τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

martes, 31 de mayo de 2011

Navacerrada y la Morcuera. Que viene el lobo!!!

Una semana después del Soplao las ganas de coger la bici están bajo mínimos, las piernas siguen cargadas y la motivación casi ha desaparecido. Pero hay que seguir. Básicamente porque allá, en la profundidad del bosque, comienzo ya a escuchar los aullidos del lobo. Cada vez más cerca. A 47 días!!!


Y por el camino se ha metido una carrera de tres etapas por la sierra de Madrid donde la participación parece que va a ser escasa pero de nivel. A ver como nos defendemos y cómo nos vamos recuperando de un día para otro.

Joer, como baja Caperucita... Y sin doble.

El caso es que sin mucho más que contar, además de la ansiedad que me genera la Salzkammergut Trophy -una locura sin precedentes por su dureza casi sobrehumana-, la bici tiene que seguir rodando si quiero tener alguna posibilidad de llegar medianamente digno a Bad Goisern el 16 de julio.


El domingo, para no abandonar la rutina de los puertos, me programé una rutica con la bici de carretera desde Soto del Real hacia Mataelpino con el Puerto de Navacerrada y el de la Morcuera como únicas dificultades montañosas. Apenas 90 kms y 1.700 de desnivel acumulado que me ayudaron a permanecer en tensión antes de la Madrid Bikex. Y vaya si mantuve la tensión. Cayó un tormentón en la sierra que dejó las bajadas de los puertos para circular con el Rosario bien apretado. Al menos tuve la suerte de llevar las nubes siempre por delante y escapar de sus cansinos goterones.

Y el lobo sigue acercándose...

miércoles, 25 de mayo de 2011

10.000 del Soplao 2011... Volveré!

Un año más, ya estamos de nuevo en la rutina diaria después de la aventura del Soplao y, de verdad, que se hace difícil volver a la realidad tras vivir las sensaciones y la magia que rodean a esta prueba.

Un año más vuelvo a dar las gracias al pueblo entero de Cabezón de la Sal, a su club ciclista y a la gente de otros pueblos que se agolpan a lo largo del recorrido para aplaudir a los corredores, emocionarnos y hacer que demos un poco más de lo que llevamos dentro.

Un año más me voy más que satisfecho por mi rendimiento, por la suerte de no sufrir averías ni contratiempos, pero sobre todo, por saborear cada centímetro del recorrido, inigualable, espectacular, y digno en muchos tramos de una película de duendes y hadas.

Y un año más, he tenido la fortuna de compartir dos días y dos noches con un grupo de gente maravillosa a la que no puedo más que felicitar por lo grandes que son como ciclistas, pero aún mejores como personas. Gracias a Luis, Eduardo, Javier y Jose Ramón con quienes conviví en la casa de Cos, con quienes compartí un emocionante post carrera y con quienes fuimos a comer el archi famoso chuletón de buey el domingo antes de viajar de vuelta a la rutina diaria.

Con Peguero, Clara y Carlos al recoger los dorsales.

En cuanto al desarrollo de los acontecimientos, lo de todos los años: la intriga por la climatología nos mantuvo en vilo hasta el último momento. Y el viernes llega el previo, el viaje, la llegada a Cabezón, las miles de bicis que se ven por todos lados, el encuentro con amigos de diferentes lugares de España (algunos muy especiales), el ambiente de la carpa y la recogida de dorsales, todo ello provoca un gusanillo en el estómago que ya no se te quita hasta la traca que da el pistoletazo de salida a la carrera a las 8:00 de la mañana del día siguiente. Es el momento en el que 8.000 pedales se pondrán en movimiento para enfrentarse a 165 kms y 4200 metros de desnivel positivo.

Cos, 6:50, motores encendidos: De izqda a dcha José Ramón, Pichi, Eduardo, Luis y el que suscribe

Con todo el tinglado medio organizado y con la alegría de haber saludado a gente que hacía tiempo que no veíamos como Clara, Carlos, Ada, Santi... y con la esperanza de encontrarme con algunos otros, nos metimos en la faena de la cena, el preparativo de las bicis y las decisiones de si voy de corto o de largo, si me pongo falda o camisón... Cómo somos!!! La cena venía casi preparada desde Madrid ya que la santa mujer de Luis y la santa madre de Javier habían preparado macarrones, salsa bolognesa y un boll de arroz que no se lo salta un gitano (¿de dónde vendrá este dicho?).

Los nervios a flor de piel

El reparto de habitaciones metió a cada mochuelo en su nido, con sus nervios, sus interrogantes y sus ambiciones. Del grupo, Eduardo, José Ramón y Javier se estrenaban en el Soplao; Luis iba a por su segunda participación; y el que suscribe sólo había fallado en la primera edición. Pero todos, por unas razones u otras, teníamos los nervios a flor de piel. La luz se apagó hasta el día siguiente. Los despertadores no tuvieron que sonar para que saltásemos de las camas. A las 5:50 am el desayuno estaba puesto, los corredores vestidos y las bicis preparadas.

Vaya grupo de máquinas.

Pocos minutos pasaban de las 7:00 am cuando llegamos a la salida y cual fue nuestra sorpresa al encontramos un aluvión de gente delante nuestro, seguramente ya habría más de 1200 puestos por delante, con lo que la resignación fue la mejor de las medidas. Con el crecimiento exponencial que está teniendo esta carrera sería conveniente pensar en un sistema de cajones. En la espera, al menos, te encuentras con gente conocida... Estuve con Dani (Varilux), saludé a Buje (Forobici) y me acordé de los ausentes. La verdad es que los minutos pasaron rápido, los últimos 20 segundos cantados por todo el pelotón, la música de AC/DC... y la traca. Los pelos de punta... Y se dió la salida.

Hasta que conseguimos pasar bajo el arco de meta pasaron casi 5 minutos, lo cual me hizo tirar hacia adelante todo lo que pude, primero en la carretera y luego en la pista que nos dirigía hacia las rampas del Monte Corona. Las sensaciones de salida fueron muy buenas, aunque iba tan encendido que ni miraba pulsaciones ni nada, solo buscaba huecos por donde pasar. Adelanté a gente hasta aburrirme, grupos enteros que no salían con ánimo competitivo, sino a pasar un gran día de BTT.

