pinchazo, llegaba esta maratón de 63 kms y poco más de 1000 metros de desnivel en un escenario que el año pasado me cautivó: los campos de cultivo y la media serranía de Carpio de Tajo.


Sobre el recorrido de esta maratón se puede pensar que es bastante secarral, que carece de senderos y que es un recorrido más propio para carreteros. Se puede pensar lo que se quiera, pero es una de las carreras mejor organizadas en las que he participado, con una inscripción de 12€ y donde los regalos casi le llenan la despensa a uno de productos típicos de la zona. Y qué queréis que os diga, a mí el recorrido me encanta, a pesar de los botes que uno va dando encima del sillín por la cantidad de piedras que hay en esas pistas toledanas.



Por eso, en las semanas previas a esta carrera, estuve dando la murga a los KCTs hasta que dos de ellos, por dejar de oirme, accedieron a acompañarme. La idea de luchar por el primer puesto en equipos (mínimo de cinco) hubiera estado bien, pero los compromisos de unos y de otros no lo hicieron posible. Con los resultados en la mano, los del CC Pina nos hubieran metido una buena tunda ya que metieron a sus cinco corredores entre los 18 mejores.


Finalmente, el pasado 14 de octubre, Willy, Toni y yo nos dirigimos en la furgo del primero (hay que hacerse con una gran pegatina KCT para el vehículo) a Carpio de Tajo, de donde nos separaba algo más de una hora desde Madrid con una previsión de llegada más que holgada sobre las 10:00 de la mañana, hora de comienzo de la prueba que, este año, era Premio Diputación de Toledo.


Con hora y media por delante, a uno le da tiempo a calentar, darse una vuelta por el pueblo y volver a calentar. Entre los saludos a las caras conocidas me hizo especial ilusión encontrarme en carne y hueso a Ocarmeno, uno de esos ciclistas que viven la bici en modo aventura y que tiene anédotas y experiencias para escribir más de un libro. Por allí también estaban Carlos Tenorio (2º), del Todobici Torrijos, viejo conocido de Willy y Tony en los entrenos por la Kely Country; Enrique Leblic (1º), del mismo equipo; Yago Sardina (5º), subcampeón de España sub23 hace unas semanas en Sabiñánigo; Nacho Vara (10º), campeón de Madrid de maratón Master30; un nutrido grupo del CC Pina (3º, 4º, 6º, 8º y 18º) todos unas fieras; y algunos otros nombres como Enrique Pinilla (9º), Juan Antonio Yusta (7º)... En fin, mucha tela que cortar para estar delante. A todos estos, había que sumar a mis compañeros de equipo, que no son cojos, aunque les falta rodaje en carreras MTB.



A las 10:07 se dio la salida, y tras una muy breve neutralizada por el pueblo, se puso el botón de full gas... Intenté pegarme al grupo de delante en el que iban todos los insignes. Se salió a todo trapo y algo más, y circular por los primeros caminos a cuarenta y tantos no era suficiente y tan solo mantenía una distancia de 50 metros con las últimas ruedas de ese primer grupo. Dejé la responsabilidad de pillarlos a alguno que quisiera asumirla, pero tampoco conseguíamos engancharlos, así que me puse otra vez a tirar rozando las mil pulsaciones (qué sufrimiento!!!) sin conseguir otra cosa que desgastarme y comenzar a desinflarme peligrosamente. Parte de los que iban por detrás me pasaron y me dejaron. No fui capaz de cogerle la rueda a ninguno. Bloqueado.


A partir de ese momento, sobre el km 13 o 14, aflojé para coger de nuevo fuelle e intentar imponerme un ritmo que, a largo plazo, funcionara mejor que el empleado en la endemoniada salida, donde la explosividad es fundamental. Me fui acordando del ratito de dos horas que me pegué el día anterior para soltar piernas a 31 por hora. A ver si aprendo a racionalizar las salidas en bici y decir "No" cuando toca "No".



Cuando me empecé a sentir cómodo de nuevo llegó la subida al alto de la Quintanilla, y las piernas no carburaban como me hubiera gustado, aunque me daba todavía para comenzar la remontada e ir cogiendo las unidades descolgadas de los primeros grupos. Sobre el km 30, iría sobre el puesto 25º y solo tenía una cosa en la cabeza: mejorar el 21º del año pasado e intentar luchar por un puesto en el cajón Master 40. La llegada de Willy por detrás indicaba que iba a tener otro duro hueso que roer en esa lucha de los cuarentones, pero, una caída tonta, dobló la patilla del cambio a mi compañero y le borró de esa pelea.

En el km 40 me cogió por detrás Arnaldo Ortega, un chavalín de 18 años que va para figura y que además corría en casa. Impresionante el manejo de la bici y la soltura subiendo de este campeón. Directamente, le dije: "al llegar me firmas un autógrafo que en unos años va a valer su peso en oro". Acordaros de su nombre.


