τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

miércoles, 13 de junio de 2012

88 de Mammoth 2012 (parejas). Continúa el mal fario


Ha pasado una semana desde la paliza en la Tracks del Diable, y la siguiente cita en el calendario no deja márgen para el respiro: Los 88 de Mammoth, que este año eran valederos para el Campeonato de Madrid XC Maratón. Es la primera edición de esta prueba en San Matín de Valdeiglesias y alrededores (tras el fallido intento en 2011), y primera vez donde Los 88 se dividen en modalidad individual y parejas, además de todas las categorías propias de la competición. Al ya altísimo nivel de corredores inscritos se unió en último momento el nombre de un Roberto Heras que venía de ganar otra vez la Titan Desert. Todo un lujo.


Por lo que a mí respecta quería sacarme la espina después de la anulación de la prueba el año pasado y, como entonces, la versión que elegí fue la de parejas junto con mi troyano preferido: Tony. Bajo los colores del Kely Country Team creo que ámbos llegábamos a esta cita con una buena preparación y con unas ganas enormes de realizar la mejor carrera posible dentro de nuestras modestas posibilidades, ya que 2012 no estaba siendo un año pródigo en resultados. El abandono en Canturias por la arcilla, el diluvio en el Soplao, el GPS de la Tracks... siempre ha ocurrido algo que no me ha dejado salir a darlo todo (Ya está saliendo el llorón que llevo dentro...).


Roberto Heras se salió

La zona, todo un lujo para el Mtb
El madrugón antológico (5:40am) para llegar con tiempo para recoger el dorsal, el chip y prepararlo todo sin prisas es lo que cada día me cuesta más. Pero es lo que toca para no andar con sorpresas de última hora y poder calentar un poquito a la vez que saludas a los conocidos. Luego, ya en el lugar de destino, cuando pedaleas un rato junto a Heras hablando de todo un poco, o te encuentras con viejos conocidos como Daniel Carrión, olvidas las legañas y el esfuerzo que supone renunciar a unos minutos más de sueño.

Primeros kms de carrera

La cosa marchaba ...

Rubén González (Mammoth)... tela con este máquina!


La organización había establecido "cajones" de salida para las diferentes modalidades. A las 9:00 salieron los que competían por el Campeonato de Madrid XCM en todas las categorías. Y quince minutos después los que corríamos la versión cicloturista tanto en individual como en parejas. Pero en la primera salida, algunos de estos últimos salieron con los Pros, ya que a nadie se le ocurrió algo tan sencillo como poner una cinta que dividiese los dos cajones. Como los tiempos iban por chip, teóricamente las posiciones las marcarían los cronos y no el orden de llegada. Feo asunto ya que a uno le gusta ir midiéndose visualmente con la gente que está a tu nivel de carrera.

Pasados los dieciséis interminables minutos de rigor, a las 9:16 dimos rienda suelta a los pedales detrás de un Hummer que sacaba un video de la salida neutralizada. Tony y yo estábamos colocados como nunca, entre los diez primeros... y Zas!, se aparta el Hummer y la estampida es brutal. Tratamos desde el principio de abrir hueco con el pelotón y de no perder de vista a las parejas que posiblemente lucharían por ganar la carrera. Lo que llevábamos por delante, obviamente, era incontrolable, pero teníamos la referencia de que Guillermo Bilbao y Pablo García López eran el objetivo a conquistar. Si lográbamos darles alcance (casi imposible por el nivel de ámbos), la prueba podria ser nuestra.

Los once primeros kms pasaron en un suspiro, sin casi bajar de 160 pulsaciones (demasiada tela para los ancianos) nos escapamos con dos parejas más y dos o tres individuales. El recorrido de momento era suave y por caminos más o menos anchos, aunque los bancos de arena en las curvas había que gestionarlos con delicadeza. Siempre vigilando a mi pareja por el rabillo del ojo fui tirando con un punto de rabia por el incidente de la salida. Pero como así no íbamos a poder seguir mucho tiempo más, le dije a Tony en una subida que lo mejor era tranquilizarse y reservar porque 88 kms dan para mucho y sabíamos que a partir del km 60 los más castigados se iban a hundir.