Tras hacer cumbre comenzaba la bajada hacia Caviedes, y sabiendo como estaba la pista de seca, con bastante grajilla, me lo tomé con bastante calma. Descendí conservador sin importarme que me pasaran unos cuantos que iban bastante más deprisa.

Así llegamos al primer avituallamiento. Ritmo alto y sensación de haber eliminado bastante gente ya, por lo que me tranquilicé un poco. El avituallamiento lo hice en marcha, me comí media barrita y seguí hacia adelante. En estos tramos coincidí con una grupeta del CC de Algeciras, aupa!!! y en un pis-pas estábamos a los pies de las Lastras, en el pueblo de la Cocina. Los primeros metros fueron un desastre. Tapón y a andar. 40 metros caminando. Pude montarme de nuevo para subir con ritmillo ya del tirón. Alucinante la gente que se concentra en este punto, todos ellos te animan y te impulsan para arriba. Te hacen sentir que estás en un evento especial. Aquí me encontré con Clara que subía con buen ritmo. "-Vamos Clara!!!

Dani, del Varilux, en las Lastras. Su primer Soplao en 8h01

La siguiente dificultad estaba en la subida al Soplao, unas eses muy tendidas por las que se pasa deprisa y donde me seguí quitando gente de delante. Al avituallamiento del Soplao llegué en 1h48', a 22' de la cabeza. Aquí si paré a evacuar, llenar el bidón y comer un plátano, ni dos minutos. Gracias a la organización que te lo traía todo a la bici, los chicos te preguntaban que querías y te lo ponían servido. Increíble.

La bajada del Soplao por la trialera hasta Celis vuelvo a hacerla conservadora, llevaba las Fast Track muy gastadas y agarraban poco, o nada. Entre eso y que cada vez bajo peor, me pasaron otros cuantos ciclistas. Sin duda mi rémora en este Soplao.

Abajo teníamos un tramo largo de carretera hasta Carmona donde el año pasado conseguimos hacer una grupeta que nos vino de miedo para ir rápido sin desgastar mucho. Este año no conseguíamos hacer grupo, todos iban más despacio de lo que a mi me venía bien y decidí tirar yo solo. En este tramo vi a Ada a la que ofrecí la rueda para acercarla a algún grupo.

Monte Aa. Era la primera vez que subía esta pared con un 26 y tenía mis dudas. Conseguí una cadencia buena y me sobró el píñón del 34 con lo que terminé encantado del doble plato. Esta subida se me hizo bastante rápida. Iba pensando en la referencia horaria del año pasado cuando llegué al avituallamiento de Casa del Monte a las 11:00am, con tres horas de carrera. Y no lo tenía claro, iba con algunos minutos de retraso por la salida tan caótica. Tenía tarea por delante si quería bajar el tiempo del año pasado.

Dejando Monte Aa atrás

La bajada de Monte Aa, más de lo mismo, despacio y sin arriesgar nada... Me seguía pasando gente pero ya menos que en los anteriores descensos. Habíamos conseguido una posición de carrera bastante holgada. Era hora de tirar!!! Hasta Casa del Monte, volé literalmente, y en Ruente, tras pasar por el puentuco, decir que la carne se me puso de gallina es quedarse muy corto, creo que se me separó del cuerpo de la emoción. Dios, cuanta gente, animando, aplaudiendo, ufff, qué grandeeee!!!

En el avituallamiento previo al Moral me encontré con Joaquín (CC Colmenar). "Joer, si estoy aquí con este máquina, no voy mal", pensé. Charlamos 3 minutos, una barrita, un plátano y a la bici de nuevo. Él salió antes que yo, y aunque me invitó a ir con su rueda, preferí ir a mi ritmo sin agobios. El Moral es el inicio del verdadero Soplao, de los puertos largos, del calor o del frío, de las emociones, de los lugares donde ganas el Soplao o lo pierdes. Decidí meter el 26 para ir con cadencia y con piñones intermedios. Y así, chini-chano, comiendo y bebiendo durante 59 minutos (casi 7 minutos menos que en 2010) corono el Moral con 4h10 de carrera.

Sin parar decido bajar hasta Juzmeana, como siempre, suave. Aún así, en esta bajada tuve algún susto por la falta de agarre de la rueda delantera, así que "no digo más". En la carretera que se dirige hacia Bárcena Mayor había un montón de público y filas interminables de coches aparcados en las cunetas. Tremendo, parecía cualquier carrera de profesionales. A la entrada de Bárcena, más de lo mismo. Más emoción.

Fran Ventoso, antes de retirarse.

Entrando en Bárcena Mayor

Bárcena Mayor recibiendo a Clara

Km.94 de carrera, Área Recreativa de Bárcena Mayor. Retirada de Fran Ventoso. Uno menos por adelantar, jajaja... Avituallamiento. Aquí coincido con David Blasco (Mibotadevino.com) ganador de la Maratón de Ayllón del año pasado y compañero de fatigas para la Salzka del mes de julio. Charlé con el mientras me comía un bocadillo de jamón y una Coca Cola. Antes de montarme en la bici, media barrita y un plátano. Por delante casi 15 kms de puerto. Cruz de Fuentes, la cara o la cruz del Soplao. Es un puerto que por lo general se me da bien, lo conozco a la perfección y se donde se puede apretar, así que llevo a cabo una subida fuerte pero sin ir al límite. Me dió para pasar a todo lo que se movía con dos ruedas por allí. Llegué arriba en 1h05', 9 minutos menos que el año pasado. En los 3 últimos kms nos cayó una tormenta de las de trueno-trueno y goterón-goterón! Incluso vino bien. De la cumbre en adelante no volvió a caer ni una gota más.

La gente de Mammoth dándolo todo en Fuentes

En el alto rellené el bidón, comí un plátano y disfruté del tratamiento de los niños hacia los corredores. Uno de ellos me tocó como si yo fuera extraterrestre. "Que les harán a los primeros?" De verdad, gracias de corazón porque me sentí grande.

