τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

sábado, 8 de diciembre de 2007

El Camino del Ingeniero

Ayer hice una de las rutas más alucinantes, excitantes y fabulosas (podría utilizar un sinfín de calificativos) de mi corta historia en el MTB por las serranías de este país. Mis compañeros de fatigas, aunque con una historia algo más extensa, algunos la tienen extensísima, creo que piensan algo parecido. Todo transcurre en ese insigne territorio de nuestro amigo Peguero, donde una maraña de senderos y pistas recortan interminables montes y pinares.

La Universidad Maria Cristina de El Escorial es nuestro punto de encuentro. Las 8:45, la hora señalada. Y, cinco locos, la compañía. Responden a los nombres de Peguero, Jesús (de El Escorial), Jose Ramón Marín, Jose y Juanma. El día había salido gris y con niebla en Madrid y alrededores, pero en nuestro destino brillaba el sol y la temperatura matutina era de 7º. Perfecto. Todo listo.

Salida. 9:09. Los nativos deciden subir el Pto de Malagón por carretera para abreviar (Tiempo, no esfuerzo). Hasta arriba nos esperan 9 o 10 kilómetros con porcentajes interesantes. Hay repechos del 18% que causan los primeros comentarios, o más bien los anulan. Como dijo Jesús, “ya han apagado la radio?”. Hasta el alto de Abantos tardamos poco más de una hora. No paramos (para qué!!), un viento desagradable del noroeste azotaba nuestro avanzar.

Al poco tiempo, y tras comentar como afrontan las rampas finales de este mismo puerto los carreteros de la última Vuelta a España, y que estos datos nos hundieran en la miseria, salimos en vertiginosa bajada de la zona hacia Pinares Llanos y sus espectaculares senderos. “Ilusos”, pensaban los escurialenses, “no saben lo que les espera”. Ya se venía comentando desde unos kilómetros atrás que durante la ruta deberíamos bajar una super-trialera antes de llegar al llamado Camino del Ingeniero.

El viento había cesado y la sensación térmica era muy buena. Si vas con alguien que tiene alergia a las paradas esto es más fácil que ocurra. Yo no miro a nadie. Llegamos al desvío de Cueva Valiente y lo dejamos a la derecha para avanzar por una pista que comienza a picar hacia arriba. La charla –solo cuando es posible sintonizar el dial- hace que ésta se pase pronto, y una vez superado el desnivel, surge una bien merecida parada para alimentar unos estómagos sufridos que ya empezaban a pedir como pollitos.

Tras la ascensión y el descanso, quedaban pocos kilómetros más hasta una preciosa explanada que de nuevo nos detiene. Unas fotos necesarias y algunos comentarios de intranquilidad por el próximo objetivo a acometer. LA GRAN TRIALERA nos esperaba. La primera parte de la misma no hacía presagiar nada especial, sin excesivo desnivel, lleno de piedras resbaladizas…. Los primeros metros es imposible hacerlos encima de la bici. Pero esto pronto se acaba, igual que lo del falso presagio. A montar, por huevos y por honor. Según avanzábamos, el porcentaje de caída libre iba aumentando. Y todo bien aliñado de piedras, piedras más grandes y grandes pedrolos. También había buenos escalones, roderas, raíces, palos sueltos. No sigo… Nos rodea el bosque, pinos de altura interminable nos observan atónitos. Algún altímetro llega hasta el 40% negativo. La bici no baja, se desliza, se cruza, quiere besar las piedras, te tira montaña abajo. Las ganas de gritar de todos nosotros no se pueden controlar. Dios!!! Que pasada. Una montaña rusa. Los nervios por el peligro reciente agolpan las palabras de los seis pirados a los pies de esta sáurica bajada. “Si es que dan ganas de subir otra vez”, comentamos casi al unísono. Bastante que no nos ha pasado nada, bueno, solo que nuestros culottes han quedado marcados por las sentadas en las ruedas traseras de las bicis. Nuestro problema es que nos creemos seres de videojuego, y que si nos caemos o chocamos contra un árbol, el nene de turno con su mando de la Play te levanta y sigues sendero adelante.