Pronto comenzamos a coger unidades. Se trataba, sobre todo, de los cicloturistas que habían salido a las 9:00. Sobre el km 20, algunos de ellos ya subían andando un cortafuegos que no ofrecía ninguna dificultad más allá de la pendiente. Allí tuve que pedir paso para que los andarines dejaran una de las dos trazadas libres.

Esta primera parte del recorrido era ideal para rodar rápido e incluso las subidas se hacían bien con el plato del 39. La llegada al primer avituallamiento (km 24) fue un parar y salir -agua al bidón y evacuar vejiga-. No había tiempo que perder. Seguíamos intentando mantener un ritmo alto pero sin vaciarnos de cara al último tercio, que creíamos que eran los kms clave de la prueba. Mi compañero iba aguantando bien la velocidad de crucero que intentaba imprimir subiendo, mientras yo, a duras penas, le podía seguir bajando. En el primer paso de control pasamos quintos con 1:29:19, a cinco minutos de los primeros, del Mtb Valdeiglesias.

El segundo tercio de carrera fue el más técnico del recorrido, con varias trialeras no muy complicadas pero que te pueden dar un susto si no las haces bien, y algunas subidas con ramas cruzadas en los senderos que te obligaban a darlo todo para no poner el pie a tierra. El paso de los kms se hacía con cierta agilidad y seguíamos bien de fuerzas. Además, al comprobar que del grupo inicial se comenzaban a descogar algunas unidades, sentimos que podrímos luchar por un pódio.

En el km 56 estaba el segundo avituallamiento. Aquí ya cogimos a algunas parejas que habían salido con el cuarto de hora de ventaja y a algunos Másters 30 y 40. Entre los que estaban en nuestra guerra, me motivó especialmente ver a Rubén González y Juan Gutiérrez (Mammoth), que no son cojos (especialmente el primero).

Pablo García López

Guillermo Bilbao

No dejé que Tony se terminase el bocadillo que había cogido. Agua al bidón y evacuar. Nada más. Vámonos!!! Había que intentar limar todo el tiempo posible a Guillermo y Pablo, que iban por delante, y controlar a la pareja del Mtb Valdeiglesias, que presumíamos que iban primeros.

Tras el avituallamiento, cogimos unas subidas duras sobre roca, para luego salir a una pista que nos haría desembocar en otra trialera. Aquí Tony se me fue como una exhalación. Este chico baja que ya me gustaría a mí. En mitad del descenso escuché como alguien me decía algo por detrás. Al principio pensé que me pedían paso, pero me estaban avisando de que llevaba la cadena fuera del plato. Una mala pedalada podría haber provocado una caída de bulto. Uffff! "Gracias compañero!". Tuve que pararme y enganchar de nuevo la cadena. Terminada la trialera salimos a una pista que bordea el Pantano de San Juán y que aproveché para intentar dar caza a mi socio lo antes posible. Estos tres o cuatro kms llanos terminaron en un suspiro. Poco después, cuando rematábamos la zona del pantano, apareció en mi visual el fucsia Kacetero de la espalda de Tony a no más de 200 metros.


La salida a una zona arenosa me obligó a andar una decena de metros, y la posterior subida técnica, después del calentón que me dí en la pista, se me hizo un poco bola, pero a Tony ya le tenía a tiro de piedra. Continuamos subiendo por unas zonas de raíces donde a base de fuerza y equilibrio se iban salvando los muebles hasta que de pronto oigo un atronador: "Me cago en D..s!!!!!!!!". "No puede ser", pienso. Los gritos e improperios de mi compi sesgaron el silencio del bosque durante unos segundos más. En esos momentos de esfuerzo máximo no podía digerir lo que mis oidos querían trasladar al cerebro. Cuando llegué a la altura de Tony, comencé a comprender que la avería no era un simple pinchazo, ni tan siquiera una rotura de cadena... Joder, había partido la patilla del cambio!!!



