τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

domingo, 30 de octubre de 2011

Pedriza forever

Estoy contento. Quizá incluso más que después de una buena carrera. Una de las cosas que más me hacen disfrutar encima de una bici es cuando me coloco un dorsal y salgo a perseguir ciclistas para lograr la mejor posición en el menor tiempo posible. Pero aún disfruto más cuando compito contra mí mismo. Sólo. Yo contra yo. Poner el crono a correr y enciscarme un puerto a las máximas pulsaciones en pos de batir un tiempo personal me motiva tanto o más que participar en cualquier prueba. Seguramente estoy exagerando ya que todo tiene su momento y su lugar.


Al ataquerrr!

Y ahora no hay lugar para las carreras. Este año ya cerré ese telón, pero con ellas no se terminaron los retos a superar. Había uno en particular que tenía entre ceja y ceja: la "cronoescalada" de la Pedriza, donde intentaría mejorar el tiempo de ascensión desde la entrada al Parque hasta el Collado de los Pastores, o lo que es lo mismo: 15,8 kms y casi 900 metros de desnivel acumulado de puertaco. La marca personal databa ya de septiembre de 2009 y ya había fracasado al intentar superarla en mayo de este año, dos semanas antes del Soplao. Entonces me sobraron más de 3 minutos.

El marco del reto, además, es insuperable. El Parque Regional de la Pedriza es un espacio protegido donde siempre es una gozada pedalear con la bici. Cuando uno elige este destino para hacer una ruta ya sabe que tiene que enfrentarse a duras y largas subidas por pistas anchas rodeadas de vegetación muy variada con unas vistas espectaculares que llegan hasta la ciudad de Madrid. Qué no se habrá escrito ya sobre este entorno!

Igual que en el mes de mayo, situé la salida en la gasolinera de BP que hay casi frente al castillo de Manzanares El Real, lo cual supuso dos kms y pico de rodaje para calentar las piernas antes de enfrentarme a la colosal subida. Al preparar la bici y mirar las presiones de las cubiertas casi me quedo sin tentativa. El obús de la rueda trasera salió disparado cuando desenrosqué la válvula para meterle aire.

Ya en marcha, un carretero me acercó hasta el desvío hacia el Parque, y una vez que crucé la barrera de entrada puse el modo "sufrir" en activo e intenté acelerar desde el principio para coger un buen ritmo, pero sin llegar al límite que me quemara antes de tiempo. La clave iba a estar en mantener el platillo grande (39 dientes) el mayor tiempo posible.

Según cogía altura comencé a disfrutar de las vistas que tengo más que revistas pero que no me cansarán aún las vea un millón de veces. Me iba encontrando con ciclistas que subían hacia el Collado de los Pastores y a los cuales iba saludando según les pasaba. Lo cortés no quita lo valiente. Me sigue extrañando la cantidad de ellos que afrontan las salidas en bici sin el casco. No sería la primera vez que veo una cabeza abierta en esta zona. De verdad, "Campaña de ponte el casco Ya"... No es difícil caerse con la bici, y el casco es una protección que te puede salvar la vida. Como diría uno que yo me sé: -"no seais mangurrianes y poneros el casco, leche".


Se llama casco y sirve para proteger el coco en caso de caída. Su uso es inocuo y puede salvarte la vida. Póntelo, leche.

Pasados los primeros 5 kms, tenía la sensación de que las piernas no funcionaban mal, a pesar de los dolores estomacales que tuve la pasada semana. De momento, el platico grande seguía engranado con comodidad -Javi, si tu lees esto te echarás a reir, ya que tu subirías con el 44 del tirón-. Durante la escalada hay dos puntos en los que las pendientes suavizan, pero cuando vas a por tiempo, suavizar no es aminorar, sino meter el piñón del 11 y apretar y apretar...

Tras el primer descanso llegan las peores rampas, alguna del 18%, que también conseguí superar con el 39-34 y con buena cadencia. Subía por encima del 85% de las pulsaciones y las mantenía bien siempre que no llegara al umbral de las 91-93% donde comenzaba a sufrir (de hecho la máxima de la ruta no superó el 94%). Me iba ayudando bastante gestionar la velocidad por encima de los dos dígitos fuera cual fuera la pendiente. Superar estas pequeñas metas me mantenía en estado positivo.


