Para llegar a una hora decente a este pueblo del sur de Madrid que se encuentra a escasos kms de Chinchón, tuve que madrugar de verdad. Pasado ese amargo trago, sobre las 8:00am ya estaba recogiendo el dorsal, y poco más tarde, cerca de la parrilla de salida, charlando con Roberto Heras sobre nuestra inolvidable aventura en la Salzkammergut Trophy. En la caótica formación de los cajones de salida que organizó la Federación Madrileña para los 400 inscritos entre Competición y Maratón Popular, me fui encontrando con algunas caras conocidas (Felipe Sanchidrián de Karacol Sport, José Ramón Millán del CC Escurialense, Isabel Pérez de Mammoth...) que ayudaron a pasar la espera hasta la salida de una forma más amena.
El pistoletazo definitivo se dio a las 9:15, momento en el cual se inició la salida del pueblo. Sin tregua. Como una manada de bisontes, los Mancebo, Heras, Trujillo, De la Peña, Cía, Carrión y compañía tiraron del pelotón a 50 kms/h. Cuando salimos del asfalto para meternos en la pista ya iba fundido. Vaya apretón nada más comenzar.
Durante los primeros 10 kms íbamos en un grupo más o menos compacto donde las estrecheces de los senderos y caminos hacían muy difícil ganar posiciones. Además, no nos vamos a engañar, a la velocidad que íbamos circulando, bastante hacía con no descolgarme. Si en una marcha común nadie te regala un metro, en una prueba del Open de España la pelea por cada puesto supone dentelladas.
Las noticias que tenía sobre el recorrido eran de bastante dureza: terreno rompepiernas, muchas subidas cortas de intensidad, senderos por doquier y algunas bajadas con bastante porcentaje... Para llegar a acumular 2000 metros de desnivel en 87 kms a base de subidas cortas y repechos ya tiene que haber unas cuantas. Al no conocer el terreno salí con esa incertidumbre que a veces te frena pero que a veces también te empuja ante la ignorancia de lo desconocido.
Paco Mancebo
Los primeros 20 kms se pasaron muy rápido y siempre con gente por delante y por detrás. En mi grupo estaba uno de los dorsales amarillos de la cicloturista que a la postre terminó 1º de la Maratón Popular y que a mí me resultó imposible dejar atrás. Y lo intenté.
Con el paso de los kilómetros comprobé cómo se las gastaba el terreno. Sin descanso. Algunas bajadas te ponían los pelos de punta por la perspectiva que tenías del suelo y muchos preferían no jugársela y descender ciertas cosas andando. Todo es respetable. Pero sigo sin entender a esos otros que van quejándose y vociferando cuando alguien forma un tapón ante una zona peligrosa. Éstos deberían saber que entre los 10 o 20 primeros no existen estos "problemas". Ya saben que les toca entrenar más!
En una de las bajadas donde encaras la pendiente sin pensar en nada, del terceto que yo cerraba en aquel momento, se cayó el primero. Y el segundo se enganchó con el primero. Y yo me enganché con el segundo (un Cannondale). Y todos al suelo. Y de buen rollo nos levantamos, yo puse en orden mi manillar y con un "¿estáis bien?", continuamos. No quiero pensar si llegan a tirar a algún cascarrabias de pro...
La llegada al primer avituallamiento fue visto y no visto. Los de mi grupo no pararon, pero yo tuve que rellenar el bidón. Casi en marcha. Aproveché un par de kms de pista para dar un acelerón y coger a los tres o cuatro compañeros con los que seguí compartiendo algunos kms más.
Persiguiendo al 1º de la Cicloturista
El bagaje personal hasta ese punto no era para tirar cohetes pero tampoco voy a llorar. Sin la chispa de meses atrás, si podía ir manteniendo una velocidad de crucero aceptable, lo cual, además, me permitía ir ganando algunas posiciones sobre aquellos que comenzaban a desfondarse. Pocos, la verdad. Intentaba aprovechar las zonas de pista para ir rápido y las subidas más largas para ganar metros con los de delante porque en las zonas de senderos revirados y bajadas técnicas lo pasaba regular y perdía tiempo.