Solté la bici contra unos arbustos y me senté en el suelo. Los sucesos seguían pasando a la velocidad de la luz. Mi apañado compañero tenía una patilla de recambio, pero, después de ponerla en mil y una posiciones, acertamos a comprender que esa patilla no era para la Cube. Se acabó!!! A tomar por culo!!! Otra vez a tomar por culo!!! Como en Canturias, como en el Soplao, como al comienzo de la Tracks...

Tony estaba desolado, pero la verdad es que nada se puede hacer para evitar esto. No hay culpas ni disculpas. Seguramente alguna piedra golpeó la patilla en alguna trialera y la dejó al borde de la dimisión. Ya solo quedaba quitar el cambio y acortar la cadena para volver a San Martín por carretera en single speed. En el transcurso del apaño nos pasó medio pelotón. Una media hora parados. O más.

Sin muchas ganas de continuar, me despedí de Tony para, al menos, terminar la marcha y tomar como entreno los últimos 30 kms. Al principio, me costó un suplicio pasar unas rocas con pasos técnicos y, más adelante, cuando salí a una pista donde debería rodar más o menos rápido, comprobé que las piernas estaban bloqueadas y no carburaban nada. El parón me había destrozado, así que me dediqué a comer un poco, beber otro poco y recuperar el disfrute de la ruta, que estaba siendo enorme.

Último tercio de carrera en solitario

"Compi, te eché de menos"
Tardé en coger al primer corredor tras la avería cuatro o cinco kms. Poco a poco y a base de adelantar gente me fui animando. Las sensaciones comenzaban a volver. En el km 72 (2º paso de control) pasé con un tiempo de 4h39. Los últimos 20 kms me los tomé como un sprint donde no valía otra cosa que ir tan deprisa como las piernas me dejasen. Así recuperé  un sin fin de posiciones, aunque esto ya daba igual, sabía que al entrar sin mi pareja quedaría descalificado.



La entrada en meta la hice con un tiempo de 5h17. Tardé algo menos de 37 minutos entre el control del km 72 y la meta, cuatro minutos menos que los ganadores y dos minutos menos que Guillermo y Pablo, que a la postre fueron segundos. Teniendo en cuenta el buen ritmo que llevábamos hasta la rotura de la fatídica patilla en el km 59 y la pérdida de ritmo por la parada, seguro que hubiéramos estado luchando por el triunfo final, pero... esto tan solo queda en el imaginario de lo probable.

 Queda claro que habrá que seguir entrenando para buscar otra oportunidad y que de nada vale realizar cálculos de tiempo final sin incidencias. Felicidades a Tony, porque hasta que nos duró la compañía hizo una carrera sensacional. Él ya lo sabe, es mi troyano favorito. Enhorabuena también a la dupla ganadora, y en especial, a los segundos: Guillermo Bilbao y Pablo García López. A estos les anuncio ya que habrá revancha...

Y por supuesto, agradecer a las decenas de voluntarios del Club Mammoth así como a la organización el magnífico evento que consiguieron montar. Especial énfasis en el encintado y señalización del recorrido. Era imposible perderse. Espero que esta carrera tenga continuidad en esta zona porque es realmente espectacular.

Clasificación Individual y Parejas.

sábado, 2 de junio de 2012

Tracks del Diable 2012. Mtb tope de gama.

Esta carrera la tenía marcada en el calendario desde hace tres años, pero la aglomeración de pruebas en estas fechas siempre decantó la balanza en otra dirección. Este año no había excusa. La compañía a tierras catalanas de Tony y Agus (Mammoth) fue el aliciente definitivo para inscribir mi nombre en esta locura. Las referencias eran muy buenas, pero había algo que me generaba un plus de respeto, el recorrido técnico y poco favorable a mis deficientes cualidades como betetero anti-piedras. Pero, ¿quién dijo miedo?


Los puristas del Mtb ensalzan los single tracks, las trialeras, los senderos con piedras de subida o de bajada donde no vale meter la rueda por cualquier sitio, la búsqueda de la trazada, los cortafuegos... A mí, ya sabéis, me gustan los puertos largos, las rampas duras, rodar y rodar, filtrear por los senderos... Y cuantas menos piedras, mejor. Pero ámbas visiones no creo que estén reñidas, es más, la mezcla de todo ello sería el Mtb perfecto. El Mtb tope de gama. Y esto es la Tracks del Diable, Mtb del mejor, calidad suprema.