En el Collado de los Pastores

La espectacular mañana que había salido en la sierra y la buena temperatura se notaba en la cantidad de ciclistas que había subiendo el puerto, todos a un ritmo más pausado y disfrutón que el mío.

En la horquilla de la antena, a solo 3 kms del final, las sensaciones seguían siendo positivas. Cada vez que veía una bici por delante me servía de acicate para acercarme a ella cuanto antes, y cuando llegaba a su altura soltaba un "vamos" que también funcionaba como saludo al ciclista de turno.

Tras las dos últimas zetas apreté para no bajar el ritmo a pesar de la constancia de las pendientes. Cuando llegué al mirador/meta de mi cronoescalada particular y paré el crono casi me da un soponcio al observar 1h01:29. Joder, casi 4 minutos menos que el tiempo de 2009 y 7 minutos y pico menos que en las semanas previas al Soplao de este año. Reto superado.

El año que viene, si se pone a tiro, intentaré bajar de la hora, cosa difícil, ya que supondrá realizar la ascensión a más de 16kms/h por estos costarrones del señor. Ay madre!!!



No comment.

Una vez que dejé atrás el Collado de los Pastores, me dirigí hacia el Comedero de Buitres para enlazar con la subida a La Nava. Este tramo me lo tomé más relajado y fui disfrutando del paisaje y ambiente que ofrece este espectacular lugar.

En la crono a la Nava volví a poner el modo "intenso" aunque un poquitín menos que en la subida anterior. Tenía por delante casi 6 kms y 400 metros de desnivel de camino bastante descarnado y roto en los primeros compases. Cuando llegas al destino, la montaña te sitúa a 1950 metros de altitud, con Cabeza de Hierro (gracias Chema) protegiéndote las espaldas y un sinfín de kms por divisar a vista de pájaro.



La Nava.

En mi cruzada por bajar el tiempo en la Nava, además de superar sus duras rampas, tuve que fundirme con una manada de caballos que unos pastores guiaban hacia la parte alta de la montaña. "Quien tuviera la potencia de estos animales, jejeje". Hablo de la de las patas, eh! Arriba paré el tiempo en 26'20'', lo que supone 3 minutos menos que en mayo de este año. Buen remate de ruta.


Cuántas tonterías puede llegar a hacer uno en la soledad de los 2.000 metros de altitud


Con casi toda la altura perdida.

Tras unas poses en soledad, monté de nuevo para bajar hacia el Comedero de Buitres (única salida en bici de este lugar) y después cogí la variante de la derecha, es decir, volver sobre mis pasos hacia el Collado de los Pastores para apretarme los kms en subida que antes había hecho en bajada. Puro vicio. Todo ello para evitar la salida natural desde el Comedero hacia la izquierda, que me bajaría directo hacia la salida del Parque.

Del Collado bajé por pista hasta la bifurcación donde sale el camino que lleva a Canto Cochino, y de allí, tras una tachuela más, me dirigí a la salida del Parque -cuya entrada estaba colapsada de coches- y enlacé con la gasolinera de BP, final del trayecto. Allí aparecí tras 3h17 desde la salida (3h02 pedaleadas). Y así completé, una vez más, la versión exprimida de los puertacos y tachuelas de la Pedriza, es decir, 63 kms y 1600 de desnivel acumulado que me hicieron disfrutar como la mejor de las careras. Pues si, estoy contento.

Pedriza forever!!!

sábado, 22 de octubre de 2011

San Lorenzo del Escorial ---> Cueva Valiente

Mis primeros pasos en bici por los montes que rodean Madrid los pedaleé junto a uno de los personajes que más aprecio en este mundillo de las dos ruedas, al cual, además, y como no podía ser de otra forma, considero uno de mis maestros. Mi amigo Juanma "Sportbilly". Con él fue con quien hice mi primera ruta por la sierra, allá por 2007, junto a otro gran amigo, Luis Azañedo "Peguero". Desde aquel momento, ya prehistórico, han pasado muchas cosas que, de una forma o de otra, han dificultado el poder coincidir regularmente con ámbos para disfrutar de una buena mañana por la sierra.