En esta edición, la organización había alargado el recorrido en la zona de las rampas del 20% que tanto daño hacen cuando crees que estás llegando al final. En una de las bajadas, un MTB Ajofrín se metió un castañazo saliendo por las orejas de su bici y me regaló una posición más. Por delante, un Ortega desatado y un invitado de última hora del Todobici Torrijos me dejaban en la posición 21º, pero en los 200 metros de rampa final antes de meta las piernas todavía me repondieron para poder superarlos a los dos. Posición 19º y 5º Master 40. Tiempo final 2h38:36. A tres minutos del cajón de mi categoría y de un queso de la zona que tenía una pinta endiablada. Nada, que no hay manera. A ver si el año que viene...


Mis compañeros del Kely Country Team entraron mucho más atrás de lo que ellos llevan en sus piernas, pero les faltan carreras para dar un tijeretazo a la clasificación y situarse muy delante. Willy, que fue penando con saltos de cadena contínuos, terminó 40º con 2:49:18; y Toni, el 60º con 2:56:00. El año que viene están los dos entre los 20 primeros sin duda, y algún otro que yo me se bastante más delante aún. Todo sea que las cosas cuadren y los compromisos varios les dejen asistir a esta carrera que, sin duda y si las fuerzas me acompañan, me tendrá de nuevo en la salida en 2013.


Con Toni, Willy, Carlos Tenorio y unas cervecitas.

Lo que venga a partir de ahora será dejar poco a poco escapar el aire del globo. Antes de que salga del todo igual me acerco hasta Sigüenza a saludar a los hermanos Blasco el 28 de octubre en la Escarcha Extreme del Open de Guadalajara... Ni la distancia (42 kms) ni el momento del año me favorecen, pero el disfrute está asegurado, así que...

Clasificación Carpio de Tajo

miércoles, 17 de octubre de 2012

Talajara B Pro Bike Marathon 2012


La pereza por escribir algo decente aumenta según pasan los días, así que vamos a darle salida a las entradas pendientes antes de que caigan en el agujero del olvido para siempre, cosa que no me extrañaría que ocurriese más pronto que tarde.

La primera de ellas corresponde a la Talajara del pasado 7 de octubre en su versión larga, la de 125 kms, la cual llevaba varios años barruntando hacer, pero siempre ha coincidido en fecha con la Sierra Norte, toda una clásica del MTB madrileño que se hace difícil perderse por recorrido, organización y ambiente. Pero este año me apetecía más la prueba toledana.

A Talavera de la Reina, lugar de la salida de la carrera, me acerqué con Guillermo Bilbao, un compañero que traía en sus piernas toda una Transpyr en el mes de julio. Llegamos a la linea de salida un poco justos de tiempo, pero tuvimos suerte y pudimos colocarnos no demasiado lejos del arco de salida, con unos ciento y pico ciclistas por delante. Dado que saldrían más de 1.500 participantes habíamos conseguido minimizar bastante los daños de una salida más que tumultuosa.

Por ahí asoma mi cabecita, sobre el 17º o 18º...

Durante los primeros kms pudimos colocarnos bien delante, todo a base de calentones y de ir durante la primera hora al 110%. Ayudado por un biker del Polar y otro del Powerade que pusieron un ritmo altísimo, el primer vagón cogió la Vía Verde como una locomotora. Ahí me pude instalar más o menos cómodo con otras cuarenta y tantas unidades que poco a poco se iban estirando hacia atrás. Guillermo viajaba en un segundo vagón a escasos minutos del primero y con una velocidad de crucero igual de frenética.

Para no quedar cortado, decidí ponerme cerca de la cabeza, donde daba vértigo mirar al cuanta kilómetros y darse cuenta de que apenas se bajaba de 35 kms/h y se superaba con frecuencia los 40, sobre todo en la salida de los numerosos túneles donde la cabeza arreaba para soltar a la gente disgregada. El miedo a dar con los huesos en el suelo ante la oscuridad de estos agujeros negros te hacía separarte del de dealnte más de lo aconsejable, y perdido el rebufo, perdido el vagón.

En el km 62, tras haber dejado atrás la Vía Verde y las primeras rampas, tras un leve sube y baja del terreno, cuando iba tercero del grupo, la rueda de atrás cogió mal una piedra y reventó... "Grfx+**ffashhq%%p*tamierrrda". Hasta ese momento, la velocidad media superaba los 33 kms/h. Ahí se acabaron todas las esperanzas de continuar con las veintitantas unidades que quedaban en cabeza. Tardé unos 15 minutos en meter una cámara, pringarme bien de líquido e hinchar con una bombona de CO2 que no me dío ni kilo y medio.


El recorrido, desde ese punto kilométrico comenzaba a escarparse y concentraba casi los 1100 metros de acumulado en los siguientes 30 kms... Ahí me hubiera bajado de ese primer vagón seguro, pero siempre hubiera quedado la posibilidad de coger alguna grupeta que no me desgastara como lo hace la lucha en solitario, pasando gente sin poder acomodarse con nadie.