Aquí comenzábamos el tramo nuevo que posiblemente me iba a impedir bajar el tiempo del año pasado ya que, según datos oficiales, retrasaba unos 15 minutos con respecto al trayecto anterior por el asfalto de Palombera. Primero nos ofreció una pista en bajada bastante rápida para ir cogiendo desnivel entre piedras cada vez más grandes. Como dice Peguero, puro territorio para las dobles. Un ciclista andaluz me dijo: "Quillo, todo lo que ganas en las subidas lo pierdes bajando". "Esto no puede ser", pensaba mientras me adelantaba. "Espérate que pique para arriba el camino, veremos quien se pone por delante..."

Subiendo Cruz de Fuentes con la tormenta encima

Los nuevos tramos son un espectáculo puro, la marcha pasa por un hayedo increíble donde habitan las brujas, gnomos, hadas y demás vecinos misteriosos. No sabía si llegaría a mi objetivo pero pasar por aquí ya era un premio. Cuando se terminó la angustiosa bajada, "mierda de piedras", iba mascullando, y el terreno se empezó a inclinar para arriba, los pedales volvieron a echar fuego. Llegué al avituallamiento de Ozcaba tan fresco que ni paré, y me dirigí directaente hacia el cresteo para subir a Venta Vieja. En este tramo el calor me hizo bajar un poco el ritmo. A Venta Vieja (p.k.123) llegué con 6h47 de carrera y 9 minutos de retraso con respecto al año pasado. "Espabila que lo tienes ahí".

Terminando el tramo nuevo y llegando al avituallamiento de Ozcaba.

El éxito de la misión iba a depender de la subida al puerto del Moral, mi cruz en todos los Soplaos anteriores, donde llego desfondado, así que la interrogación seguía abierta. Pero antes había que bajar la pista hasta Colsa, los Tojos y el arroyo Juzmeana. Y ésta no es moco de pavo. Es una pista incómoda, con muchas piedras, donde uno se juega el tipo como hagas alguna tontería. De hecho hubo bastantes caídas este año. De Colsa hasta la carretera se baja por asfalto y ahí si fui a lo que dio la bici, rozando los 70 kms/h y disfrutando las horquillas de los Tojos a la cabeza de un mini pelotón de cuatro integrantes.

Juzmeana. A partir de aquí quité la velocidad del Polar y puse la hora. Límite para llegar a Cabezón de la Sal: 16:56. Comienzo a subir con un grupo que va demasiado despacio, así que me pongo a tirar. Bajaba mucha gente en contrasentido, algunos invadiendo el carril de subida. "Esto no tiene solución?", me pregunta el que llevaba a rueda... Sigo incrementando el ritmo hasta quedarme solo. Esto me animó y comencé a coger bicis de nuevo, cayeron 10 o 15 en los 9 kms de puerto. Me quité el fantasma del Moral a la vuelta ya que me encontré como nunca, no se lo que tardé en subirlo, pero calculo que unos 35 o 40 minutos. Por la alfombra de la cumbre pasé a las 16:02, con 7h57 de carrera. Tenía casi 1 hora para bajar el tiempo del año pasado!!!!!!!!!!!!!!! Aquí pensé en llegar a Cabezón en unos 35 o 40 minutos con lo que haría un muy buen crono para mis pretensiones iniciales.

En el comeienzo de la bajada por la cara norte del Moral me cruzo con Nacho y sus Zermatt, "Madre, lo que les queda todavia". Descendiendo no quería arriesgar pero tampoco ir despacio y conseguí un término medio que hizo que llegara rápido a la carretera. Me junté con dos que iban a toda leche. Pasábamos unidades sueltas y algunas aprovechaban para coger el rebufo. Poco antes de llegar a la carretera general bajo dos piñones y doy un relevo, pero al mirar hacia atrás veo que iba solo. "Joder". Esperé a que me cogieran y fui tirando un par de kms más. Pasábamos por los pueblos y los aplausos y los vítores no te dejaban aminorar. "La leche", y no me canso de decirlo, "lo del público aquí es la leche".

En la carretera, mis dos compañeros fueron más hábiles que yo y cogieron el rebufo de un autobús que yo no fui capaz de alcanzar. Pero no estaba todo perdido. A dos carreteros que estaban rodando por allí les pedí que me llevaran a rueda hasta Cabezón. Genial, muchachos!!! Sin ver la velocidad sabía que íbamos muuuy deprisa. Luego en el ordenador comprobé que en la recta final no bajamos de 40 kms/h. Solo dos más aguantaron ese ritmo.

La entrada en Cabezón os la podéis imaginar. La mayor. Unos metros antes de la meta solté el manillar, alcé los brazos como si hubiera ganado una etapa del Tour y miré el reloj. Eran las 16:36!!! (Tiempo oficial 8h32, posición 139º), con una media superior a los 20 kms/h. Para mí esto era más que un triunfo, hace tan solo dos años, pensar en este horario era pura Ciencia Ficción.

Ada, repite victoria en Cabezón de la Sal. Insaciable.

Tengo que reconocer que mi primer pensamiento fue para Jose Feria. No solo había bajado casi media hora mi tiempo del año pasado sino que había batido el de mi compañero cordobés en siete minutos... Mi primera llamada fue a mi mujer, y la segunda para él. Un abrazo compañero, te quiero ver en el Soplao 2012 bajando hasta las 8 horas.

Ya en la carpa, licencia abierta para beber cerveza. Me lo había ganado. Allí compartímos charla con Joaquín, que se había salido con 8h10 y puesto 73º; conocí a Manu Romera, del Varilux, 18º de la general con 7h28!!!; y me fui a duchar a Cos para recibir a mis compis como se merecían.

Otra lección de los maestros...


El pódium femenino. Venir y vencer.

Espectación.