Pero la cosa no acaba aquí. No, no, no. Tras cruzar un pequeño arroyo comenzaba el Camino del Ingeniero. Indescriptible y estrecho sendero que se desliza por el Pinar de El Espinar bien preparado para el rodar de bikes con buenas curvas, subidas, bajadas, más bajadas, zonas de piedras. Y todo a gran velocidad. Divertidísimo. Es mejor experimentarlo que contarlo. Con total seguridad se repetirá pronto. Se repetirá hasta desgastarlo. Y lo mejor de todo es que el reportero de la zona nos acaba de confirmar que solo hicimos una tercera parte de su recorrido total. Tenemos pues una larga serpiente de casi 15 kms para llorar de emoción.

Tras este colapso de disfrute y regocijo, toca penar. Todo lo que se baja hay que subirlo, y la subida hasta el Collado Hornillo no es moco de pavo. Zonas de treking andando, zonas de treking encima de la bici, y zonas de treking “a ver si puedo”… Terminado el treking toca merecido descanso. Las fuerzas están comenzando a flaquear y los cuentakilómetros señalan que hemos hecho el 55%-60% de la ruta. “Pues yo tenía la sensación de llevar más kilómetros”, suelta Peguero. Toma y yo. Si ya pensaba que esto terminaba ya. Pues no. Tras el treking, cogemos la pista que nos dejará en el Collado Hornillo. Aquí se me ocurre declarar una leve batalla al amigo Jesús con un clac-clac de piñón y leve demarraje. Craso error. Ya en el collado pienso en alto “Por aquí a la derecha se enlaza con las pistas que terminan en Marichiva”, y así podría ver a Mari, la amiga de la Noruega. “Si”, dice Peguero, “sólo saldrán ciento y pico kms”. Mejor otro día. O, nunca. Mejor, nunca. Que pirados estamos y qué ideas nos vienen, madre.

Desde el Collado Hornillo cogemos el sendero que nos deporta (cual bultos sin rumbo) a la pista que llega a la base de Abantos. Tras un breve descanso en la Casa de las Cuevas, seguimos con la última parte del puerto, que ya duele. Arriba nos espera un espectacular mar de nubes del que solo Peguero saca fotos (indirecta, maestro). Otra vez el viento nos empuja a salir de allí pitando. Y pitando cogemos el sendero de los puntos (algún Maquiavelo lo ha señalizado para que no te comas los árboles en la bajada, y es que solo a Maquiavelo se le ocurre bajar por este sitio). Es el siguiente punto fuerte del día. Una bajada de esas donde parece que nos da igual caernos, por la loma de una montaña que nos pone las bicis en vertical. Y todos bien pegaditos, no vaya a ser que nos perdamos. Zuummmmm, Zuummmmm, Zuummmmm, Zuummmmm, Zuummmmm!!!! Impresionante. De videojuego. Lástima la caída de José Ramón (si es que tenía que pasar) que, aunque sin heridas serias, prefiere hacer la última parte del descenso por carretera para evitar males mayores. Según el último parte médico todavía sigue con dolores fuertes en la rodilla.

El resto continuamos como alma que persigue el diablo ladera abajo, ahora por una especie de cortafuegos con tierra suelta donde todavía sigue levitando la polvareda que levantamos. Qué salvajes. Ya en El Escorial, nuestro transcurrir por las calles de la población son un devenir de cruces, tumbadas y “apártense todos” de cinco apocalípticos beteteros poseídos por la emoción de una ruta inigualable.

Enhorabuena a todos y gracias por vuestra compañía. Me lo he pasado de 12!


YAS TA!


Los datos:
Entre 7 y 14 grados.
5h19m de ruta real
4h13m de pedaleo.
55 kilómetros.
12,9 kms/h
65,6 velocidad máxima.
1563 metros de acumulado positivo.