Al final, tras un desgaste tremendo, llegué a meta en 4h52 tras dos mínimas paradas de segundos para rellenar el bidón en dos avituallamientos. Me queda saborear la media del cuentakms que pasó los 27 kms/h y el tiempo de pedaleo, que se quedó en 4h36, y que me hubiera situado entre el puesto 20º y el 25º de la clasificación, más menos, si no hubiera tenido el percance del reventón.

Por otro lado, carrerón de Guillermo, que terminó el 29º en 4h43... El Kely Country Team está en negociaciones con este pedazo de ciclista para incorporarle a sus filas en la próxima temporada, jajaja! Espero que haya acuerdo.

El año que viene, espero volver a la Talajara para quitarme la espinita y volver a sentir la locura de un pelotón de MTBs a más de 40 kms/h y el ruido que se genera con el rozamiento de las cubiertas (más de 29" que de 26") con el asfalto y la tierra. Los pelos de punta.


La siguiente será Carpio de Tajo en una semana (realizada ya a fecha de hoy) donde espero disfrutar como lo hice el año pasado de una organización de 10...

Siento que no den para más las ganas de escribir... espero que me lo perdonéis.

martes, 18 de septiembre de 2012

Maratón Sierra de Ayllón 2012. Buenas sensaciones y una oreja!

La Cicloturista de Ayllón la marqué en el calendario como uno de los objetivos a realizar después del verano. Pasado el inesperado éxito de Molina de Aragón en el Open de Guadalajara y el chasco de la MadridXtrema, quería volver a correr una prueba que ya va por el X aniversario desde su creación y que en 2010 me dejó un gran sabor de boca.

Se trata de una "carrera" (aunque los organizadores no quieren llamarla así) que transcurre por una zona que abarca la serranía próxima a Tejera Negra y Montejo, y que linda con la sierra de Guadarrama y la del Rincón. A su vez, la parte de la meseta norte que toca el recorrido le da grandes posibilidades de rodar rápido alrededor de los pueblos de Becerril y Villacorta, al noreste de la provincia de Segovia.

Esta marcha tiene un carácter no competitivo y el nivel general de los participantes no es el de una prueba de open provincial, pero todos, o casi todos los que se apuntan a estas historias van a darlo todo y, además, siempre hay gallos camuflados allá donde reparten dorsales. El recorrido de la prueba es de 65 kms y casi 1000 metros de acumulado que tienen como máxima dificultad la subida al Puerto del Infante (km30) y algunas rampas posteriores cercanas al 20%. El resto es rodar y rodar entre pequeños desniveles que van minándote las piernas sin que uno se de cuenta.

No voy a decir que mi intención era la de ganar, pero si intentar meterme entre los 5 o 10 primeros, sabiendo que hace dos años pude terminar en una también inesperada 7ª posición. Por mi parte, la evolución de las sensaciones desde que terminó todo el periodo de carga veraniego ha sido positiva, con lo que había que salir a pedalear, disfrutar y tener esa pizca de suerte sin la que es imposible que salga nada. Luego, la carrera ya dictaría sentencia.

Y madrugón que te crió. A las 7:00 de la mañana ya estaba bajando por el ascensor. Uno se mira en el espejo según baja al garaje y no se le ocurre otra cosa que llamarse gilipollas bien alto. Vaya pintas, vaya pelo, vaya cara... Menos mal que a esas horas los vecinos duermen... Si me cruzo con alguno se me cae la cara de vergüenza. Ufff!

En Ayllón estaba pasadas las 8:40 con lo que tenía tiempo de sobra para ir con calma en los preparativos. Monté la bici y me fui a recoger el dorsal y la bolsa obsequio a la preciosa plaza ayllonesa. Un lugar clave en las rutas del Románico castellano. La temperatura rondaba los 12 grados y el cielo estaba completamente despejado, así que se preveía un día caluroso. Aún así, me puse los manguitos.

A las 9:45 nos pusimos en marcha los 300 participantes detrás del coche que daría una vuelta por la Villa segoviana, tras la que salimos a una carretera dirección Atienza donde me situé en el grupo de cabeza atento a los movimientos del personal. Cuando el coche nos dió la salida oficial a la carrera y nos desvió a la izquierda a una pista que comenzó enseguida a picar hacia arriba, saltó un corredor del grupo delantero y comenzó a demarrar como si le fuera la vida en ello. "Pues adiós", pensé yo... Ni quería ni podía seguirle, aunque si aumenté el ritmo para quedarme al frente del pelotón y poco después romper el grupo con tan solo otro corredor a mi rueda.