El viaje a Torelló fue un calco al del Soplao. Tres bicis y sus tres jinetes en el coche de Tony con un solo cambio: Agus por Domingo. Calidad por calidad. Ahí no perdíamos. Tras poco más de seis horas de coche vislumbrábamos el destino, sudor en las manos, gusanillo en el estómago... el Diablo se acercaba! Ya en la recogida de dorsales pudimos saludar a algunas caras conocidas: Noe y Jaume, entre otros. Antes del briefing fuimos al hostal a preparar las máquinas y dejar todo listo ya que la hora de salida (6:00 am) no iba a dejar márgen de maniobra. Dorsal, bridas, ajustes y GPS. Éste se lo alquilé a la organización y lo coloqué en el manillar sin pensar en consecuencias posteriores, ya que la potencia -su lugar natural- estaba ocupada con el cuenta kilómetros... Este fue el gran error de la tarde, si no del fin de semana!!!

Con todo más o menos listo y con las bicis guardadas en uno de los garajes del hostal (primera y última vez que la bike no duerme bajo el mismo techo que yo), nos dirigimos a la zona deportiva de Torelló, donde la organización tenía previsto dar un pequeño briefing de la prueba. Lo que se quedó pequeño fue la sala donde se dio la charla. Si hay 150 participantes no puedes preparar un local donde no caben ni la mitad. Cuestión a mejorar. Afortunadamente nosotros tres si entramos en la lata de anchoas. Poco después aparecieron Isabel Pérez Ramos (Isa) e Ignacio Miravalles (Iñaqui), dos Red Ciclistas que tienen trofeos como castigo y con quienes compartimos el resto de este intenso fin de semana.


La hora se acerca...
A las 4:40 del sábado, nada más sonar el despertador brinqué de la cama. Los otros dos troyanos hicieron lo propio y tras bajar a desayunar un menú mañanero más bien pobre, nos vestimos para comenzar a deslizarnos por los caminos del Diablo. Todo de corto, ni manguitos. La temperatura a las 5:45 era de 13 grados con lo que el sol iba a calentar de lo lindo. Los que lo pasan mal con el calor, temblaron; yo, feliz.

Todo listo...
6:00 am. Salida. Primero una breve transición por las calles de Torelló donde en una recta dos bicis se cruzaron y huesos al suelo. Ostión de primera. Qué manera de estropear un super día!!! Iba bien colocado en el primer tercio del pelotón, del que solo 95 pirados éramos de la versión PRO (195 kms y 5.300+). El resto, los cuerdos, harían la Silver (98 kms y 3000+).

Con la salida del pueblo a las primeras pistas y después de bajar por unas rocas donde el traqueteo era importante, el soporte del GPS cedió hacia el extremo del manillar cónico hasta que la holgura le dio la vuelta. A tomar por culo! Seguí un par de kms con el aparato al revés hasta que el vadeo de un río y el tapón que este originó me permitió quitar el tornillo y guardar el GPS en la bolsa que llevaba en la barra horizontal de la bici. ¿Y ahora qué? 195 kms sin marcar y yo sin GPS. Pasé el río de los últimos del pelotón y con un cabreo de mil pares ...
 
Iñaqui... Vaya clase!
 La estrategia pasaba por buscar unos ojos que me guiaran. Al principio iba a ser fácil pero a medida que la carrera avanzase temía que los corredores estuvieran más diluídos por el recorrido. Además, en el km 78 estaba el desvío de los Silver, con lo que desde ese punto podría quedarme más solo que la una. Todo muy alentador.

En los primeros senderos no hubo problema, éramos muchos y pude ir saltando a grupos más rápidos con relativa facilidad. Así transcurrieron los primeros 30 kms en los que invertí 2h30. Terrorífica media. La lentitud de mis acompañantes estaba agravada por el tipo de terreno, muy sinuoso, con muchos senderos estrechos de ir en fila india. No era plan de ponerse a dar palos y adelantar de mala manera. Para mí la carrera había cambiado completamente y poco a poco me fui tranquilizando y disfrutando del ambiente, los paisajes y el impresionante terreno por el que rodábamos.
 