En el segundo avituallamiento, situado sobre el km 50, lo mismo... algunos no paran, y otros rellenan el bidón en marcha. Una locura. El recorrido sigue haciendo de las suyas, los senderos tienen una presencia contínua y las pistas brillan por su ausencia. Malo para mí. El piso, a veces, te entrampaba con arena camuflada entre colores blanquecinos o agujeros tapados por la maleza. Los cambios de ritmo eran contínuos y las bajadas de las de "hala, me tiro con dos coj.nes y que no pase nada" te ponían la adrenalina a flor de piel... Pura diversión si sales ileso, claro.
Roberto Heras
Sobre el km 70, ya con el cuerpo castigado y las cervicales quejándose de la tralla, los senderos vuelven a tomar protagonismo mientras nos deslizan hacia un cañón que había que superar con una leve subida. Aquí presencié otro episodio de intransigencia por parte de un biker que venía por detrás y que comenzó a echar chispas y fuego cuando el que me precedía tuvo que pararse ante una salida de cadena. Allí les dejé llamándose de todo. Incomprensible.
Poco después llegamos al tercer puesto de control. Me avisaron de que solo llevaba una marca en el dorsal y que debía llevar ya dos. "Las que me han puesto", les dije. El caso es que me fui de allí con la mosca detrás de la oreja. Mira que si los de la federación me descalifican después de toda la mañana machacando los pedales. Al ir pensando en esto me descentré y me pasé en un cruce el camino correcto. Me chupé una subida de unos 300 metros y allí, sin saber muy bien porqué, me paré mosqueado al no ver al que llevaba delante. "Ufff, si va por aquella otra loma".
Mancebo cruzando la meta en solitario
El despiste me pudo costar 5 o 6 minutos y la pérdida de algunas posiciones, aunque en ese momento ya era lo de menos. La carrera estaba terminando y más o menos había aguantado un ritmo bastante constante durante todo el recorrido. Reto superado con buena nota a pesar de tener el globo casi deshinchado...
En la última subida antes de entrar en la plaza de Colmenar intenté atrapar al que llevaba por delante a unos 200 metros y con el que me había estado "peleando" toda la mañana, pero ni los ánimos de la policía municipal que estaba por allí consiguieron que lo lograra. El griterío de la gente que te aplaude al pasar, como siempre, de lo mejor que se puede sentir cuando estás ahí dándolo todo.
Terminé la prueba con 4h52' en la posición 80º de la general y 14º de los Master 40. Aunque las sensaciones no fueron la mejores, meterse en una carrera con tanto nivel, a pesar de estar finalizando el verano, sin duda ha sido una buena experiencia. Espero repetir el año que viene.
Sobre la carrera y el circuíto creo que en Madrid estamos de enhorabuena si esta prueba se consolida en el calendario. Se trata de una zona nueva, diferente a las que solemos ciclar por la sierra de Guadarrama, con una dureza extraordinaria y de puro MTB. ¡¡¡Bienvenida seas MadridXtrema!!!
Clasificación General Open España y Campeonato Madrid XCM
Clasificación Master 40
Fotos de Fernando Lozano Benito
En meta me encontré con Bea, una compañera de trabajo.
4 comentarios:
Enhorabuena!! Pero menudo secarral, la verdad es que el paisaje no motiva mucho...suerte que al final sales en la clasificación! Por cierto, tu persiguiendo al 1o de la cicloturista y Ramon persiguiendo a Mancebo, lástima que rompiera dos patillas de cambio...
Enhorabuena macho! menos de 5 horas en este circuitillo que nos marcamos el domingo esta mu bien, por malas sensaciones que tuvieras, creo que ninguno las tuvimos muy buenas, el calor, el rompepiernas continuo, pero vamos es como para estar sonrientes ;-)
Además estas de un fino fino, igualito que yo jeje!
Joder Pablo,ya te lo digo yo, que el año que viene te tengo que ver en las parrillas del Open ya veras que bien lo haces.
Menuda máquina y menudo puesto con gente tan puntera...ains, todavía me acuerdo de esa primera ruta en la que te vi penando por Cueva Valiente! Lo que has cambiado!
Saludos
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