Al primero, y gracias a que atravesábamos campos de cultivo con pocos árboles que estorbasen la visión, le llevábamos controlado como a 300 metros por delante. Por detrás se formó un grupo de unas quince unidades que pensé que tarde o temprano nos terminaría cogiendo. Casi hasta lo deseaba porque el ritmo de los primeros kms fue enorme y escondido en un grupo iría más cómodo. Pero no. Seguía tirando de mi compañero y el grupo perseguidor se iba distanciando poco a poco. El terreno, más o menos llano facilitaba el rodar rápido, demasiado quizás, hasta que cedí un poco para no desgastarme tan pronto ofreciendo el relevo al que llevaba detrás.

Cuando cambiamos las posiciones comprendí que tenía un serio problema con el corredor que tenía a mi lado, un miembro del CD Comarca Pinares de Burgos con una 29er que parecía volar sobre la pista. Me pegué a su rueda trasera y a "aguantar". A los pocos kms, sobre el 15 de carrera, cogimos al escapado e iniciamos al poco tiempo las primeras rampas del Puerto del Infante. Iban a ser unos diez kms de ascensión sin grandes porcentajes entre pinares y robles con unas vistas abiertas a la meseta norte espectaculares.

Cuando comenzó la subida, al grupo perseguidor no se le intuía. Si nada extraño pasaba podía cortar una oreja. Ahora solo quedaba determinar el orden de llegada. Eché mano al bolsillo para coger una barrita y le di un mordisco que casi me deja sin respiración. "A quién se le ocurre comer subiendo"... Mis dos compañeros de viaje se comenzaron a distanciar mientras mis dientes luchaban contra los trozos de barrita y el aire apenas podía entrar en mis pulmones. Cuando lo conseguí había perdido más de 150 metros con los dos de cabeza.

"A lo mío", pensé. "Chini-chano", puse mi ritmo y a ver qué pasaba. En algunas revueltas pude ver la distancia que le sacaba al cuarto y al quinto, que habían recortado tiempo por mi torpeza con la comida. Tras el casi-ahogo las sensaciones volvieron a normalizarse pero la distancia con los de delante se agrandaba poco a poco, hasta que vi como el corredor del CD Pinares Llanos y su 29er se marchaban solos puerto arriba. Ahí forcé yo un poco más para dar alcance cuanto antes al segundo e intentar que el primero no abriera un hueco insalvable.

El segundo tardó poco en caer, pero el primero iba como un misil. En el km 30, en la cumbre del Puerto del Infante, me cantaron alrededor de dos minutos de diferencia.

El resto hasta meta fue un contínuo tirar-tirar-tirar preguntando al vuelo en cada cruce o avituallamiento por la distancia que me separaba del primero y que iba variando entre el minuto y el minuto y medio. Tras el paso por Becerril y Villacorta el recorrido presentó unos senderos donde el tercero se me echó encima de nuevo, pero cuando la pista se puso a picar otra vez hacia arriba pude dejarle otra vez para no verle ya hasta la meta.

A 15 kms del final (la organización tenía marcado desde el km 45 y cada 5 kms lo que quedaba hasta Ayllón), cuando los bosques de pinos dejaron paso de nuevo a los campos abiertos de cereal, la figura de mi objetivo comenzó a aparecer en el visor. Y cada vez más cerca. A diez kms del final, en unas rampas durillas cercanas al 20% me acerqué tanto que casi le tocaba, pero cuando yo terminé esa subida y comenzamos a rodar de nuevo, la distancia seguía siendo sustancial.

Los últimos 5 kms los hicimos por pistas anchas con todo metido a 45 kms/h, pero Ayllón se echaba encima y no terminaba de dar caza al burgalés. Iba tan cegado que la pista por la que rodaba y que terminaba en forma de T casi supone el final de mi carrera. No ví el cruce hasta que estuve encima y no me estrellé contra un árbol porque me vino a ver mi ángel de la guarda. Ahí me despisté y tiré en dirección contraria al recorrido. Entonces en un punto de control me avisaron de que iba mal y me indicaron dónde estaba el camino correcto. Cuando enmendé el error ya había invertido más de un minuto en el despite.

Sin posibilidades de alcanzar ya al primero y preocupado por que el tercero no me pasara, cogí la senda paralela al río que llevaba bajo el arco del pueblo para enfilar los últimos metros de carrera para terminar  segundo a 1:38 del primero. Antes, y en plena plaza, me llevé un buen susto: una niña pequeña que salió de la nada se me cruzó delante de la bici a 20 metros de la meta. Imaginaros los gritos de su madre....

Final de la historia. Con un sabor dulce por las sensaciones que tuve durante toda la carrera y por el nivel de pulsaciones que pude mantener, fui a felicitar al ganador, Alfredo Gallego de la Fuente, un Master30 con el que estuve charlando unos minutos sobre el porrón de carreras que llevaba a sus espaldas, casi todas ellas del Open provincial de Burgos.

Hay que torear en todas las plazas, y es un gusto participar en este tipo de carreras locales donde la organización lo tiene todo milimetrado, el trato es genial, el marcaje del recorrido de diez!!!... y la posibilidad de cortar una oreja es mayor... pero la siguiente corrida, los 125 kms de la Talajara del próximo 7 de octubre y el nivel de los toros de la prueba toledana me van a bajar de la nube y me pondrán en mi lugar, espero que no más allá de los 100 primeros.