A las diez de la mañana el calor ya apretaba bastante. Yo seguía buscando compañías pasajeras a los que iba explicando mi dramática situación. Uno de ellos, Alfons -llevaba una Niner preciosa con horquilla rígida- se ofreció a guiarme todo el trayecto y estuvimos algunos kms juntos, pero en el avituallamiento de Tavertet (km 38) yo pasé de largo y él prefirió parar. Aquí me uní a un chico que iba con el dorsal negro (Silver) y que no tenía mal ritmo. Le expliqué la cantinela y no puso problemas a mi compañía. El pedaleo era relajado con lo que me daba tiempo a apreciar los maravillosos paisajes por los que circulábamos. Esto cuando no nos cerraba el bosque y apenas podíamos ver el suelo por la penunbra que genaeraba la densa vegetación.

Mi grupo en el km. 25
En el avituallamiento de Rupit (km 57), me volvió a pasar lo mismo. Mi compañero se paró demasiado tiempo y a mí me dió para rellenar el bidón, tomar un vaso de sales y engancharme a otro grupo que salía. Aquí me encontré a Noe hecha añicos por el calor. "Pero mujer, qué haces aquí parada?" Mi nueva grupeta estaba compuesta por cinco o seis bikers que llevaban un maillot azul del Oxygen. Con ellos me lo pasé genial, me adoptaron a las mil maravillas y aunque todos ellos eran Silver y andaban bastante bien, íban con una marcha menos para que Anna -una fiera manejando el GPS-, les fuera abriendo camino. Con ellos me encontré los tramos más técnicos del recorrido, senderos de roca y piedra suelta en subida y bajada que eran una delicia. Un reto para las fuerzas, el equilibrio y la bike. Cuando Anna se retrasaba un poco, el grupo paraba a esperar, y yo con ellos... Nada había que hacer por delante sin ojos. Pensaba en Iñaqui que estaría disputando la prueba; en Tony y Agus a los que no tenía ninguna esperanza de ver más en el resto de carrera; en Isa, a la que también llevaba por delante.


Tony y Agus... ¿¿¿De turismo???
 El tiempo con los Oxygen se me pasó volando, en el avituallamiento del km 73, a las puertas de la Cuesta de la Muerte, reconocí a Isa que ya estaba saliendo, me dió un subidón tremendo. Tomé tres tiras de membrillo, bidón lleno y a por Isaaaaa!!! Con ella tenía garantizado GPS para rato y un ritmo contínuo nada desdeñable. Vuelta a las subidas duras, más senderos, cortados por todos lados y alguna zona donde tocó portear la bici. Las bajadas, una gloria... relativamente rápidas pero todas con su peligrillo que te obliga a agarrar el manillar fuerte. Estaba disfrutando. Me encontraba bastante descansado y con ganas de pasarlo bien.


La Cuesta de la Muerte. Unos rampones que anunciaban 4 kms de pendientes duras (hasta el 25%) con zonas hormigonadas y zonas sueltas. Isa se paró a cambiar la batería del GPS y yo decidí ir subiendo. Comenzaba la recogida de cadáveres. Muchos con los plomos fundidos y andando. Disfrutaba la subida como un niño pequeño en cada padalada, me encontraba genial. Sudor, calor. Los 4 kms se me pasaron volando. Arriba, en el final de la cuesta me paré. Por delante nadie visible. Al fin llegó uno que me dice "Joder, cómo subías!!!". Yo pensaba: "pues si ves a los de delante, flipas". Era un andaluz con el que charlé un ratillo hasta que llegó otro biker al que decidí seguir. Tocaba bajar. De pronto, me pasó un figurilla jugándose el tipo que se quedó atrancado en el siguiente repecho. Como disfruto devolviendo estas monedas.