La última vez que pedaleé junto a Juanma fue ya hace un año, y más atrás ni me acuerdo. Son esas cosas que no puden suceder pero suceden y que las partes están de acuerdo en ponerle remedio cuanto antes, pero el remedio no llega. Hasta este fin de semana. Parecía que Juanma comenzaba a retomar el "tema bici" y yo a dejarme llevar por cualquier cosa que signifique "disfrutar en bici". Resultado: ruta a la vista.
Para intentar coincidir con Peguero y así cerrar el círculo que abrimos en aquel invierno de 2007 por la Fuenfría y el Río Moros, propusimos realizar la subida a Cueva Valiente desde San Lorenzo de El Escorial, para que de esta forma el cicerone de la zona no pusiera resistencia a la salida. Pero no pudo ser. Otros quehaceres retrasarán la reunión de la pareja que me metió el veneno de las dos ruedas hasta lo más hondo de mis entrañas.

Así pues, el sábado a las 9:00 de la mañana estaba con mi buen amigo junto a la Universidad María Cristina de San Lorenzo de El Escorial y dispuestos a pasar un gran día de bici por esta zona de la sierra noroeste de Madrid. La salida del pueblo hacia Abantos, a pesar de haberla hecho mil veces, me sigue pareciendo laberíntica. Y el hecho es que nos confundimos y nos metimos unos costarrones de propina que nos quitaron el fresquete mañanero. Nada que no tuviera remedio.







Una vez encontrada la cada vez más pseudo carretera que sube el Monte Abantos por el Puerto del Malagón, los pedales fueron girando sin ninguna prisa, con una amena conversación y muchas risas al recordar el cuaderno de bitácora y las miles de aventuras que lo rellenan. La poca actividad ciclista de mi compañero en los últimos tiempos apenas se notaba ya que la falta de pedaleo no ha ido de la mano con una ausencia deportiva general, sino todo lo contrario. De ahí lo de SPORTbilly.


Culminado Abantos, nos paramos para mordisquear una barrita (esto si que es noticia para mí) y sacar algunas fotos para el recuerdo. Pero pronto nos pusimos en marcha hacia la Casa de la Cueva, lugar que nos dió entrada a los "Pinares Llanos", un lugar mágico que da curso a un sendero por el que resulta extraño ciclar sin Peguero y sus secuaces.

En esta zona da un poco de pena ver lo seco que está el campo, los ríos y los embalses. Normalmente toda esta zona rebosa agua mires donde mires, y en estos momentos la yerba se ha tornado amarilla y el cauce del río que normalmente nos moja más allá de los tobillos era un conjunto de cantos rodados y arena. Una pena. En cualquier caso Pinares Llanos es un disfrute por el aroma que desprende el bosque que te rodea, por el silencio que inunda la zona y ese halo de misticismo que provoca tanta soledad en espacios tan escondidos de la mano humana.



Tras dejar atrás este bosque de pinares salimos de nuevo a la carretera que baja de Abantos para adentrarnos en la pista que pasa junto al campamento de Peguerinos y el embalse de la Aceña. Aquí el terreno vuelve a picar para arriba poco a poco. Juanma y yo seguimos recordando las historias que hemos vivido por aquí en años pasados, como la de aquella quedada en la que apareció Chemis con una bolsa del super con bocadillos colgada del manillar. Y vaya pajarón cogí en aquella ruta.

El desvío a Cueva Valiente se acercaba y con él llegaría el mayor castigo del recorrido. Hasta entonces la mañana había transcurrido plácidamente, el anunciado frío brillaba por su ausencia y el sol relucía desde su atalaya. Todo perfecto.





La ascensión al monte de Cueva Valiente (1904 m) se realiza por una pista descarnada que según se avanza se vuelve más descarnada y cabrona. En su parte central ya no es descarnada, está sencillamente destrozada con piedra suelta y sobre una pendiente que roza el 25%. Un regalito. La primera parte todavía se hace razonable mientras la tracción te deja avanzar. La segunda parte, hasta la curiosa señal que indica doble dirección, cuesta dios y ayuda superarla, y tan solo un pie me sobró para subir del tirón. La tercera parte vuelve a aflojar el desnivel pero el piso sigue estando destrozado. Lo importante para llegar arriba de una vez es no perder la tracción, meterle potencia al motor y un puntillo de suerte. Aquí Juanma penó un poco, pero mucho menos de lo que hubiera previsto viendo su historial con la bici en los últimos tiempos. Está claro que el que tuvo retuvo. Y este elemento retiene.