Monasterio, Pto Malagón, Alto de Abantos, Fuente de las Negras, Casa de las Cuevas, senderos por Pinares Llanos, Camping de Peguerinos, Pista de Cueva Valiente, pista al collado de las lagunillas, sendero bajada del 40% al camino del ingeniero, es el pinar de El Espinar-San Rafael, camino de El Ingeniero, GR-10 subida hasta el collado Hornillo, bajada por sendero paralelo a la carretera hasta pista de Peñas Blancas, Casa de la Cuevas, Fuen de las Negras, Alto de Abantos, Atajo de Justino el Aventurero, bajada por el sendero de Los Puntos o el Silencio, camino de las jaras (cañada), casita Rústica y presa del Romeral, San Lorenzo.

José Ramón (Millán), es el nombre de nuestro contumaz compañero. Por cierto, he hablado con él esta tarde y me ha dicho que le dolía la rodilla. Espero que se le pase pronto.

lunes, 3 de diciembre de 2007

La Loma del Noruego, por fín!

Finalmente no fue el día 25, fue en “siguientes”. Y menos mal que fui solo porque el tal noruego no era un hombre, era una mujer. Y compartir con algún compañero semejante rubia no me hubiera sabido bien, la vedad. Además, esta noruega me invitó a conocer a una amiga suya, es segoviana y vive en Pasapán. Se llama Mari no se qué. Así, ahora recuerdo: Mari Chiva. Pero después del tute endemoniado que me dio la noruega, no estaba ya para ninguna otra faena. Quizás otro día.

Sólo deciros que la noruega merece la pena toda ella, cada curva, cada subida y cada bajada. Desde los altos montes de su cuerpo se divisaban hacia el sur los bosques del final de la Loma, al norte, su bellísimo rostro al que daban una especial gracia una diadema con dos grandes antenas blancas y rojas; el brazo derecho elevaba pistas hasta sus finos dedos desnudas de gentío esquiando; y el izquierdo se perdía en el valle de Valsaín y alcanzaba hasta la Granja de San Ildefonso con absoluta nitidez.

En ocasiones arisca, la noruega se rebeló al comienzo de nuestro encuentro con bruscos movimientos, así, mi deslizar camino de sus extremidades inferiores provocaba peligrosos saltos en mis roces sinuosos que, en ocasiones, me hacían descabalgar del lecho. Finalmente, mi tenacidad consiguió domesticar al animal que lleva dentro esta escandinava, y conseguir, durante casi una hora, un romance inigualable que espero haya causado mella en esta mujer.


Respecto a la temperatura de la habitación donde se produjo el encuentro, he de decir que, aunque ayudó el momento y la excitación, era perfecta, el sol entraba por las ventanas iluminando cada recodo, y el aire acondicionado no se notaba en absoluto. Y por poner un pero a tanta perfección, solo aconsejar a la dirección del hotel que no vuelvan a dejarse cubitos de hielo picado esparcido por el suelo, que aunque eran pocos, podríamos habernos resbalado con cualquiera de ellos.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Fuenfría, Cotos y la Bola del Mundo

Memorable día de bici, cada día es mejor que el anterior podríamos decir. Mañana de domingo, 9:00 de la mañana, estación de tren de Cercedilla, llego con el coche y veo a mi compañero de fatigas ya esperándome. Buena señal. Hay ganas de pasarlo bien.

Como dice Juanma en su crónica, el viaje a Cercedilla ha sido preocupante, el termómetro del coche llega a marcar 6 grados bajo cero. Pero en Cercedilla, 1 grado positivo nos da la bienvenida. Nos preparamos, comentamos lo que tenemos por delante y para arriba destino la Fuenfría.
Desde la estación al parking de siempre son 7 minutos clavados, la subida suave, sin prisas, charlando con Eduardo de mil y una cosas. Cuando dejamos la carretera para entrar en la pista vemos a o lejos un ciclista subiendo delante. PELIGRO, PIQUE A LA VISTA!!! Jajaaj, pero al no estar Jose, la cosa cambia... seguimos charlando hasta la Fuenfría, aunque al final si le dimos un buen arreón. Con el ciclista estuvimos charlando en el alto, un vecino de Cercedilla entrado en años que tiene como deporte saltar de la cama y pedalear todos los fines de semana. Excelente hábito.