Otra subida nos pone el off en la radio. Bosque frondoso a los lados y un firme bastante regular que se rompía en algunos tramos hasta que llegó el km 78, el desvío para la Silver. A partir de aquí me quedé solo. Decidí sacar el GPS de la bolsa y guardarlo en el maillot. No me quedaba otra que consultar el aparato. La subida era larga, la más larga de la prueba. A lo lejos intuí un ciclista, pero iba clavado. "Vamos". Seguí con buenas sensaciones subiendo bastante ágil. Alcancé a otro ciclista que no podía ni hablar. Solo atinó a decirme que iba muy despacio para guiarme. Continué.


En el km 87 había un avituallamiento líquido donde me puse a curiosear en la hoja de paso buscando el dorsal 28 (Tony). Había pasado hace 32 minutos. Un mundo!!! El chico me preguntó si quería aceite en la transmisión y me rocíó todo el casette y el disco de spray. "Dios mío, no puede ser". Unos senderistas me indicaron la dirección correcta en una encrucijada de caminos aunque no me supieron decir hace cuánto había pasado el último por allí. Seguí la soledad del camino. El calor provocaba un gran chorro de sudor  que ahogaba los ojos en sal. No había que descuidar la bebida ni la comida para evitar sorpresas. A lo lejos, otro ciclista... "pero si va andando!". El Diablo estaba pasando ya su factura a muchos participantes.

Terminado este puerto llegué a una zona de llaneo con numerosas bañeras llenas de agua y barro que me rompieron el buen ritmo que traía subiendo. Fueron uno o dos kms de bajarse y subirse a la bici unas cuantas veces. Al rato, comencé a sentir unos pinchazos en la planta del pie derecho. Iban y venían y la sensación era como si algo se me hubiera colado dentro de la zapatilla. Al principio no le di importancia pero al notar que la intensidad del dolor crecía pensé que alguna avispa estaba haciendo su agosto allí dentro. Intenté mover los dedos buscando aplastar al insecto, pero no había forma de que el dolor desapareciera. Tuve que parar y descalzarme para investigar que coño me estaba machacando la planta del pie. Nada. Ni resto de insectos. "Hay que joderse". El caso es que los picotazos no volvieron a molestarme, así que algo llevaría.

Santa María de Besora. 14:30-15:00 de la tarde. "Aquí está la comida". Km 113. Ya tocaba ingerir algo sólido. Este punto era el de mayor altura de toda la ruta, en torno a los 1400 metros. Aproximadamente llevaríamos 3300 metros de desnivel +. Cual fue mi sorpresa al parar la bici y ver a Agus, Tony e...... Iñaqui??? Los dos primeros estaban terminando de comer y ya salian. Iñaqui había decidido que "no siendo su día" iba a esperar a Isa. Alguien que ha hecho dos pódiums en esta carrera, 2º en la TransPortugal 2011, el Ironbike el mismo año, y posiblemente sea el próximo ganador de las 24Trek Wildwolf series 2012,  además de un largo etcétera, y "no tiene el día", prefiere parar, ducharse y tomarse el resto del recorrido de relax. Es lo que tiene ser un super clase, que nada vale más allá del top five!

Tony y Agus, como niños en un parque de atracciones.
Este avituallamiento fue bastante completo: pasta con gambas, atún, piña... Red Bulls, Coca Cola y un buen número de frutas variadas. Las chicas que estaban allí se volcaron conmigo ya que el resto de corredores estaban servidos. Comí  a toda velocidad y me apliqué dos Red Bulls y dos Coca Colas. Antes de salir le pegué un buen manguerazo a la bici para limpiar la transmisión, un poco de aceite y listo. Había otro corredor tirado en la sombra de un árbol al que sus horas en esta Tracks habían tocado a su fin. "Esto es demasiado", repetía una y otra vez. En 20 minutos estaba de nuevo sobre la bici, me despedí de Iñaqui y le advertí que Isa estaría al llegar.