En el vértice geodésico estuvimos un ratín compartiendo espacio con algún otro biker y varios senderistas que nos miraban con esa cara de -"¿Cómo habrán llegado esas bicis hasta aquí?". En fin, no sabría explicarles cómo, la verdad.


De Cueva Valiente se sale bajando la tercera parte de la ascensión que antes comenté para coger un sendero bastante técnico que nos dirigió hacia la empinada ladera de la montaña que desciende hacia Collado Hornillo. El sendero previo a la bajada definitiva es de los de descabalgar en dos o tres lugares, o al menos nosotros lo hicimos así para no tener un susto inecesario, y aún así yo volqué hacia adelante cuando intentaba superar una piedra. Afortunadamente no me llegué a caer.





Ya en Collado Hornillo le dije a Juanma: "qué gozada de bajada, cómo se disfruta este terreno", aunque esto  lo pensé cuando me vi seguro en suelo firme y sin la pendiente vertical por delante. Como la previsión era llegar a casa a una hora prudente decidimos evitar la subida por el sendero que nos llevaría al Camino de los Refugios y salimos carretera abajo. Juanma por delante y yo siguiéndole. De repente Juanma pegó un giro brusco a la izquierda por un tobogán de tierra y se desequilibró. Vuelo rasante lateral. El hostión fue de época. Menos mal que cayó sobre tierra y evitó las zarzas y las piedras que había por el lugar. Afortunadamente solo fue chapa y pintura y un susto considerable. Lo peor, un golpe con el pedal en el talón de aquiles. "¡Bienvenido a la montaña, amigo!".

Tras disfrutar el sendero que nos bajó a la pista del Campamento Peñas Blancas y superada ésta con amagos de calambres en el femoral de mi compañero, comenzamos a subir Abantos a buen ritmo. En nada y menos llegamos a la Fuente de las Negras, giramos a la derecha, y los últimos repechos de carretera nos deleitaron con una visual impresionante del pueblo de Peguerinos.

El descenso a San Lorenzo decidimos hacerlo por el "camino del silencio" -así creo que lo llaman los autóctonos-. Es una bajada por un senderín con partes de mucha pendiente donde alguno ya se ha dejado su clavícula en el tronco de un árbol. Tomándolo con calma se disfruta de lo lindo. Acabado este último sector pusimos rumbo a los coches por carretera ya que las 14:00 horas era el tope para terminar.

De verdad Juanma que fue un pedazo de placer compartir esta ruta contigo. Ya te dije que las 4h40 que estuvimos juntos se me pasaron en un suspiro. Aguantaste los 51 kms y 1400 de desnivel+ como un jabato. Y además se te vió con esa sonrrisilla de quien va disfrutando. No se lo que haces para estar tan en forma montando tan poco. Sin duda, eres un elegido.

Que no pase otro año, eh!

domingo, 9 de octubre de 2011

Maratón El Carpio de Tajo 2011


La carrera de El Carpio de Tajo no la tenía programada hasta que comencé a leer el hilo de esta prueba en el foro MTB. Me pareció interesante por el tipo de recorrido y la cantidad de galgos que anualmente se citan por allí, así que no me lo pensé dos veces y me inscribí. Luego intenté convencer a Tony y a Jose para que me acompañaran porque me daba miedo ir solo con tanto lobo suelto, pero ámbos rehusaron mi ofrecimiento.

Cuando llegué a El Carpio eran las 9:00 de la mañana del domingo -apenas se encuentra a 105 kms al suroeste de Madrid, en el corazón de la provincia de Toledo-, aparqué el coche y me fui a por el dorsal ya montado en la bici. Para llegar a la plaza había que subir un rampón de 300 metros que preferí hacerlo dando pedales antes que caminando. Los dorsales estaban establecidos por categorías y además del frontal, teníamos que poner en la tija una cinta naranja con el número de marras.

"Una multiherramienta, por favor"

Con todo listo, pude saludar a Felipe Sanchidrián, con el que coincido a menudo por la Casa de Campo y que además se encuentra en un estado de gracia envidiable -no se si lleva 4 o 5 cajones este año-. Cuando nos fuimos hacia la salida él estuvo más avispado que yo y se metió en las primeras líneas mientras yo me quedé rezagado detrás de unos 50 ó 60 corredores por delante y 350 por detrás. Y vaya nivel, Maribel. Echando un simple vistazo pude ver mucho Red Ciclista, mucho Ozone, mucho Daganzo, algún Karacol, algún Golpe de Pedal, ganadores de carreras master 30 y 40 de los Open regionales, en fin...