A todos pude ver en la meta: a Ada y Clara (1ª y 3ª en chicas) que se habían salido, a Tony, que consiguió quitarse la espina del año pasado y hacer un muy buen tiempo; a Luis, que volvió por sus fueros con la doble bajando el crono del 2010; y a Eduardo, que quedó tan encatado y emocionado por la marcha que espero que vuelva en 2012 junto con Pichi y José Ramón, que se lo tomaron con más calma para disfrutar a lo grande de su primer Soplao.

Qué bien te portastes, maja.

Para mí este ha sido un Soplao muy especial, quizás el mejor de todos. La organización y el club MTB Cabezón de la Sal se han salido, ni un 'pero'; el recorrido, maravilloso, como siempre, pero con el tramo nuevo gana un plús de espectacularidad y se quita algo de asfalto; y de la gente de los pueblos y el público, qué decir, que crecen como la participación y animan desde el 1º al último sin descanso.

No puedo terminar sin acordarme de quien me ha dado fuerza de verdad para poder llegar hasta aquí, y no hablo de las barritas ni de los geles, sino de mis nenes, Pablo y Mamen, y de mi también santa mujer, que ha permitido mis ausencias sin decir ni mu!

Como ya dije el año pasado: Gracias Cabezón! Volveré...

Próxima estación: Madrid Bikex! Mi primera carrera por etapas.

domingo, 15 de mayo de 2011

Desacelerando para el Soplao

Pues un año más, el Soplao ya está aquí, a la vuelta de la esquina. Esta cita se ha convertido en un evento ineludible en el panorama de marchas y maratones en España, y por mucho que diga después de cada edición que al año siguiente no vuelvo, siempre termino repitiendo. Me alegro de que sea así porque lo disfruto mucho.


Y en eso estamos. Quedan seis días para escuchar los acordes del Thunderstruck de AC/DC y salir espitados, este año más de 4.000 inscritos, dirección a las primeras rampas del Monte Corona... Además parece que la prvisión del tiempo ha mejorado bastante con lo que, en este sentido, vamos doblemente motivados.

Para terminar con la preparación para esta macro-prueba, el domingo cogí la bici por penúltima vez antes de embarcarme hacia Cabezón de la Sal el próximo viernes, y programé una ruta con la flaca parecida a la que Joaquín (Quinways) hizo con su grupo hace unas semanas. Salida desde Soto del Real, rodaje hasta Miraflores, subida al Puerto de Morcuera (intentando bajar el tiempo de hace un mes), descender hasta Rascafría, subir el Puerto de Cotos hasta el alto de Navacerrada, bajar este puerto y volver a Soto del Real por Mataelpino, El Boalo y Cerceda.

Para ello, el domingo tuve un día espléndido de sol y temperatura aunque a las 10 de la mañana durante las primeras pedaladas casi me quedo pajarito. Gracias a que en los diez primeros kms hasta Miraflores fuimos en grupo y bastante ágiles lo que nos hizo entrar rápido en calor.


En Miraflores, comenzaba la subida a Morcuera. Puse el crono a funcionar donde siempre, en el desvío a la Fuente del Cura. Desde abajo imprimí un ritmo alto para como suelo empezar y me fui solo. En el km. 3 tuve que aflojar ya que el ritmo era demasiado y me iba a fundir. En el km. 4 me dieron para el pelo, me pasó un tío sin decir "ni mu" que llevaba una progresión exagerada, otra liga. Me olvidé de él rápido y continué con mi cadencia que me hacía seguir adelantando gente y no ser cogido por los de detrás. En los kms centrales, los más duros, los pasé como pude, para subir ritmo a partir del km. 7 e intentar rematar el puerto en estos últimos dos mil metros. Y de pronto, delante mío me encontré con dos maillots garrapateros, joer!!!, eran Jesús y su primo Antonio, qué alegría!. Nos citamos en la cumbre para charlar un rato. Y así lo hicimos, luego ellos seguirían su ruta hacia Canencia y el pedregal de Bustarviejo.

Por cierto, en Morcuera paré el crono en 36:08!!! un minuto y quince segundos menos que hace un mes. Más que satisfecho.

Siguiente puerto: Cotos. La bajada hasta Rascafría y la llegada al Paular me lo tomé como recuperación, para poner de nuevo el crono en start en la entrada a las Presillas. Por delante, unos dos kms picando suave para arriba y diez kms de revueltas a un 6% de media con casi 700 metros de desnivel acumulado. El recuerdo del pasado septiembre no me ayudaba, ya que me fui arrastrando por este puerto en una ruta con la bici de montaña de casi 150 kms.

Las sensaciones en subida iban siendo buenas, con el pulso algo más contenido que en Morcuera y con casi toda la carretera para mí salvo cinco o seis ciclistas a los que me encontré ya casi coronando. Cuando paré el lap en Cotos el cuenta marcaba 45:08, casi 17 minutos menos que en septiembre, aunque en aquella ocasión ya llevaba 120 kms y tres puertos en las piernas con la bici de montaña.

Sin parar, fui rodando tratando de recuperar hasta el alto de Navacerrada donde me puse el chubasquero para bajar hasta Navacerrada pueblo. Qué miedo de descenso, con un montón de tráfico, a más de 60kms/h tocando frenos y con cierto viento que movía la bici lo suficiente para crear un cosquilleo en el estómago de acojone.

Dejado el descenso atrás, me desvié hacia Navacerrada para dejar el pueblo a la derecha y continuar hasta el desvío de la carretera de Mataelpino y el Boalo, menos transitada que la de Becerril de la Sierra. Del Boalo terminé en la carretera que une Manzanares y Cerceda pero cogí dirección a Cerceda para dar algo más de vuelta y llanear con cadencia algunos kms. Desde allí tenía 10 kms más hasta llegar casi hasta Colmenar Viejo, donde cogí el carril bici que me dejaría en Soto del Real tras 101 kms con 1800 metros acumulados en un tiempo de 3h49 + los 10 minutos que estuve parado en Morcuera con Jesús y Antonio.

En general tuve buenas sensaciones durante toda la ruta, los puertos los aguanté bien y creo que el trabajo de fondo de este invierno ha dejado sus frutos. Ahora solo queda disfrutar del Soplao e intentar acercarme al tiempo del año pasado, under 9!!!