(Pendiente de encontrar fotos).

jueves, 6 de septiembre de 2012

MadridXtrema 2012. Plof, ploff... PLOFFF!

Toda mi historia con la MadridXtrema de este año comenzó mal ya desde el inicio. Hayá por el mes de abril, la organización me manda un mail contestando negativamente a mi duda sobre la participación en la carrera competitiva de aquellos corredores no federados. Ante mi asombro, vuelvo a insistir recordando que el año pasado con la licencia de un día si pude correr sin ningún problema la prueba competitiva siendo también puntuable para el Open de España de maratón. Nones...  Muy educadamente, me dicen que si quiero correr tendré que hacer la marcha cicloturista. Plof! Aunque esta es una cuestión federativa, estuve a punto de mandar la carrera al demonio, pero el ansia viva me pudo una vez más y en el último momento me apunté para poder estar en la línea de salida el 2 de septiembre.

La salida de la carrera

Cuando llegué a Chinchón sobre las 8 de la mañana del domingo, la temperatura no pasaba de 11 grados y corría un viento frío bastante insoportable. Me quedé apalancado en el coche, calentito, con una modorra tremenda y sin muchas ganas de salir a correr con la bici. Pero bueno, a la de tres, desperté de mi letargo y me acerqué al castillo de la localidad madrileña para recoger el dorsal y la típica bolsa obsequio. Antes del dorsal, había que pagar 15€ de la licencia del día, y a cambio, los que decían ser de la federación, no daban ningún resguardo sobre dicho abono (primera vez que me pasa). Plof! La bolsa obsequio no podía ser más pobre: unas bridas, el chip y una camiseta técnica conmemorativa talla XL. Bueno, como mantel me vendrá bien. Plof!

Una vez preparada la bici, comencé a dar vueltas por la esplanada de meta esperando que dieran la salida a los competis para que se configurara la parrilla de cicloturismo. Entre unos y otros éramos unos 600 participantes. En esos momentos el speaker suelta el dato de que el recorrido constaba de 80 kms!!!! "Ehhhhhh??? Pero si han estado todo el invierno vendiendo una prueba de 100 kms!!!!". "Otra de arena"!!!". Luego me enteraría de que Medio Ambiente había obligado a recortar kms ante el alto riesgo de incendio en la zona y se había eliminado una zona de pinares que consideraron inflamable?! Plof! A las 8:50 se dió el pistoletazo a la carrera pro, pero tenía tanto frío que no quería quedarme quieto en las primeras líneas cicloturistas esperando al comienzo, y sigo dando vueltas intentando entrar en calor. A las 9:01 se dió nuestra salida, y yo, de los últimos. Bueno, esto sin ser novedad, me obliga comenzar muy retrasado y con casi nulas posibilidades de alcanzar la cabeza de mi categoría. Plof!

Durante la salida neutralizada por las calles de Chinchón intenté meterme por todos los huecos posibles para adelantar posiciones, pero cuando entramos en las pistas de tierra, la cabeza estaba todavía legísimos e iban a todo trapo. Las primeras zonas del recorrido ya nos presentaron lo que iba a tocar durante las siguientes 4 horas... polvo, mucho polvo... pero polvo de talco... En los primeros kms apenas se veía por donde rodabas con el consiguiente riesgo de caída... Pistas donde se circulaba rápido y algunas bajadas iniciales facilitaban que nubes blancas se levantaran del suelo y engulleran al pelotón de ciclistas y casi los hicieran desaparecer.

Dorsales 324 y 361, Rubén González y Felipe Sanchidrián, dos buenos amigos que hicieron una gran carrera.

Cuando nos fuimos estirando, llegaron algunos senderos muy estrechos donde adelantar era imposible. Todos en fila de a uno. Los tapones fueron minando la paciencia de algunos... Los kms pasaban despacio y entre unas cosas y otras no me sentía cómodo encima de la bici. El recorrido presentaba decenas de toboganes y algunos de ellos con paredes imposibles de subir... El bájate-súebete de la bici por que la cuesta no es ciclable o por que los de delante no te dejan avanzar se hizo sinónimo de desesperación. Pero era lo que había y no soy de los de protestar. Callar y pedalear. Siempre digo lo mismo, cada cual está en el lugar de la carrera que se merece; y yo, o me avispo en las salidas, o me tengo que aguantar sin rechistar con estas situaciones.

Perdido en medio de la nada

Cuando los grupos se fueron reduciendo y aparentemente se podía rodar más cómodo y rápido, nos encontramos con otra traba: el marcado del recorrido. Nunca he participado en una carrera donde la sensación de pérdida fuera tan elevada, de hecho tuvimos que rectificar un par de veces por seguir por donde no debíamos, aunque nada comparado con lo que ocurrió con numerosos corredores, que incluso fueron descalificados por "perderse" y aparecer en el primer bucle de meta mucho antes de lo previsto... Plof!