Al lado de Nacho Vara, nunca tan cerca!!!

A las 10:03 se dio la salida neutralizada que nos paseó por las calles del pueblo hasta que la moto nos soltó a las pistas donde se comenzó a volar. Y esta palabra, esta vez, hay que tomarla literal. Durante los primeros minutos, a más de 40 por hora, intenté no perder rueda con los que me precedían. Si me quedaba cortado ya sería imposible recuperar. Pero claro, el grupo de delante no era el grupo de los primeros. Me había vuelto a pasar lo mismo que la semana pasada en la 'Sierra Norte', tenía no menos de 80 o 90 unidades por delante que, en esta ocasión, iba a costar remontar un mundo debido al tipo de recorrido, pocas subidas y muy de ir a plato a mil por hora y en grandes grupos. Me sigo quedando con la duda de cuánto tiempo sería capaz de aguantar la rueda a los más rápidos.

 Sanchiiiii, que se te van!

Grupo perseguidor de los perseguidores de los primeros... Ahí voy yo :P

Mi única arma era tener paciencia, intentar no perder comba con los que iban conmigo y poco a poco, cuando la gente comenzara a flojear ir saltando de grupo en grupo y, así, ir ganando puestos. Decir que los primeros kms se hicieron rápido se queda muy corto. Es muy probable que durante el primer tercio de carrera la velocidad media fuera en torno a 27 o 28 kms/h... qué locura!!!

Poco a poco los grupos se iban rompiendo y cuando comenzamos a subir las primeras rampas me fue más fácil irme de mis acompañantes en busca de unidades delanteras. En una bajada, más o menos en el km 15, uno que iba en mi grupo perdió los dos bidones... Solidariamente le ofrecí el mío para que diera un sorbo, lo que casi me cuesta una caída por soltar una mano del manillar a esas velocidades.

En la subida al alto de la Quintanilla, primera ascensión seria, las cosas estaban ya más o menos organizadas. El pelotón de los primeros con casi 20 corredores; en medio, las unidades que iban cortándose de la cabeza; ganando terreno sobre los anteriores un grupo de perseguidores bastante nutrido; y, de forma muy estirada y casi pegados a estos, una tercera grupeta entre los que iba yo. Según transcurrían los kms nos íbamos tragando los cadáveres de los dos primeros grupos como en un comecocos.

Subiendo al alto de la Quintanilla

Alrededor del km 40 y después de otra subida tendidilla la situación por delante ya estaba muy despejada y apenas se intuía gente a lo lejos. Pasé al lado de Sanchi, quien estaba reparando un pinchazo que el líquido no fue capaz de sellar. Una pena por que en ese momento iba 14º (por delante de Nacho Vara!!!).

Lo siguiente en llegar fue un cortafuegos con bastantes piedras que había que bajar con mucho tiento ya que una caída sobre semejante colchón  podía desgraciarte. Abajo no pude más y tuve que parar porque la vejiga me estallaba. Perdí un minuto y ninguna posición... eso sí, el compañero con el que estaba rodando en ese momento se me fue y me metió un mundo que me costó recuperar 10 o 12 minutos de luchar contraviento a todo lo que daban las piernas.

Llegando al puente que pasa sobre el río Tajo, me eché encima de otro grupo con el que me propuse rodar un rato para recuperar, pero pronto llegaron unas rampas duras que me permitieron irme por delante hacia la penúltima subida del día. Allí nos esperaban pendientes del 20% que me ayudaron a ganar otras cinco o seis posiciones. Una de ellas fue a costa de Israel Corrochano, un galgo de cuidado, al que me extrañó ver tan atrás y al que de vez en cuando también veo entrenar por la Casa de Campo.


Tras estas últimas subidas nos gritaron que hasta la meta casi todo es bajada -esta información he aprendido a mantenerla en cuarentena ya que casi siempre suele ser mentira, aunque siempre te la dan para animarte-. Quedaban siete kms, cinco de ir a tren y dos con sorpresa. En el llano cojo a otros dos y cuando ya vemos las casas de El Carpio de Tajo acercarse... nanai de la China. Curvón a la derecha, paso por un tunelito y pa´rriba... pero pa'rriba, pa'rriba... Nos esperaban varios costarrones donde el cuenta me llegó a marcar un 25% y donde mi máximo aliado fue el molinillo. Aún así, pude superar a otro corredor. Tenía en el punto de mira a dos más, uno con la equipación española y un Red Ciclista... pero no sabía si iba a tener tiempo para llegar a ellos.