Me esperaba un largo descenso por carretera donde ahora si que si no me quedaba más remedio que navegar con mi GPS en pos de un objetivo claro: enganchar a Tony y Agus, que me llevarían unos 15 minutos de ventaja. La incertidumbre me hacía revisar el GPS cada muy poco tiempo con lo que la velocidad de descenso fue muy baja. Practicamente me tiré toda la bajada con el aparato en la mano. Una vez que salí a un camino y comencé a llanear sentí como las piernas no iban finas. La comida y el haber estado parado no me habían sentado bien, aunque ámbas cosas eran necesarias. Pasados unos kms barrunté a un ciclista por detrás... "Genial", pensé. Volvía a tener ojos. Por otra parte, cuando el camino se abría comenzaba a ver a lo lejos los maillots blancos de Tony y Agus. Sería positivo que mi perseguidor me cogiera para ayudarme a enlazar con mis compañeros.

La segunda parte de la Tracks del Diable se anunció como más pistera y menos técnica, pero ni mucho menos perdió el toque salvaje de los 110 primeros kms. Quizás lo que si abandonamos fueron los single tracks, por lo demás, disfrute total: cortafuegos de subida y de bajada, zonas rápidas, alguna pista sucia y caminos entre una vegetación exuberante que de cuando en cuando te obligaban al vadeo de un arroyo, una charca, o alguna poza que obligaba a meterte hasta bastante más allá de las rodillas...

Cuando por fin me enganché a mis compañeros, después de 125 kms de ruta, Tony me contó que llevaba ya un buen rato con problemas estomacales que le estaban mortificando. Mal asunto. Poco después comenzó a entrar en su particular bucle negativo. Aunque él nos pedía que nos fuéramos por delante, no teníamos ninguna intención de abandonar al más troyano del grupo. Seguimos los cuatro un buen rato hasta que en el km 130 dimos alcance a otra grupeta que estaba parada en una zona técnica con bastantes piedras y rocas en mitad de la inmensidad de un bosque de hayas. Desde allí continuamos Tony, Agus y yo, dejando al cuarto compañero que comenzaba a pagar la salida tan fuerte desde Santa María de Besora para alcanzarme y los posteriores arreones para enlazar con mis amigos.

Km 140. Llegamos al avituallamiento de Alpens. "Me quedo, abandono", dice Tony... Esta frase no tenía vuelta atrás. Cuando uno no va, no puede comer y deja de disfrutar y, además, tiene una eternidad por delante, es normal plantearse la retirada. El sufrimiento puede llegar a ser muy intenso. A veces, roza lo demencial. Que me pregunten a mí por el tránsito en el pico Salzberg en la Salzka del año pasado. Me dolió mucho que Tony se quedara porque sabía la ilusión que tenía en superar estos endiablados caminos, pero... estas cosas pasan. Es muy complicado controlar al dedillo tantas horas de ruta.

Continuamos Agus y yo solos con la esperanza de que Tony se recuperase y pudiera seguir. El reto era ir conquistando avituallamientos. El siguiente estaba en Sta. Eulàlia de Puig-Oriol en el km 161. En principio, solo 21 kms entre uno y otro, pero... madre mía, lo que tardaron en caer. Había que vencer a cada piedra, a cada rama del camino... subidas, más subidas, bajadas técnicas... Los kms se luchaban uno a uno, el cansancio se hacía latente y la concentración podía fallar en cualquier momento. Además, el estómago comenzó a darme avisos de que iba a protestar. Y Agus seguía fuerte, imponiendo un ritmo alto que me descolgaba en algunos tramos. Pero siempre atento al compañero retrasado, me esperaba para seguir juntos.

La zona seguía ofreciendo lo mejor de lo mejor, tanto en paisajes, vegetacíón y por el tipo de terreno... Un deleite total. Mi compañero no hacía más que repetir: "Cómo estoy disfrutando, esto es como un parque de atracciones para la bici". Mi estómago poco a poco fue elevando sus quejas hasta completar un dolor sordo y agudo producto seguramente de los gases acumulados tras la comida. Estaba entrando en crisis. Los kms no pasaban y la sensación de bloqueo comenzaba a preocuparme, pero afortunadamente el avituallamiento del 161 llegó y los dolores de estómago comenzaron a remitir (sin detalles).