Tras la charla nos dirigimos a la senda de los Cospes, pero... ERROR! Nos tiramos por la misma trialera de la anterior ruta a Cotos. Telita!!! Cruzamos el Eresma helado y cogemos el GR10 hasta las 7 revueltas y de ahí por carretera hasta el Puente de la Cantina.

Comenzamos a subir hacia Cotos, aunque una equivocación en la lectura del mapa nos hace coger la pista que nos lleva hacia Navacerrada. -A mi no me suena esto, Edu- le digo al compi. Paramos y un ánima solitaria nos indica, tras preguntarle, el camino a seguir.

Qué diferentes son las cosas cuando ya las has hecho antes. La subida a a Cotos se hace sin novedades, aunque Eduardo va maquinando durante buena parte de la ascensión que por el tubo de sendero que estábamos utilizando para subir, había que bajarlo en alguna ocasión. Vaya ideitas tiene el chaval. Pues claro que lo haremos porque tiene que ser impresionante. La subida a Cotos es dura, hasta el 18%, pero no se hace larga si la subes a ritmo. Os suena este lugar?
De Cotos a Navacerrada, carretera y manta. Sin darte cuenta haces los 10 kms entre 25 y 30 kms/h, con lo que en un plas te encuentras al pie del coloso. Comenzamos la ascensión. La caña. Una de las mejores que he hecho nunca. En 40 minutos estábamos al pie de las antenas... curioso comentario ese de ... Mira Edu, un descanso, mirábamos el cuenta y te marcaba un 7%... De ahí hasta el 25% de algunas rampas, o de la mayoría. Se culmina sin novedad, con el reflejo de los paseantes en nuestras retinas, nos miraban y seguro que pensaban... Vaya colgaos.

Llegamos arriba y un guarda jurado nos alerta de que estamos pisando propiedad privada y nos invita a leer los carteles. Vete a tomar por c..o. Allí arriba hacía fresquete, pero la sensación era inigualable. Impresionante. Decidimos bajar, que es otra aventura... Sortear muñecos con crampones a 60 por hora es el nuevo juego de la Play... Madre mía que bajada. El resto, el descenso a Cercedilla por el Calvario y más adelante por el Whisler que divierte un rato.
Y colorín colorado, deseando que el domingo llegue ya otra vez. Juanma, Jose... vuestros espíritus nos guiaron con acierto. Que pedazo de ruta.

Edu, un placer de los grandes. Sin tu compañía no lo hubiera conseguido.

Datos del domingo:

Salida a las 9:10.
Llegada a las 15:36.
Temperatura entre 1 y 13 grados
51,32 kms
4h 18:33 de pedaleo.
11,9 vel. media.
61 vel. max.
1704 acumulado.

domingo, 28 de octubre de 2007

Colores de Montejo, opción 3

Por Bruna

Muy buenas, Pues nada, como prometí, paso a relatar la historia de la ruta… DOLORES DE MONTEJO Al final he decidido obviar la comparación con las tierras de Sauron, no me sentía inspirado…

Todo empieza una soleada mañana de finales de octubre. 10 felices foreros, todos equipados hasta los dientes, es disponen a comenzar una divertida y sencilla ruta (eso se decía, ilusos de nosotros) por los alrededores del Hayedo de Montejo. Los nombres no los digo, creo que son de sobras conocidos por la mayoría de los de aquí o los voy diciendo por la crónica, ya que tampoco estoy 100% seguro de todos.

Lo dicho, al principio todo es alegría, sonrisas, buenas caras (pese al madrugón) y cosas de esas, vamos, el ambiente que hace tan buena a la pandilla quedadas. Observamos a nuestro lado otro grupo de ciclistas que se hacen al caminos con algo de antelación y nada, comenzamos nuestra ruta dirección al collado del mosquito, ascensión larga pero no exigente con los porcentajes, que si se sube tranquilo se lleva bien.