Suerte a todos los que leais esto y vayáis a estar en Cabezón el próximo sábado. A disfrutar!

Nos vemos allí.

martes, 10 de mayo de 2011

Preparando puertos

No se muy bien como uno puede entrenar la ascensión de los más de 4.000 metros de desnivel acumulado que presentan los 10.000 del Soplao, aunque si se cómo buscar las sensaciones que uno puede tener al afrontar tamaño reto, y es intentar igualarlo. También vale recordar la dureza de años anteriores en este tipo de recorridos, pero creo que la memoria no endurece las piernas.

Por ello, tenía previsto el pasado sábado una ruta con la bici de carretera por la sierra donde fuera recogiendo todos los puertos que se me pusieran por el camino. El mal tiempo me borró la idea de la cabeza. Pero no la eliminó, solo la trasladó al martes cuando en la sierra hizo un día irrepetible. Para ello tuve que cogerme 24 horas de vacaciones en la oficina, pero creo que merecía la pena.

Preparados, listos...

Como ya es habitual , me acerqué hasta Soto del Real con el coche para iniciar mi periplo bicicletero. A las 10:30 de la mañana la temperatura era ya de casi 20ºC y el cielo tenía ese color azul intenso de las tardes de julio. El panorama era favorable aunque lo que tenía por delante me causaba cierto nerviosismo...

El primer tramo de carretera hasta Miraflores es un enlace casi obligado y que viene muy bien para calentar las patas antes de ponerte a subir el primer puerto, que en esta ocasión sería el de Canencia. Un puerto suave, de apenas 8 kms con unos tramos intermedios muy rápidos y que no llega a los 400 metros de desnivel. La subida la hice contenida pero tampoco conservadora. Había mucha tralla por delante pero quería ir vivo de sensaciones. En poco más de 26 minutos estaba en la famosa fuente poniéndome el chubasquero para iniciar la bajada hacia el valle de Lozoya.

Alto de Canencia

En el Puerto de Canencia me encontré con otro ciclista, con lo que ví que no iba a ser el único en disfrutar de tan fabuloso día. En un abrir y cerrar de ojos me planté en el pueblo de Canencia (que diferente se ven estas poblaciones entre semana) y pocos minutos después, y tras cruzarme con más bicis, en la carretera 604 que me llevaría hacia Lozoya del Valle.

Desvío hacia Lozoya y Puerto de Navafría

Barrita y a pedalear. Quería estar el menor tiempo posible parado, aunque a veces iba haciendo verdaderos esfuerzos por no retratar los maravillosos paisajes por los que iba pasando. Hasta Lozoya, no hay nada destacable, pero al entrar en la población, rapidamente se inicia la subida a la segunda dificultad del día, el Puerto de Navafría. Este escollo ya tiene una longitud considerable para tomárselo a la ligera. Son casi 12 kms y 700 metros de desnivel. Las primeras pedaladas me hacen ver que voy bien de piernas con lo que imprimo un ritmo majete. Un inoportuno flato, por beber en un momento inadecuado, me fastidió casi tres kilómetros a mitad de puerto, pero pude mitigarlo y terminar con muy buenas sensaciones. Bajé el tiempo en más de siete minutos con respecto al que hice un mes atrás, dejándolo en 43:00. Satisfecho.

Arriba, en el Puerto de Navafría. Van dos.


Y van dos. Al iniciar la bajada por la cara norte me vinieron las imágenes del ciclista belga que había perdido la vida en el Giro de Italia el día anterior. Se me pusieron los pelos como escarpias. Así que cuidadín, y más al no haber bajado nunca por esta carretera, bastante degradada, la verdad. Nada que ver con el asfalto en perfecto estado de la vertiente madrileña.

Durante el descenso me cruzo con dos ciclistas a los que doy ánimos mientras disfruto de unas vistas a la meseta castellana de postal. Minutos después entraba en las calles de Navafría (pueblo) con la misma sensación de despoblamiento total.

Qué pequeñas se ven las cadenas montañosas en las fotos y lo que cuesta superarlas.

Y poco después de salir de Navafría llegué a la N-110, el peor tramo de toda la ruta. Serían cerca de 30 kms de carretera nacional pura y dura que me llevarían hasta las proximidades de Segovia y La Granja de San Illdefonso durante unos subibajas de los buenos. Los "subes" eran ramponas kilométricas y los "bajas" te llevaban a casi 60 kms/h contra el siguiente rampón. Muy cansino porque iba en contra del viento y por el miedecillo al tráfico. Las altas velocidades de los camiones creaban unas turbulencias que no sabías bien si te iban a chupar contra sus gigantescas ruedas o escupirte contra el quitamiedos. Y todo esto con buen arcen.

La Horizontal que lleva a Somosierra vista desde el norte

La Nacional que lleva a La Granja

Aproximadamente después de 10 kms de carretera nacional, llegué a Collado Hermoso, pueblecín que conozco de alguna otra vez por las rutas de Malagosto, donde me paro en una panadería para comprar una Coca Cola y dar parte a la familia. En este momento llevaba poco más de tres horas de ruta y algo menos de la mitad del recorrido previsto.

1º avituallamiento en Collado Hermoso

Tras ponerme de nuevo en marcha, llegan los primeros momentos de zozobra mental. En medio de la nada, luchando contra una brisilla bastante incómoda que no permitía acelerar en los tramos que ahorran tiempo y suben la media. Pero con lo que quedaba por delante, no podía permitirme el lujo de aflojar... tenía por delante un mundo. El cartel del desvío a Segovia y el posterior de la Granja me dieron aire, ya que ponían punto y final a la odiosa carretera nacional.

La bienvenida a la Granja de San Illdefonso me la da un rampote de cuidado donde tuve que echar un buen puñado de energía, pero a la vez, tenía delante unas imágenes de la zona norte del Macizo de Peñalara con unas cascadas increíbles que me hacían gozar en grado superior. !Qué grande!