Seguíamos ganando alguna posición. Un corredor perdido, otro sentado al borde del camino sin un átomo de fuerza. El track del GPS avisaba de que la prueba eran 181 kms, pero en Perafita (km 175) nos dijeron que quedaban todavía 20 kilometrazos. Vaya losa!!! Antes de llegar a este pueblo, y ya recuperado del estómago, volví a retomar las buenas sensaciones. Me encontraba bien subiendo y disfrutaba huevo y medio bajando. Pura adrenalina. Además, en una planicie abierta distinguimos cuatro corredores que al advertir nuestra presencia aceleraron su marcha para no ser alcanzados. "Con la Iglesia han topado", le dije a Agus.

A pesar de unos errores de navegación y un par de equivocaciones lleganos al avituallamiento de Perafita en el momento en que el grupo de cuatro anclaba sus zapatillas en las calas. "Por mi no paramos", solté. Pero era más razonable perder dos minutos en rellenar los bidones y seguir la marcha con agua suficiente. No fue tarea fácil atravesar el pueblo, pero Agus, que se convirtió en todo un experto con el endiablado navegador, nos sacó de las callejuelas de Perafita para seguir la persecución a nuestros "compañeros". Las primeras rampas nos los pusieron a tiro y ahí no había que andarse con contemplaciones, bajé un piñón... no, dos piñones, y probé las fuerzas del personal. Tan solo Agus me siguió. Parecía que ganaríamos cuatro posiciones de golpe ya en el último suspiro de carrera.

Los tramos finales transcurrieron por pistas rotas, asfalto y algún camino en subida. Ya todo a plato y tirando para aumentar la ventaja con la gente que llevábamos por detrás. Puede parecer ridículo luchar por posiciones tan retrasadas pero dentro de cada carrera hay mil carreras diferentes, no solo la de los 10 primeros, y nosotros sabíamos que estábamos batallando por las posiciones del 38 al 44. El que no se consuela es porque no quiere...

En los kilómetros finales las sensaciones vuelan, "ya está conseguido", nos decíamos. La piel de gallina, la entrada en Torelló fue tan épica como la de Bad Goisern hace un año, como la de Vielha hace tres... pero quizás esta Tracks tiene un componente adicional que le da un plus: los caminos los diseña el Diablo, son más duros y técnicos que en ninguna otra prueba de largo recorrido aún con la altimetría algo inferior. Señor Diablo, es usted un crack!!! Prueba terminada en 14h39. 195 kms y cincomil y pico de desnivel+ de Mtb tope de gama. Sensacional!

Diez minutos después de nuestra llegada aparecieron los cuartro bikers a los que dejamos en Perafita y a los que, por un error de la mesa de tiempos en meta, les dieron el mismo crono que a nosotros.

¿El cielo... o la tierra???
Tras dejar la bici me fui a por otro buen plato de pasta. Tumbado al lado nuestro estaba David Pruna, 4º de la Pro con 11:11. Más fresco que una lechuga intercambió impresiones de la carrera con nosotros coincidiendo en la dureza y belleza del recorrido. Especialmente de aquel cortafuegos del km 155 que disfrutas como un enano bajando pero que tienes que sufrir como un perro para volver a subirlo por su cara trasera en mitad de un bosque indescriptible.

Isa, Tony e Iñaqui con Ada y Santi en el avituallamiento de Perafita.

Iñaqui e Isa finiquitando
Ya en el hostal, mientras nos duchábamos llamó Tony. Seguía en carrera!!! Venía con Isa e Iñaqui y acababan de pasar el avituallamiento de Perafita. Grande Tony, había aparecido el troyano que lleva dentro y consiguió dar carpetazo a sus dolores de estómago. Agus y yo bajamos a meta para darles el homenaje que los tres se merecían y, por supuesto, felicitar a Isa, que ganó el trofeo a la primera chica. Otro más.


Champion!!!
Durante la cena post carrera la satisfacción de todos era plena. Unos tenían más claro que otros que el año que viene se repetía si o si. Yo era de los que tenía dudas. Dudas que 24 horas después despejé absolutamente. En 2013 quiero estar de nuevo en la salida de Torelló con el soporte del GPS en la potencia. Y a disfrutar de Mtb tope de gama!!!