Fueron cuatro o cinco rampones donde superado el último me cantaron el puesto 21º¡!... Ya no quedaba más que bajar por un sendero muy rápido donde un banco de arena le jugó una mala pasada al de la equipación española tirándolo al suelo. Pude sortearle de milagro. En la arboleda que nos daba la entrada al pueblo pude adelantarle, y en el rampón final por dónde a primera hora había subido a por el dorsal, demarré para no ser cazado por ninguno de los que traía por detrás, no menos de cuatro lobos hambrientos. Los gritos de la gente animando en ese momento hacen fácil ponerte al máximo de pulsaciones y entrar bajo el arco con holgura y sin presiones.

Terminé con un tiempo de 2h41'. Destacar la media de casi 24 kms/h durante los 63 kms y algo más de 1000 metros de desnivel positivo del recorrido. Diabólico. Las posiciones finales fueron 6º en Máster 40, y 20º de la general. Me quedé a cuatro minutos del cajón en Máster 40, lo cual hubiera sido de fuegos artificiales dado el nivel que gastó esta prueba. Aquí no se puede hablar de tiempo de pedaleo, ya que hubo 0 paradas. Ni rellenar el bidón en los avituallamientos... solo el agua del canario del km40... Así no se puede ir, nos van a multar!!!

Clasificación.

Según entrábamos en meta, la organización nos regaló dos bolsas con un montón de productos de la tierra que harán las delicias del paladar durante algún tiempo. En casa me dijeron que porqué no iba  a más carreras como esta, jajaja...


La organización fue de 10 por la puesta en escena de la carrera, el marcaje del recorrido y el despliegue de personal en los puntos claves. Es muy probable que en 2012 me vean otra vez por allí. Ya veremos.

De momento, El Carpio de Tajo cierra la temporada en lo relativo a carreras y maratones y a todo lo que supone llegar a ellas con la motivación suficiente para estar lo más adelante posible. A partir de ahora me iré dejando llevar hasta final de año con buenas rutas con los amigos. Esas de charleta y bocadillo. Se acabó por este año lo de perseguir ciclistas...

Ha sido una temporada donde he disfrutado mucho de las pruebas con dorsal, quizás porque me he encontrado bien, porque he tenido suerte con las averías, caídas, pinchazos, no lo se... pero desde el Soplao de mayo, pasando por las etapas de la Madrid Bikex, o la mega aventura austriaca en Bad Goisern, hasta estas últimas carreras de septiembre y octubre... todas me han dejado un regusto muy positivo. Sólo espero seguir encontrando la motivación para que el 2012 sea, al menos como este 2011. Lo de meterme en el Open de Madrid me sigue dando mucha pereza, y creo que no estoy hecho para exprimirme durante una hora y pico y ya. Aunque todo se verá...

domingo, 2 de octubre de 2011

Maratón Sierra Norte 2011

Una de las maratones clásicas dentro del calendario madrileño es sin duda la "Sierra Norte". Con esta ya van once ediciones, las dos últimas bajo el amparo del club Madroño BTT. La verdad es que da gusto participar en eventos con una organización como esta, de principio a fin lo tienen todo atado y anudado. Señalización, información de controles y zonas peligrosas, avituallamientos... Además, el personal que tienen desplegado a lo largo de todo el recorrido no deja lugar a posibles equivocaciones en los cruces. Y para rematar, tienen a una banda de chavalines marcando los dorsales en los controles que solo con verles la cara de ilusión cuando llegas a toda pastilla dan ganas de hacerles la ola.


La Sierra Norte de este año se presentaba un poco antes de lo acostumbrado, y siendo allá por 2007 mi primera carrera no-competitiva (lo que ha llovido desde entonces!!!) le tengo un aprecio especial. Esto sumado a las ganas de quitarme el amargo sabor de boca que nos dejó la anulación de los 88 de Mammoth una semana atrás formaba un cóctel explosivo. En definitiva, muchas ganas de rematar la temporada con un resultado positivo.

