τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

domingo, 28 de marzo de 2010

Pozuelo-Canto Cochino. Buscando el fondo perdido.

Quedan menos de dos meses ya para una de las citas del año: Los Diez Mil del Soplao. Las intenciones pre-invernales de preparación se han ido al traste por este crudo invierno que hemos pasado ya (espero), y solo la sufrida Casa de Campo y las tierras caudetenses me ha visto pedalear hasta el día de hoy con cierta regularidad. Quedan pues ocho escasas semanas para machacar piernas y espíritu, y ya pueden venir con buen clima y buen ánimo.

Este fin de semana ha sido complicado para organizar salidas. El sábado, una boda mañanera de las que te parten el día y el crecimiento de un orzuelo a tamaño bola de golf, me lo pusieron bastante complicado. Hice un intento a las 6:30 de la mañana pero no duré ni dos horas, y tras 50 kms, me volví a casa con el rabo entre las piernas y preocupado por no ser capaz de levantar las pulsaciones a los valores normales. Claro que con 4 horas de sueño mal dormidas y un balón de fútbol en un ojo, quien se atreve a exigirle algo al corazón.

El domingo la cosa cambió. Me levanté tarde, con horas suficientes de sueño, y el orzuelo algo más contenido. Le dije a mi mujer que no me esperaran a comer, aunque dependía de que retornaran las sensaciones normales. Salí de casa sobre las 12:00 (que realmente eran las 13:00) y me dirigí a la Casa de Campo para coger el carril bici dirección norte. Pronto noté que el cuerpo respondía, que aceleraba el corazón con normalidad y que había ganas de pedalear.

Mientras llegaba a Tres Cantos y veía como me iba acercando a la sierra, planifiqué el resto de la ruta. En vez de ir hasta Soto del Real como el domingo pasado (110 kms ida y vuelta), cambiaría el destino por Manzanares El Real, y de allí a La Pedriza. Una vez en la entrada del Parque Regional, ya decidiría si continuaba un poco más o no.

Hasta la Pedriza salieron 60 kms. Sin pensar mucho en que había que volver a casa en el mismo medio de transporte en el que había llegado hasta las estribaciones de la sierra, y deshacer lo andado, continué por las primeras rampas asfaltadas hasta el desvío a la izquierda donde la pista eleva sus porcentajes entre zetas sinuosas. Sin darme cuenta y tras media hora de ascensión llego al punto en el que a la derecha llega la pista de Canto Cochino (alt. 1311). “Creo que ahueco el ala por aquí”, pensé, e inicié el descenso hasta la entrada del Parque, pasando la tachuela que hay tras Canto Cochino. La subida hasta el Collado de los Pastores y, quizás La Nava, la dejaré para más adelante.

Tras los kms acumulados y sumando los de vuelta hasta casa, había quedado una salida bastante respetable en la que se trataba de afinar un poco el fondo. Al final, los 140 kms de ruta, con 1300 de desnivel acumulado, me mantuvieron pedaleando 5h42, más los siete minutos de parón en La Pedriza donde pude contemplar otra vez los impresionantes paisajes de aquella zona de la sierra madrileña.

Terminada la ruta, con las cervicales deshechas, pensé “Ahí va, pero si no he hecho ni una pobre foto”. Si es que no se puede ir tan enfrascado, jejeje. Para la próxima, que espero que sea tan pronto como llegue el próximo fin de semana.

miércoles, 17 de marzo de 2010

La Inmortal de Caudete '10




Qué raro, tres meses sin meter una crónica, casi se me ha olvidado escribir. El caso es que sigo por aquí, que no es poco, luchando para que el día estire sus horas, y si no se puede, buscando la noche como penúltima alternativa. El caso es buscar tiempo, sacar huecos de donde sea para montar en bici y tener un mínimo para afrontar los retos de este año.

Y en estas llegó la primera prueba del año, y además fuera de Madrid, cerca de Alicante. Perfecto para desintoxicarse con una visita al Mar Mediterráneo tras este horrible invierno que estamos sufriendo. Me llevo la compañía de toda la familia para que disfruten de temperaturas más aceptables que las que venimos teniendo en Madrid. El anochecer del viernes ya nos ve alojados en un bonito apartamento de la Playa de San Juan que nos ceden el fin de semana unos familiares. Así da gusto.



Esta carrera es una de las más populares en Levante, y forma parte del Circuíto Provincial de la Diputación de Albacete. En la salida nos juntamos cerca de 750 bikers dispuestos a darlo todo por estas serranías tan desconocidas para mi. Por delante, 60 kms con una previsión de 1500 metros de desnivel acumulado. Sin parecer demasiado dura, el desconocimiento del terreno me hacía ser reservado y las expectativas de hacer un buen resultado las mantenía en cuarentena ya que este año todo los kms que he hecho han sido solo en carretera y sin apenas desnivel acumulado. Mucho rodaje suave. La sierra de Madrid, de momento, sin tocarla.


El día, frío pero soleado (el termómetro llegó a marcar -4ºC llegando a Caudete), invitaba a una buena paliza con la bici por estos montes. Y doy fe de que así fue, ya que después de la subida desde Caudete a las antenas por el Parque Eólico y salvados los primeros 700 metros de desnivel, el resto del recorrido fue un contínuo rompepiernas, donde los varios kms de senderos entre bosques de pino mediterráneo fueron la sorpresa positiva para todos. Un par de bajadas por cortafuegos y algunas subidas cortas al 25% terminaron de definir un recorrido bastante exigente.

El resultado final en cuanto a posición y tiempo fue bastante decepcionante, pero... es lo que hay. Invierno duro, mucha lluvia, no demasiados kms, la edad que no perdona, jejeje... El animalito que ganó se hizo el tema en 2h33, pero es que el que llegó en la posición 100, solo perdió 30 minutos con el primero. Yo no se que les dan de comer a esta gente, pero va a ver que tomar nota.


Finalmente entré el 431 con un tiempo de 3h50, y con la sensación de haber disfrutado mucho de un recorrido nuevo en un lugar diferente, pero con el pensamiento de que quizás haya que revalorar los objetivos y retos de este año. Los días tienen 24 horas!

Prueba recomendable por la organización, la gente y el abundante público que, situado en los puntos estratégicos, no dejaron de dar ánimos y aliento a los que nos íbamos dejando la piel por esos caminos y sendas.

Veremos si el año que viene vuelvo a intentarlo. Es más que probable.