La primera parte hasta el puerto del Cardoso la hacemos en grupo bastante unido, pero es a partir de este punto donde se empiezan a enseñar las cartas de cada uno: Delante Jesús, Juanma, Pablo, Mole (no me acuerdo del nombre) y Eduardo (frenetikow). Entre medias Luis (negris) y yo. Algo más atrás Chango, Delfi1 y Ghostman. Esta subida la verdad es que se disfruta muchísimo, hay unas vistas preciosas sobre el hayedo (aunque colores tiene pocos, más bien tiende al verde que te quiero verde) y como tampoco tiene porcentajes brutales, se sube bastante a gusto, cada uno a su aire, negris pensando, yo cantando, los de delante y detrás vete a saber que…

Total que después de 15 Km de ascensión vamos llegando al collado del mosquito, donde nos reagrupamos. Hasta aquí esto es una ruta “normal”, con un tiempo excelente y un ambiente aun mejor. Claro que no sabíamos lo que nos esperaba y éramos felices en la ignorancia….

Finalmente, después de mirar hacia la derecha por el cortafuego que supondría la variante uno, se decide de forma más o menos democrática que hacemos LA VARIANTE TRES. Genial idea vamos, sobre todo porque no se le ocurrió a nadie más que a mí dicha variante…en fin. La verdad que mirar el mapa y ver el camino elegido atravesando curvas de nivel como si fueran churros, subiendo y bajando sin pausa siguiendo la cuerda de unas montañas donde cualquier resto de presencia humana es un espejismo, da miedo: allí sólo pueden habitar las criaturas del mal. Sin embargo, esa comunidad del platillo decide seguir hacia delante unida y llegar hasta la cima de las tres provincias, cueste lo que cueste…


Al principio el camino es sencillo, una bajada rápida por una pista en buen estado, aunque interrumpida por un ligero percance en la montura de Ghostman hasta un cruce en la que Juanma dice: POR LA DERECHA…claro, por la derecha empieza una pared, llena de piedras y terreno roto que nos da un aperitivo de lo que nos espera en las próximas horas. Subiendo está primera parte, la comunidad se rompe. Delante quedan los más fuerte, seres de una pasta especial, como son Juanma, Pablo, Mole y Jesús, que dejan al resto de la comunidad.

Chango y yo tomamos la excusa de esperar a Ghostman (el dice que no sabía como nos los agradecía, lo que no sabía él es como agradecíamos los dos esperarle), que bastante tenía el hombre con controlar sus impulsos homicidas cada vez que recordaba los comentarios de la ruta como “facilita” “larga pero con subidas de las que no rompen” y resto de falacias contadas en este post. Así que nos quedamos los tres a cola y vemos que delante de nosotros hay otra grupeta de 3. Nos sorprende el casco amarillo ácido de frenetikow, sobre todo porque toda la vida habíamos tomado a este personaje como una de las lagartijas que siempre tiran delante.

Aunque parezca increíble, el camino va de mal en peor. Cada vez hay más piedras, la pendiente sube hasta que ya no quiere más, la vegetación desaparece y acabamos arrastrándonos por encima de “algo” que debería ser un camino o algo así, probablemente en tiempo de los celtíberos, pero que en realidad son una serie de piedras sobre terreno arenoso que hacen casi imposible el andar. Hay restos de orugas, nos se sabe si del servicio forestal (para que si no hay árboles ni nada) o restos de los blindados de la guerra civil. Si tenemos en cuenta pendientes que rondaban el 30%, hasta andar empujando la bici suponía ir a 160 pulsaciones. EN este momento, con el paraje casi lunar que tenemos frente a nosotros, Chango y yo nos ponemos a coñear con la historia del señor de los anillos, formato bikero. Curiosamente le digo a mi fiel compañero que si la quiere la anilla de mi dirección junto con todo las piezas que lleva pegadas (cuadro, horquilla ruedas etc) y me dice que me zurzan que si quiere me suelta su carga a cambio… que diferente es la realidad de los libros y las películas, aquí cada uno lleva lo suyo. También sospechamos que esos personajes que están por delante, vaya usted a saber donde, en el fondo son elfos y otras razas extraordinarias, por ello el ritmo que llevan en un terreno así no es normal.