El recorrido de esta marcha gira en torno a la sierra de la Cabrera y el Medio Celemín, por zonas donde hay todo tipo de terrenos, desde las trialeras y planchas de granito donde hay que tener cierta pericia encima de la bici, pasando por pistas o caminos donde se puede rodar rápido -aunque este año la cantidad de arena lo hacía complicado- y senderos entre jaras donde las piernas se llevan bonitos arañazos como recuerdos de nuestro paso. Un disfrute absoluto con 80 kms y 1400 metros de desnivel positivo de puro BTT.


Poco antes de la salida, entre los nervios y el frío, pude charlar un poco con mi pareja frustrada en los 88, el gran Tony; con Bruna, que venía de hacerse la Pedals de Occitania en los pirineos franceses; y con los hermanos Blasco, a los cuales no veía desde la Madrid Bikex. También vi a lo lejos a Joaquín, Borja y demás corredores de alta alcurnia, a los que no pude saludar hasta el final de la mañana... Por cierto que casi me presento en la salida sin poner el dorsal a la bike. Vaya cabeza.

A las 8:45 se dio la salida neutralizada. Los miembros del Altillo abrieron el pelotón por las calles del Berrueco y 600 bikers les secundamos por detrás. A algunos les sigue costando mantener la distancia de seguridad con la moto que abre la carrera. A mi, como siempre, todo esto me pilla algo despistado. No tengo el instinto asesino que saca a la fiera que llevamos dentro para coger las primeras posiciones. Cuando entramos en la pista que daba vía libre a la carrera, me precedían no menos de 100 tíos con lo que, como siempre, había que intentar remontar.


Nada más comenzar a pedalear noto que voy con buenas sensaciones pero intento no exprimirme desde el inicio. Los caminos estaban muuuuy secos y la abundancia de arena y grava podía tirarte como pusieras demasiado entusiasmo en los primeros kms, así que tomé precauciones para no echar por traste el prometedor día de BTT que tenía por delante.

Al poco de comenzar ya tenía a tiro el maillot blanco de Euskadi Extrem de Tony -este si que anda avispado en las salidas-, otro indicador de que las patas hoy acompañaban. Pero después de descender las primeras trialeras y de rodar por unas pistas donde se pone el modo locomotora, dejé de sentir en el rebufo a mi querido compañero, lo cual me extrañó bastante ya que apenas llevaríamos 15 kms y no era normal que se descolgara tan rápido. De vez en cuando, cuando las vistas a los caminos se abrían, creía intuir la cabeza de carrera, o eso me imaginaba yo para motivarme en mi lucha por no perder la buena marcha que llevaba hasta ese momento.

Foto de Luis Montero Cimas www.tem40k.es

Por otro lado, no quería estropear nada en la bici e intentaba ser muy cuidadoso con los cambios y anticiparme en todo momento al terreno. También rezaba para no pinchar ya que el año pasado un inoportuno reventón me tuvo un buen rato parado. Con todo iba disfrutando del día, del entorno y de la excelente temperatura que nos acompañaba. Y es que con la fantástica organización y una atención tan buena a los corredores uno se siente como en casa.


Poco a poco fueron pasando los kms. Los primeros 23 volaron en apenas una hora de carrera. El objetivo, si el ritmo se mantenía, era bajar de las 4 horas, aunque el reto iba a ser molto complicado. El año pasado terminé -pinchazo incluído- en 4h35, con lo que el márgen de mejora tendría que ser espectacular. Lo importante es que me iba encontrando cómodo encima de la bici, sin presiones por delante ni por detrás y saltando de grupo en grupo buscando otro maillot: el arlequinado rojo y azul de mibotadevino.com de David Blasco, al que tenía por delante y que, sin duda, era una rueda ganadora; no en balde el año pasado quedó 12º en este mismo recorrido. Pero para ello había que remar todavía bastante.


La bajada donde reventé hace un año la tomé con las precauciones oportunas. Al terminarla tuve que hacer parada técnica justo cuando cogía a un grupo al que llevaba visualizando bastante tiempo. Tras montarme de nuevo y subir un sendero pude disfrutar del descenso que nos sacaría a la pista del Canal, seguramente el de más pendiente de todo el recorrido. A partir de ese punto, dos o tres kms de subida por asfalto roto donde no se porqué, pero se vuela... Las sucesivas eses de esta antigua carretera preceden a una pequeña subida que se pasa rápido y donde la organización había situado el segundo control de paso.