La Granja de San Illdefonso hacia Las Siete Revueltas

Una vez en La Granja y tras dejar atrás la entrada al Palacio, uno se encuentra este cartel. Bufff, 17 kms hasta el alto de Navacerrada. Los primeros cinco son un pica para arriba constante, y los 12 siguientes, más o menos a la altura de Los Asientos, de puerto-puerto con sus famosas Siete Revueltas a un porcentaje no muy elevado, pero que hay que subir.

Atrás queda el Macizo de Peñalara y la entrada al Palacio de la Granja

Así que con Peñalara detrás y Navacerrada delante, me tomo un kit-kat en forma de barrita para iniciar la tercera ascensión del día. Rebasaba ya las 4 horas de marcha con lo que eran algo menos de las dos de la tarde y la poca gente que había por la zona se encontraría comiendo. Menos tráfico.

La carretera que va desde el Puerto de Navacerrada hasta Cotos con las antenas de la Bola vigilantes

Hasta la Boca del Asno el ritmo fue bastante bueno. El murmuro del río Eresma acompañaba de forma deliciosa el pedalear hasta que los porcentajes dijeron: -"Basta". El tramo que más me costó fue precisamente el de las Siete Revueltas donde te comes buena parte de los 650 metros de desnivel. Esta vertiente de Navacerrada es menos acentuada que la sur, pero casi 4 kms más larga (casi 13 desde el área Recreativa de Los Asientos), y eso es un castigo  para las piernas y la moral. Hasta llegar a los 1860 metros de altura rocé los 50 minutos. "Ya está bien para un solo puerto" y, aunque es demasiado tiempo, las sensaciones no fueron del todo malas para llevar ya tres puertacos.



En Navacerrada no paré y enfilé directamente hacia Cotos, unos 8  kms llanos y una fuente en la parte baja del Parque Natural de Peñalara que, a buen seguro, me iba a dar la vida.

2º avituallamiento. Cotos

Con el premio de los dos bidones llenos de agua rica y fresca, me tomé un respiro para beberme otra Coca-Cola y dar otro parte al almirantazgo.


Estaba en un punto en el que ya vislumbraba el final de la ruta y lo próximo era dejarse caer por las rampas de Cotos y perder casi 700 metros de desnivel entre millares de pinos y abetos. Aquí, a pesar del siempre imprescindible chubasquero y la buena temperatura, pasé cierto frío.

Esta bajada tampoco te permite ir a toda pastilla por la cantidad de eses y revueltas que ennudan la carretera y, siendo ya el cansancio parte intrínseca de uno, la concentración no era la misma que al principio. En cualquier caso, la llegada a Rascafría fue bastante rápida y ya daba lugar a la última dificultad del día: el Puerto de la Morcuera por su vertiente norte y sus casi 14 kms contados desde el desvío a la urbanización Los Grifos.

Hace un mes también subí esta vertiente y ya entonces, en una ruta más corta y con algo menos de acumulado las pasé canutas. Puerto largo que parece que no termina nunca, que tiene un descansillo por el km12 que es como si no lo tuviera porque ya estás arriba. Y el pasado se hizo presente. Y volví a pasar las de Caín. Pero siempre se llega y llegué sobrepasando en medio minuto el tiempo de hace un mes, lo cual no me hizo ni pizca de gracia pero es lo que hay.

Resoplar, resoplar, resoplar...

Tras culminar la Morcuera sin llevarme precisamente el Premio de la Montaña, ya todo daba igual. Estaban ya todos los boletos vendidos, la sucesión de puertos había tocado a su fin, y solo quedaba descender este coloso y volar desde Miraflores a Soto del Real.

Tanto en el descenso de la Morcuera como en el tramo de carretera pasado Miraflores, el goteo de ciclistas con los que me crucé fue incontable, incluyendo algunas caras conocidas que no detallaré para no revelar sus entrenos, jeje.

Llegada. Sufrimiento asimilado

Y colorín colorado la ruta se había acabado con 168 kms y 3000 metros de ascensión acumulada en un tiempo de 6h45 +30 minutos parado haciendo el ganso con la cámara de fotos y dos avituallamientos de Coca-Cola.

Y así busqué y encontré unas sensaciones cercanas a lo que me encontraré el próximo 21 de mayo en mi 4º Soplao donde el reto es volver a bajar de las 9 horas. Aunque la lotería ya me tocó el año pasado y suele caer una vez en la vida. Veremos...

domingo, 8 de mayo de 2011

Marcha Navabike 2011. Re-tenidos

Ya tenía ganas de enfundarme un dorsal este año. Mira que he leído crónicas y más crónicas de las pruebas del Open de aquí o de allá, de las Maratones de abril, de las etapas de la Transportugal... Todas me radiaban una ansiedad por enfilar un arco de salida y ponerme a rodar a toda pastilla que no se podía aguantar. Qué envidia.

Para colmo de males, los 101 de Ronda no fueron posibles a pesar de las gestiones de última hora, con lo que la 1ª del año se caía del calendario. Y esperar a los 10.000 del Soplao sin haber sentido las sensaciones de una carrera o maratón, no iba a ser lo más conveniente.

Y en estas que llegó a mis oídos que el Club Navabike organizaba una marcha en Nava de la Asunción (Segovia) de casi 80 kms. Así que para allá nos fuimos Nacho y yo. Quedamos en Pozuelo a las 7:15 de la mañana para llegar al destino con tiempo, calentar, coger los dorsales, etc... Y menos mal que fuimos con tiempo porque en la A-6 cogimos la desviación hacia Segovia en vez de continuar hacia Valladolid y dimos tal vuelta que llegamos con escasos 10 minutos para prepararlo todo y disponernos a dar pedales.

El día fue de los que hacen afición, con un cielo azul intenso sobre la Meseta castellana que contrastaba con el verde de los sembrados y los pinares. Un lujo de temperatura y muchas ganas de hablar sobre los pedales harían el resto.