Carreras son carreras, y hay que seguir mirando hacia delante pase lo que pase. Intenté recuperar todo el tiempo que me fue posible y a partir del km 35 comencé a coger  a los competis más rezagados. En ese primer paso por el castillo (Km37) lo hice con un penoso tiempo de 2h03. A partir de ese momento pude tirar todo lo que me dejaban mis piernas sin excusas de tapones, polvo o pérdidas... Fueron los momentos qué mas pude disfrutar de la carrera, con buenas sensaciones y encontrando buenos grupos para rodar rápido.


Los avituallamientos me los fui saltando porque no me faltaba ni bebida ni comida, y en el último de ellos (km 65) llegué a la altura de algunos corredores conocidos de otras batallas, pero... 300 metros después de ese punto kilométrico la bici comenzó a culear de atrás. "Voy pinchado!!!". Me paré. La cubierta había perdido aire pero aun le quedaría algo menos de 1 kg. Localicé una rajita en el flanco de la Rubena y decidí no montar una cámara. Le metí una botella de CO2 y puse un parche rápido en la rajilla (por fuera). Lo demás era rezar y que la rueda aguantase hasta meta, unos 15 kms.

En el km 70 (a siete del final) ya se divisaba una de las urbanizaciones cercanas a Chinchón, pero la rueda dijo basta. En ese momento se terminó mi carrera. Llevaba cámara pero no tenía bomba ni más botellas de CO2. Uno de los corredores que me pasaron me ofreció su bomba, pero la rechacé. "Gracias!" La motivación estaba con la aguja en cero. Pregunté a unos chicos que estaban viendo la carrera por la escapatoria más rápida para llegar a Chinchón, y poco a poco, encima de una rueda trasera aplastada, tomé la carretera que me dejó en algo más de 20 minutos en el coche. PLOFFF! Cuando decidí abandonar llevaba 4 horas de carrera.

La llegada al castillo fue espectacular.

Con la bici en el coche, me acerqué a la esplanada del castillo para ver quién andaba por allí y recuperar un poco las fuerzas y el humor. Entonces comprobé que el despropósito organizativo alcanzó también al festejo post-carrera. Mala y poca comida, menos bebida, caras largas si pedías dos Cocas de una vez, carpas de marcas anunciadas que allí no estaban, los de Powerade dosificando las botellas, en fin... Una pena. Plof!

Eso si, el faraónico escenario que se había montado para acoger el pódium no desmerecía al de cualquier concierto de los Rolling Stones. A buen seguro allí estaba una buena parte de los 27€ de la inscripción que pagamos cada uno de los participantes.

Cuatro días después de la carrera, ya en frío, sigo pensando que la organización no supo medir su capacidad de gestión y perdió el control de un evento que pretende ser una de las pruebas de referencia del MTB nacional. Pero esto no se consigue en dos años. Si se logra, suele ser tras mucho tiempo de avanzar poco a poco. De crecer un poquito cada año. El primer ladrillo lo colocaron el año pasado, y lo pusieron bien. Este han querido levantar uno de los muros del edificio de golpe, y unas cuantas rachas de aire (sic) se lo han llevado al garete.

Dicho esto, asumo lo duro que tiene que ser para el padre de la criatura comprobar el descontento generalizado y valoro muy positivamente el que su cabeza visible haya dado la cara con comunicados oficiales intentando explicar lo sucedido. Pero ha quedado mucho por explicar. Yo por mi parte me siento muy desilusionado con la MadridXtrema, pero como todo el mundo merece un voto de confianza, quizás el año que viene vuelva a participar. Ya veremos. En todo caso, que tengan mucha suerte si se deciden a proseguir con el proyecto. A Madrid le hace falta.

Por cierto que ganó Juan Pedro Trujillo con 3h09!!!!

miércoles, 29 de agosto de 2012

Molina de Aragón, Circuíto Provincial de Guadalajara 2012. Resultado inesperado


Todos los primeros de las diferentes categorías con sus maillots de líder.

Después de tres semanas en Cantabria intentando cargar los depósitos ciclistas y descargar los laborales, se presentó, a finales de agosto, así de sopetón, esta carrera en Molina de Aragón perteneciente al Circuíto Provincial de Guadalajara con un recorrido de 41 kms y 900 m+. Era la sexta de once pruebas que configuran este Open de Maratón Regional.

Sin demasiados kms pero, como pude comprobar durante el recorrido, muy intensos, la prueba estaba a caballo entre el XC y el maratón. Y por eso la incluí en el calendario, como ayuda para coger el ritmo de carreras, ya que el próximo 2 de septiembre llega la Madrid Extrema y sus 100 kms rompepiernas. Palabras mayores.