Al poco tiempo siento que de nuevo tengo ganas de pipi pero decido no parar hasta llegar al 2º avituallamiento. Ya tenía la visual del maillot de David Blasco aunque no logré alcanzarle hasta que llegamos al avituallamiento del km 45. Y como yo ahí, además de rellenar el bidón tenía que hacer más cosas, tanto él como su grupo se me volvieron a escapar. Les cogí en las estribaciones del Medio Celemín, la subida más dura y larga de toda la ruta y, a la vez, la zona más espectacular de toda la carrera por la frondosidad del bosque que atravesamos en las partes más bajas de la ascensión. Una vez atrapado el mayor de los Blasco, le insisto para que me coja la rueda, pero me dice que prefiere ir a su ritmo. De ese minipelotón me marcho con uno del CC Torrejón con el que compartí bastantes kms. Por detrás el vacío. Por delante ganamos todavía algún puesto a la gente que iba acalambrada...


Tras pasar el tercer avituallamiento, donde apenas me tomé un vaso de agua y medio plátano, continué mi contrareloj particular en busca de las 4 horas con la ayuda de mi compañero de fuga que en las zonas más llanas iba tirando fuerte. En esos momentos el cuenta me marcaba una media de 20,3 kms/h con lo que era factible conseguir el objetivo. Había que mantener. Pero en una de las trialeras que nos tocó bajar en ese momento, un biker al que llevábamos por detrás me adelantó como un poseso y me hizo coger la "zona sucia" donde me calcé un guantazo importante. Salí por orejas y, al caer, la bici me hizo una llave de tijera en el muslo. Al levantarme tenía un dolor intenso en el cuadriceps y apenas podía pedalear. Tras temerme lo peor, el dolor se fue mitigando hasta casi desaparecer... ¡!

En pocos minutos volví a coger a mi compañero del CC Torrejón. Por cierto, el que bajó con tanta prisa la trialera estaba en la siguiente subida parado al lado de su bici con unos calambres importantes. Si es que las prisas no son buenas.

Cuando llegamos a las pistas que van paralelas a la N-I mi compañero del CC Torrejón se fue quedando rezagado. Por delante vi a un ciclista al que no me costó demasiado dar alcance e incluso pasarle en lo que sería la última subida de la prueba. Faltaban 10 kms para el final. Este último repecho, con bastante pendiente y muy descarnado, costó lo suyo superarlo y creo que allí me dejé el último aliento.


A partir de este momento cruzamos un puente sobre la vía del tren y nos dirigimos a los últimos senderos que en poco más de 8 kms nos dejarían a las puertas del Berrueco, trayecto donde perdí la rueda de este último biker, mucho más hábil que yo en el terreno roto por el que circulábamos.


La entrada bajo el arco de meta la hice con un tiempo de 4h09' en la posición 21º, así que finalmente no pude bajar de las 4 horas (las marcó el puesto 14º). Por lo menos el que ganó llevaba mi apellido, Rodrigo Gil Abascal, que terminó en 3h45.

Clasificación.

En resumidas cuentas, quedé bastante contento con las sensaciones que tuve y el tiempo final. No hace demasiado un resultado así era pura ciencia ficción para mí, así que no puedo quejarme... aunque sigo queriendo más... :D

Nada más llegar me encontré con uno de mis compañeros de fatigas en la Salzka, Joaquín Álvarez, que había terminado 5º. Vaya máquina está hecho, este chaval se va a salir en el Open de Madrid de este año.... La mala noticia fue enterarme de la retirada de Tony por partir la cadena en dos ocasiones y de la caída de Borja Chivato con rotura de clavícula en una de las primeras trialeras.


Tras la batalla llegaba el tiempo de las risas, las historias y los planes de futuro mientras nos poníamos ciegos de cervezas, empanada, pasta y melón... Todo buenísimo. Otra vez hay que dar la enhorabuena al Club Madroño de BTT por la espectacular maratón que nos han vuelto a montar. Y agradecer especialmente a José Sastre, Javi Arganda y a todos los que estuvieron realizando fotos por sacarnos tan guapos y tan majos. Gracias de verdad.


Verte rodeado de cracks por todos lados es el mejor fin de fiesta para este clásico de la sierra de Madrid. Que no nos falte ningún año.

El próximo fin de semana echo el cierre a la temporada con la maratón de Carpio de Tajo (Toledo). A ver cómo se da.