Finalmente los dos grupos de cola nos acabamos por reunir, repartimos los últimos restos de comida como buenos hermanos, frenetikow deja sin agua a todo el que tiene cerca y básicamente nos dedicamos a despotricar con respecto a las ideas geniales de hacer una ruta de semejantes características. La verdad es que la moral del grupo anda baja y cuando vemos, después de superar la enésima pared, como aparece por la derecha la “variante 1” que nos llevaría en un momento de vuelta al collado del mosquito se piensa en abandonar a los de delante. Pero lo que es estar en un grupo, el que esta algo más fuerte ayuda al que está algo más débil, le anima, le da de su agua, su apoyo y las fuerzas que tiene, para que al final se acabe por tirar todos juntos para adelante.

Claro, que el que llevaba el altímetro (yo) y que me acordaba del mapa de memoria, no les dice aún queda un buen rato de subidas hasta llegar al objetivo final. Cada nuevo peñasco que subimos es una tortura, algunos preguntan que si es el último. Unos en su desesperación dicen si, otros callan, porque saben que al menos quedan dos más…en todo caso, el dolor y el sufrimiento de este terreno endiablado, no nos impide el disfrutar de las impresionantes vistas que tenemos alrededor. La ausencia de vegetación, la altura y la claridad del día permiten ver la silueta de los nuevos rascacielos de Madrid, el ancho de castilla y un paisaje sencillamente extraordinario. En un determinado momento, perdida ya la noción del tiempo, (la volvemos a tener cuando llaman al móvil a Ghosman y dice que son casi las dos) vemos las siluetas de nuestros compañeros en la cima de un montículo y sabemos que finalmente vamos a alcanzar nuestra meta. Sacamos fuerza de donde no hay, unos empujando la bici, otros intentando subir por donde no se puede y llegamos a la cima.

Cuando llegamos, vemos sonriendo y relajados, después del pedazo de descanso que se deben haber tomado a Juanma, Jesús, Pablo y Mole. Según va llegando gente comienzan algunas de las frases que ya se han comentado “la variante 3, la variante 3…” es una de las mas escuchadas con otras como “¿pero es que hay un hayedo?” Total, que tras descansar un rato, finalmente vamos al vértice geodésico donde, aunque parezca increíble, nos encontramos con gente que nos hace algunas fotos. Las vistas allí son impresionantes y la verdad que una vez que se esta arriba, merece la pena el sufrimiento que se ha pasado para llegar a ese lugar…bueno, al menos eso es lo que nos decimos, para justificar la locura.

En todo caso el ambiente es mejor, lo peor ha pasado y no escuchamos un comentario entre dientes de Juanma diciendo “todavía queda un repechito…” . Así nos lanzamos a un desbocado descenso dirección puerto de Somosierra. La primera parte de la bajada tiene un terreno parecido al que hemos sufrido en la subida: piedra suelta sobre terreno blando, vamos, lo ideal para romperse los dientes. Este aspecto pareció no ser comprendido por el resto de la gente del grupo y todos se lanzaron como kamikazes por la cuesta para abajo excepto yo ya que después de mis últimas experiencias y con esas heridas que duelen cuando la cosa se pone algo más rápida, voy más tranquilo, que no quiere decir que baje despacio. Básicamente bajo como un desequilibrado, pero es que el resto bajan como dementes.

Curiosamente en la bajada suceden pocas cosas. Bueno si, que el tiempo pasa muy deprisa. Sin apenas percances (reventón de Mole) llegamos a la vertiente norte del puerto de Somosierra, donde nos espera un ligero repecho hasta llegar a la cima del mismo. Aquí hacemos una nueva parada, para llenar nuestros bidones y camelbacks con cloro con sabor agua. Vamos, que van a quedar desinfectadas para las próximas tres generaciones de bikeros que beban de ellas. Aquí se hace un breve resumen de lo que queda: un poco de bajada por carretera, luego el famoso repecho y luego una bajada final hasta Montejo.