Me presenté al evento con las patas bien cargaditas ya que el jueves anterior planifiqué una ruta de carretera de 130 kms y 6 puertos (Alisas, Asón, La Sía, Estacas de Trueba, Braguía y Caracol) con más de 3100 m+, y el viernes rematé con 80 kms y una subida "a saco" a Peñacabarga y sus rampotes del 19% que me dejaron sin babas en la boca pero con 45 segundos menos que la mejor subida del año pasado. Parece que año a año se progresa adecuadamente, aunque el nivel de sufrimiento a veces es too much!



Y con estas me fui a Molina de Aragón, con un madrugón de órdago (5:00 am) para cubrir las casi 2h30 de coche hasta el bonito pueblo guadalajareño. La carrera comenzaba a las 10 de la mañana y quería estar con el tiempo suficiente para rodar un poco antes de la salida, que, a ciencia cierta, sería a cuchillo. El arco de meta se había situado bajo el portentoso castillo medieval que domina desde su atalaya toda la región y cuyos muros llegaríamos a rozar durante el km final de carrera.

Mi posición en la parrilla, para no variar, fue de los últimos de aproximadamente 120 corredores, y en esta ocasión con doble motivo ya que no quería participar en la escabechina inicial. Mi intención era coger ritmo de carrera y disfrutar del recorrido. Las primeras posiciones las ocuparon los líderes de todas las categorías del circuíto. Por cierto, es una pena que Madrid deje de lado esta modalidad como campeonato y sólo se organice el Open de XC. Lo dejo ahí.

Nada más salir, como era de prever, se iba dando todo... Y así hasta el final, sin respiro. Al principio me costó un poco coger el ritmo. En las primeras subidas, aún adelantando posiciones, tuve bastante dolor de piernas. En el km 5 ya iba pensando que así no iba a aguantar mucho más, pero poco a poco el cuerpo se fue soltando hasta que logré meterme en lo que yo creía que era el segundo grupo, perseguidor de los primeros escapados...


Primero y segundo bajando del castillo.

Cuando alcancé la rueda de Javier Pascual (Red Ciclista), líder de la categoría M40, me dí un respiro, pero a los pocos minutos incrementé el ritmo en una leve subida probando a ver qué pasaba. Cuando comprobé que no me seguía nadie, continué apretando hasta alcanzar a otra unidad descolgada. Llegó el km 20. Hasta ese punto el recorrido había estado bastante divertido, algunas bajadas técnicas, subidas no muy duras pero con piedra suelta que hacía patinar la rueda trasera, poco de rodar y todo por un entorno de pinares que no nos exponía demasiado al sol, aunque las temperaturas fueron agradables toda la mañana.


Impresionante la bajada del Castillo.


Por detrás llegaban mordiendo.

Por 12'' no perdí el 1º en Master40. Ufffff!!!

Por detrás me cogió un Esteve al que no le perdí rueda y me ayudó a continuar con un ritmo alto, casi siempre a su vera, le di un par de relevos que duraron poco. Y después de una suave bajada, alrrededor del km 32, este corredor se fue quedando para dejarme de nuevo solo. En este viaje con el de la equipación colorada aprecié que había una moto abriéndonos pista. "Qué raro!!!", pensé, "una moto abriendo camino a un segundo grupo!!!". Y no le di más importancia.

Cuando me quedé solo, la moto por delante me iba vigilando para que no me pegara mucho a ella ni tampoco se distanciara en exceso. Esto me encendió un poco más y apreté lo que pude para que mi perseguidor no me recuperara tiempo. También me iba extrañando que no fuera recogiendo los típicos cadáveres de los que salieron muy fuerte y no aguantaron el ritmo de cabeza. Ni uno!!! Camino libre.

A dos kms de meta, bajando, me piden paso dos "balas", a los que les cedo la trazada... Bajaban como demonios. Me sorprendió que a esas alturas vinieran de atrás gente tan potente, e intenté aumentar el ritmo para pegarme a ellos en la siguiente subida. Imposible, bastante tuve con conseguir que no abrieran más hueco. La llegada al castillo fue monumental. Preciosa estampa. Allí se me terminaron de ir estos dos pájaros. Una última bajada me dejaba en meta en 1h59. Me cantan mi posición: 1º master 40 y 3º de la general. No daba crédito. Coño, claro, la moto iba abriendo camino a la cabeza de carrera y ese era YO!!! Iba líder a falta de 2 kms. ¿Qué cadáveres iba a recoger??? jajaja!!!


Pódium Master 40, junto a José Pastor (izqda) y Javier Pascual (derecha), líder de la categoría.


Pódium Clasificación General, junto a Isidoro Pérez (1º) y Óscar Bravo (2º).

A los pocos segundos de mi entrada aparece en meta José Pastor (Red Ciclista), un bicho de ciudado, y me explica que en el km 5 el grupo delantero (unas 10 o 15 unidades) se perdió... Esta vez la moneda salió cara y la suerte estuvo a favor. Carreras son carreras, unas veces te favorecen y otras el que se pierde es uno, o se le cae el GPS, o su compañero rompe la patilla del cambio...