Pero cual sería nuestra sorpresa cuando justo antes de dar la salida, un speaker da un pequeño briefing de la prueba que, basicamente, consistía en que íbamos a rodar neutralizados hasta el primer avituallamiento en el km 35!!!!!!!! y seguir con la misma tónica hasta el 2ª avituallamiento en el km 63!!!!!!!!! Y a partir de ahí, tramo libre. Porque no tengo bigote, por que si no, se me cae al suelo fijo. En fin, la filosofía de la "prueba" era más de una super quedada popular al estilo de la "Ávila-Villalba" o los "Caminos de la Sierra" de Alpedrete. Bueno, esto pasa por no leerme las indicaciones de la marcha con detalle, pero creo que algo tan fundamental debería avisarse de modo más destacado.

Al ajo. A las 9:37 de la mañana se dió la salida que nos sacó de Nava de la Asunción hacia un frondoso bosque. Los integrantes del CC Navabike iban en cabeza de la prueba poniendo un ritmito suave para que todo el pelotón (creo que éramos unos 350) se mantuviera agrupado. Nacho y yo nos manteníamos en la parte delantera vigilando. "No vaya a ser que esto se rompa y nos coja atrás". Pero aquello no se rompía. En este sentido el CC Navabike lo tenía muy bien organizado, los quads y las motos por delante abriendo camino y el coche escoba por detrás.

Secuencia de estancamiento en la arena

A los pocos kms pierdo a Nacho de mi lado (luego me contaría que rompió la cadena y se quedó muy atrás). Con la velocidad que llevábamos íbamos charlando con todo lo que llevábamos alrededor. Es verdad que así los parajes se disfrutan más porque, básicamente, te das cuenta por donde pasas, pero las subidas con porcentaje o las bajadas, al ir tan juntos se convertían en escabechinas de pies al suelo.

La llegada al primer avituallamiento nos dio oportunidad de tumbarnos en un prao increíble y comer y beber a nuestro antojo. Y eso está bien, porque de otra forma, seguramente, no hubiéramos parado, jeje. Ahí es donde me doy cuenta de que Nacho tardaba demasiado en llegar, y cuando lo hace, me narró su episodio de rotura de la cadena y cómo la organización le había hechado un cable en la reparación. En este sentido, de 10!

Mario, te vas a salir en el Soplao.

Tras una media hora parados, se inicia de nuevo la marcha... Volví a colocarme en cabeza por si acaso, pero nada, aquello no arrancaba. De camino al 2º avituallamiento y con la salida de los pinares, entramos en una zona de pistas más anchas donde, creo que sin darse cuenta, los deL CC Navabike insuflaron una aire a los pedales que comenzó a estirar al pelotón... Y lo estiró tanto que lo llegó a romper. Se intentó poner orden a la situación, pero una subida corta e intensa terminó de dividir la marcha. Y de allí hasta el 2º avituallamiento se rodó deprisilla pero contenidos, no fuera a ser que las motos nos pararan. Fueron tramos en los que se iba hablando de si esto era lo más conveniente o no, del próximo Soplao y de las locuras que cada cual tiene demtro de su cabecita.

Vamos Nachete!

Tras llegar el grupo de cabeza al 2º avituallamiento, más o menos en el km 65, nos paramos a beber algo y tal, pero los ánimos ya estaban encendidos. Se acordó que los que quisieran podrían iniciar el último tramo de la marcha, que sería libre y sin re-tenciones hasta cerca de la meta. Creo que salimos de allí entre 25 y 30 unidades encendidas.

Ahora nos íbamos a adentrar en otro pinar con pistas más o menos anchas, pero con un enemigo desconocido que nos iba a putear de lo lindo: los bancos de arena. De salida formamos un pelotón de a dos con un ritmo alto durante los primeros dos o tres kms. Aquí la radio iba ya apagada. Cuando tomamos un desvío a la derecha con bastante hierba y suelo roto, la cabeza dió un giro de tuerca más y el ritmo comenzó a ser asfixiante pero soportable. El pelotón comenzó a perder unidades y tras un nuevo cambio de ritmo nos quedamos cinco en fila de a uno. Yo iba cerrando ese grupo sin poder dar nada más. A rebufo y a mil pulsaciones. La bici se cruzaba e iba dando vandazos por la arena. Solo pensaba en que bajaran aquella locura para no descolgarme, pero no, la velocidad seguía aumentando hasta rozar los 40kms/h en algún momento. "Me quedo, me quedo". La rueda trasera del de delante se me va. "Y se me fue".

Tras descolgarme bajé un poco la tensión. Un banco de arena me iba a ayudar a ello dejándome clavado en seco. Dos que venian por detrás a cien no me pasaron por encima de milagro. Estuvieron finos al ir por el exterior de la pista. Una vez que arranqué, después de empujar la bici unos 20 metros para salir de la trampa arenosa, intenté coger velocidad de nuevo pero un giro de 90º me tiró al suelo.

Tras levantarme, llegaron por detrás otros dos: Mario, un fiera de Valladolid con el que estuve charlando a lo largo de la ruta y al que auguro un espléndido Soplao, y otro biker de Spezialiced. Los tres comenzamos a tirar "dando lo que ya no teníamos" a la caza de los dos Navabike que casi me apisonan kms atrás. Una vez superados, iniciamos una leve subida y nos encontramos en una loma al grupo escapado de los 5 magníficos. Había alguno de estos que comentó que todavía se había guardado un punto más que no tuvo que utilizar. Menudo!

Aquí estuvimos retenidos de nuevo hasta que llegaron los 25 o 30 que salieron del 2º avituallamiento. Luego Nacho me dijo que cuando ellos llegaron a ese punto les desviaron hacia Nava de la Asunción, obligándoles a hacer la ruta más corta.

En la llegada nos esperaba un paso triunfal por la calle mayor del pueblo donde había bastantes vecinos aplaudiendo a los participantes en esta III Marcha Navabike. Y de ahí, a una comida bastante bien fundamentada a base de pasta, garbanzos, embutidos, bocadillos y las imprescindibles y más que merecidas cervezas.


La ruta  se quedó en 79 kms y apenas 800 metros de desnivel acumulado, con casi 5 horas de "obligado cumplimiento", que fue lo que menos me gustó, aunque ese regusto final de los últimos 15 o 20 kms a tope nos dejaron a unos cuantos calentitos y creo que satisfechos.

