Camino de Las Corzas
En el trayecto hacia Botafuegos e inicio de la pista, se observaba todo el monte cubierto por la niebla... Las Antenas, a 820 metros sobre el nivel del mar, deberían estar secuestradas por las nubes. "No se si hoy va a ser el mejor día", iba mascullando.
Una vez metido en la pista y pasadas las dos o tres primeras cancelas me empiezo a encontrar, a pesar de lo feo del día, bastantes ciclistas por este lado de la montaña. Yo a lo mío. Ritmo alto pero sin ir a tope. En ese momento recordé que en nuestra primera salida, Juan Carlos me habló de unos postes de madera que servían a los bikers de la zona para poner el crono en marcha durante 6 kms hasta el alto donde está el mirador hacia la ciudad. "Piiiiip". Pues eso.
Pasado el paso canadiense que sirve para parar el crono, le doy al lap, pero continúo con el mismo ritmo para tener una referencia de tiempo en el alto del puerto, de donde me separaban 7 kms más. Total 13 kms con unos 400 metros de desnivel donde se va a plato todo el tiempo. Sin llegar a exprimir la máquina, aunque casi, arriba llegué en 41 minutos... Con el paso de los días me daría cuenta de lo mejorable que es este registro. En fin, qué sería de nosotros sin esos pequeños momentos donde competimos contra nosotros mismos en cuanto el camino se inclina lo más mínimo.
Carretera de las Pantallas
Tras otro día sabático (en lo ciclista), el viernes, con la mejora del tiempo, me levanté convencido de que ese si sería el día de las Antenas. Marqué el mismo ritual por la mañana con una salida no más allá de las 8h30. El cielo aparecía casi despejado aunque los montes tenían puesta su boina casi perpetua por estos lares. "A ver que me encuentro hoy por ahí arriba".
En esa ocasión tenía la motivación añadida de estrenar gafas. Unas Oakley Radar negras con los cristales polarizados sustituían a mis gafas blancas de mercadillo que me estaban machacando la vista... Y como siempre que vas de estreno sales con un "plus" más. Si cabe.
La subida al puerto por Las Corzas me la tomé más relajada que el miércoles. El sol de momento brillaba y había menos vida ciclista en la zona. Y con la poca que había, se armó. Pasado el mirador observé en la lejanía tres bicis a las que alcancé en la zona más rota y con más piedras de toda la ascensión. Iban un poco deslabazados, cada uno a su ritmo. En poco tiempo terminé de pasar y saludar al que marcaba la cabeza y continué hacia arriba.
Inicio de la subida a las Antenas
Y se encendió la chispa. No pasaron 200 metros cuando oigo detrás de mi el sonido de un casco contra una rama, y ni 30 segundos después tenía al último ciclista al que había adelantado saludándome otra vez y presentándome a su rueda trasera. Quedaban unos 4 kms hasta el final del puerto así que decidí no dejar marchar al animal que me acababa de quitar las pegatinas. "La leche, como tira este tío", iba pensando. Pronto alcancé las 170 pulsaciones y de ahí casi no bajé hasta el final. A estas alturas del año estos calentones me pillan un poco desajustado, pero no por eso iba a dejar marchar sin luchar a mi "amigo". El caso es que yo comenzaba a hacer la goma y el tipo, cuando se daba cuenta de que me descolgaba, aflojaba lo justo para que yo me volviera a enganchar. Encima con recochineo. No se si él tampoco daba más de si, o es que le estaba dando lástima triturarme como lo estaba haciendo.
Llegamos juntos a la cumbre. El dolor de patas era de los que no se olvidan de un día para otro y la hiperventilación tardó un par de minutos en regularse. "Vaya calentón", me suelta. "Y yo, que quería una salida tranquila", le respondo... En esta conversación comenzó a forjarse lo que espero sea una larga amistad con todos los miembros de la Unión Ciclista de Algeciras (UCA), a la que pertenecía Fernando y los otros dos ciclistas que le acompañaban y que, además, fueron los que le azuzaron contra mí cuando los pasé. Ya se cómo se las gasta esta gente. La horma de mi zapato.
Tras una breve charla, comenzamos la bajada hasta la carretera nacional. Allí terminé de decidir que si era el día para las Antenas. Tras despedirme de mis eventuales compañeros, con los que me cité para el día siguiente en el lugar de donde salen todas las rutas de la UCA sábados y domingos, inicié mi tránsito hacia mi elevado objetivo.
Efectivamente, según me aproximaba a los primeros rampones, entreveía que la parte final estaría totalmente tomada por las nubes, aunque al menos, el viento estaba bastante calmado. Tras llegar a la zona de los molinos, comenzó el trabajo sucio, unos 4 kms de rampas duras -algunas llegan hasta el 22%-, pero por buen firme y rodeado de bosque puro y duro. Un silencio sepulcral acompaña a esta escalada, y en días despejados las vistas que ofrece son de las que rellenan la memoria con un buen puñado de imágenes increíbles.
Las Antenas
Arriba, como era de preveer, no estaba ni el tato, con lo que tras una corta parada puse las ruedas a rodar hacia abajo con cuidado y buena letra ya que este es un descenso con bastante inclinación y la pista tiene bastante arenilla en su parte central.
Ya en el puerto del Bujeo, tiré hacia Algeciras por la carretera nacional, la opción más corta y rápida de todas, ya que en casa me esperaban con las toallas en la puerta. Después de unas 3 horas de ruta, 60 kms y poco más de 1000 metros de acumulado, soltaba la bici más que satisfecho por la ruta y por lo que me encontré por el camino, a pesar del rapapolvo...
Hasta mañana a las 8:00.
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