Molina de Aragón, una carrera con resultado inesperado que me regaló subirme dos veces al pódium. Que siga la racha!!!

Clasificación.

domingo, 19 de agosto de 2012

De la costa a La Sía, y vuelta.

La verdad es que es mucho más cómodo colgar fotos en Facebook y un breve comentario en el pie de cada una de ellas. Esto hace que el blog se quede un poco abandonado, lo cual no deja de ser una pena. Aunque puede ser que ámbas plataformas se complementen bien si encauzamos en la que me ocupa las salidas más curradas, las más originales o las que son, simplemente, diferentes.

Este verano no son pocos los kms que han caído en las piernas, en especial este mes de agosto, algunas de ellas de consideración, pero bien por pereza, o por la ya comentada facilidad que te da Facebook para publicar esas rutas, el blog se ha visto vacío de contenidos.

Dicho esto, y decidido que la de hoy tiene que ingresar en el blog, tampoco me voy a extender ahora con una crónica al uso sino a volcar en este espacio las fotos que irían a parar a Facebook de la etapa de hoy y ese pequeño comentario que las explique. Ha sido una de esas que te dejan las piernas tensas para el resto del día y la noche... y a la espera de lo que caiga al siguiente amanecer.

Como casi siempre, salí prontito desde el hogar vacacional (Langre, Cantabria). El objetivo era llegar hasta la cima del Portillo de la Sía, al límite de Cantabria con Burgos. Por el camino tenía tres puertos, o cuatro, según se mire. El regreso, por el mismo recorrido que la ida, me dejaba a la hora de comer en el punto de partida con 140 kms y 2600 m+. Un buen entreno.

Por primera vez en lo que va de agosto las sensaciones subiendo puertos han estado a la altura de lo que uno pretende. El puerto de Alisas desde La Cavada (10,4 kms y 560m+) ha caído por primera vez en menos de 35 minutos, a una velocidad media de subida de casi 19 kms/h lo cual me deja más que satisfecho. Los dos últimos kms con un ciclista a rueda al que di alcance después de tenerle en la visual casi toda la subida, ayudó a acelerar un poco más.


Lo mismo que en Alisas puedo decir en las ascensiones a los Collados del Asón y al Portillo de la Sía, dos puertos entrelazados que suponen 17 kms de subida con 1000m+ y que han venido de perillas para curtir las piernas antes de encaramar, ya de vuelta, de nuevo Alisas desde Arredondo. Ésta última si se ha hecho un poco más dura de lo que es habitual pero es que el desgaste comenzaba a pasar factura.

Como no podía ser de otra forma, los últimos 40 kms fueron con el viento de cara, por lo que costó un poco más gestionarlos decentemente. Como siempre, la llegada al final con el trabajo más o menos hecho, compensó todo ese dolor de patas.

Bien, ahora comienza la última semana antes de que lleguen un aluvión de carreras en septiembre, octubre y hasta noviembre, con lo que estos próximos siete días antes de la vuelta a Madrid y la rutina al trabajo, espero que sean, digamos, activos ciclísticamente hablando... De momento mañana toca rodar un poquito y subir Peña Cabarga, a la que este verano no le termino de coger el punto. Veremos.


Entrando en La Cavada, al lado de Liérganes, y mentalizándome para el primer puerto del día: Alisas.

Revuelta en Alisas donde se encuentra "El homenaje al ciclismo". Foto realizada en la vuelta ya que a la ida llevaba las pulsaciones por las nubes :D

Chupando rueda...

Camino del comienzo al 2º puerto: Collados del Asón. Los paisajes de esta comarca no merecen que los describa. Los estropearía. Increíbles!!!

Rodar por estas carreteras en fin de semana te garantiza encontrarte más ciclistas que vehículos a motor. Doble disfrute por el gran ambiente de ciclismo que se respira en estas montañas.

El puerto se acerca y la cámara hay que guardarla.

Pero en plena subida la saco de nuevo ante la brutal naturaleza que me rodea...

Últimas revueltas del puerto antes del ¿final?... No. Antes de la mitad al final...

Segundo puerto terminado, aunque en realidad, si eliges subir hasta la Sía, no hay tregua hasta que culmines la ascensión completa, los 17 kms y 1000+ desde Arredondo.

Metido en faena en las rampas de la Sía, el calor de la meseta llegaba con fuerza... A sudar toca!

Para mitigar el sufrimiento uno va buscando ángulos inverosímiles que den esa foto diferente jejeje...

Se hace duro el Portillo...

Los molinos invaden las crestas de las montañas aprovechando el frecuente viento que hace por estas latitudes... Están a 1.200 metros de altitud.

Objetido cumplido... 71 kms, 1800m+... 3 horas.

Ey, ey, ey, todavía no estoy listo...

Ahora si... Monumento en la cumbre del Portillo de la Sía, que une las provincias de Burgos y Cantabria...