Un diez a los organizadores por su dedicación y esfuerzo.

Ahora si, próxima estación: Los 10.000 del Soplao.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Exprimiendo La Pedriza

Es un poco cansino estar tan pendiente del cielo para decidir si se puede ir a montar en bicicleta un fin de semana tras otro. Además con el agravante de que de lunes a viernes los cielos de Madrid son azules y sin apenas noticias de nubes. Así llevamos varias semanas. Y el que viene se acerca con más de lo mismo.

Este pasado fin de semana la previsión volvía a ser nefasta (que se lo digan a los valientes de las 24Doce de Morazarzal). De nuevo habría que estar atento a la más caprichosa que nuca climatología para intentar regatear a las lluvias y dar unas pedaladas en seco.


Tras un sábado y domingo hasta la nuca de la Casa de Campo donde pude hacer kms con la flaca aguantando algún chirimiri, pero al fin y al cabo sacando horas, decidí salir el lunes a la sierra, acercarme a la Pedriza en coche ;), y testearme con la siempre larga y dura subida hasta La Nava. Y todo esto prontito, ya que no podía faltar a la comida familiar en casa de mi suegra. Vamos, que si fallaba, me cortaban en dos!

La Pedriza es un Parque Natural del que ya se ha hablado tanto y se han escrito tantas y tan variadas crónicas que poco más se puede decir de los recorridos que ofrece este espectacular entorno. Desde luego es uno de mis favoritos cuando quiero subir un puerto largo con la bici de montaña.


Últimamente, para exprimir un poco la dureza de sus kilómetros, la variante que suelo tomar es una subida lo más intensa posible hasta el Collado de los Pastores, al que llegas tras 16 kms y 900 metros de desnivel positivo de rampas continuadas en sucesivas zetas, alcanzar la Nava (punto más elevado del parque con casi 2000 metros) y retorno por el Collado de los Pastores y Canto Cochino para encontrar otras dos pequeñas tachuelas.

Para afrontar el reto no iba a tener ayuda porque nada más comenzar a dar pedales me di cuenta de que la cadena rozaba con el desviador en el plato grande y que en esta posición las dos coronas superiores hacían saltar la cadena. Maaal!


Según iba ganando metros las eternas vistas de los prados, las escarpadas rocas de las cumbres, el embalse de Santillana y las casitas de Manzanares El Real, me hacían gozar mientras las piernas giraban y giraban con el plato del 26 y los piñones intermedios. Y con estas imágenes me quedé por que en el Collado de los Pastores me sobraron tres minutos al tiempo que quería superar. Las sensaciones siguen sin ser del todo satisfactorias y, aunque podría pensarlo, no quiero echarle la culpa a los más de 200 kms que hice entre sábado y domingo. No hay excusas. Maaal!

De este lugar al Comedero de Buitres hay unos 20 minutos de descenso y una pequeña subida final en una ese muy suave. Aquí, si uno no ha tenido suficiente desnivel, puede tomar el desvío a la izquierda hacia una pista (cada vez más rota en su primer km) que sube hasta La Nava, o iniciar el definitivo descenso hasta Canto Cochino primero y a la salida definitiva del parque. La opción era subir a La Nava también en modo "intenso".


El cielo poco a poco se iba cubriendo por las cumbres pero parecía que iba a aguantarme. Hasta lo que se denomina la Nava hay 5,5 kms y casi 400 metros de desnivel. Intenté apretar los dientes para no ser atrapado por un biker al que intuí unas revueltas más abajo. Qué bien vienen estas ayudas para picarse. Aquí si mejoré en un minuto el mejor tiempo a este increíble lugar. Al menos ya no me iría de vacío. Bieeen!


Tras hacer unas poses en la Nava, comencé a dejarme caer hacia el Comedero de Buitres. Durante la bajada me encontré con un rosario de ciclistas -como se nota que el Soplao está a la vuelta de la esquina-, a los que iba dando ánimos según nos íbamos cruzando.

Desde el Comedero de Buitres tomé la pista de la derecha para retornar sobre mis pasos, en vez de coger la de la izquierda que baja hasta el comienzo del parque. Este recorrido me ofrece buscar de nuevo las subidas que me separaban del Collado de los Pastores que, sin ser especialmente duras, si te dan otros 300 metros de acumulado que vienen pero que muy bien.


Ya en el Collado bajé hasta Canto Cochino por la misma pista que había subido minutos antes, pero sin ese sol que ya no brillaba como al inicio de la mañana. Habían tomado posiciones unas voluminosas nubes que comenzaban a soltar gotitas de agua, pero que a mi ya no me iban a pillar. Seguía cruzándome con algunos ciclistas que subía las zetas y que a buen seguro iban a tener baño extra.


Ya en Canto Cochino, salgo de la tierra para coger el asfalto que, tras una pequeña tachuela, nos escupe de la Pedriza. Y en estas que no estaba todo el pescado vendido cuando veo a un ciclista afrontar estas últimas rampas. "Vamos a ver si le pillo". Aunque era improbable por la distancia que me llevaba, el calentón me sirvió para subir las pulsaciones un rato más. Al final los dos objetivos cumplidos.


A la gasolinera de Manzanares donde tenía aparcado el coche llegué unos minutos antes de la una del mediodía, con el tiempo suficiente de cambiarme y aparecer en casa de mi suegra a la comida de turno sin agobios y salir vivo de la misma, jeje.


Esta opción de las Zetas de la Pedriza saliendo desde la gasolinera de BP que hay a la entrada de Manzanares, subiendo a la Nava y bajando por el Collado de los Pastores y Canto Cochino son casi 63 kms y 1600 de desnivel positivo. Es una buena propuesta para alargar algo la estancia en el parque, que siempre se agradece. Lo de salir desde la gasolinera viene bien para rodar un par de kms antes de meterte a fuego con las rampas que comienzan nada más cruzar la barrera del parque.

El Soplao se acerca, aunque el fin de semana que viene iré con Nacho a la marcha de Navabike en Navas de la Asunción. Primer dorsal del año, que ya va siendo hora.