Nos ponemos en marcha, bajamos por la carretera un ratillo y rápido nos desviamos hacia la izquierda para tomar de nuevo un camino. Pues nada, empieza el repecho en el idioma de Pablo, Juanma y Jesús, pero que en el del resto es básicamente “una putada”, “trampa” y demás improperios. El repecho en cuestión tiene 200 metros de desnivel y por un terreno que cualquier otro día nos parecería roto, pero que hoy nos parece una autopista. Eso si, aquí si que vemos los colores de Montejo, al menos durante 50 metros que hay árboles con las hojas en color ocre. Cada uno sube como buenamente puede, con la estructura grupal que se llevaba ya repitiendo desde la subida de las tres provincias. Yo subo con Chango y la verdad es que dentro del dolor de todo que tenemos, no vamos demasiado mal y en ningún momento perdemos de vista a los galgos que llevamos delante. Llegamos al collado, de nuevo reagrupación y sobre todo miedo por parte de algunos miembros del grupo a que la gente se revele tirando piedras a la cabeza o que cometa cualquier barbaridad. Ghostman, que sigue cerrando la marcha, llega literalmente reventado, pero llega. Negris, otro de los que van más tocado, ni habla, cosa difícil de creer en este hombre. Delfi 1 se nos tumba en plan Sireno, ya con todas sus fuerzas agotadas.

Pero vamos, aquí si, aquí si que se sabe que ya todo es para abajo y comienza un descenso donde definitivamente he comprobado que esta gente esta chalada. Bajamos por una pista ancha y con excelente pavimento, prácticamente sin piedras, curvas amplias, buena visibilidad etc. Yo, que sigo tomándome las bajadas con calma veo que la gente se me va…pienso, ¡qué lento eres Bruna! Miro al velocímetro y veo que marca algo así como 65/68 por hora…vale, no eres lento, están tarados. El momento más espinoso es el encuentro con la vaca y sus ternerillos. Visto desde atrás estaba casi seguro que en vez de bocadillos podíamos tomar pate de ternera con forero sudado, pero milagrosamente no sucede nada. Finalmente y de nuevo agrupados, llegamos al primer pueblo (horcajo), vuelta a la civilización después de nosecuantas horas, donde excepto la carretera de Somosierra no habíamos visto más que piedras, árboles y cuestas. De allí a Montejo hay un suspiro y en un momento llegamos allí sin más novedad.

Al llegar a los coches tenemos una mezcla de cansancio, satisfacción, dolores varios, cabreos de buen rollo y más sensaciones contrarias, lo que todos tenemos es una sonrisa de oreja a oreja. Tras las fotos de rigor viene lo mejor de la ruta: los bocadillos y la mesita de Jesús. Efectivamente esto no era coña y allí que nos ponemos con todo lo que tenemos. Debo de agradecer el que trajeran comida de más, porque yo no tenía nada y estaba que me caía. Allí pasamos un buen rato, comentamos la jugada, nos pasamos unas buenas risas y sobre todo lo pasamos genial, el broche final perfecto a una jornada de ciclismo de las buenas.

Así que nada de nuevo pensando en repetir. Eso si, a mi esta semana toca descansar. Seguro que cuando este metido en el baño finlandés me acuerdo de la ruta esta jojojojo.


Saludos y hasta la próxima.

domingo, 21 de octubre de 2007

VII Maratón Karacol Sierra Norte

Por Juanma.

RING-RING-RING-RING-RING El implacable despertador me despierta de un placentero sueño. Las 6.20 del domingo 21 de Octubre. El día de la Maratón. Sueño, muuucho sueño y nervios... Me pregunto a dónde vamos a esas horas. ¿Estamos locos????? (Sí, lo estamos, doy fe.)
Desayuno, me visto y salgo de casa montado en la bici dirección al garaje. Todavía es noche cerrada. Cargo la bici y tomo M40 dirección carretera de Burgos. Por la M40 ya adelanto a unos 3 coches con bicis que seguro que iban al mismo sitio. El número de coches con bicis va aumentado cuando entro en la carretera de Burgos...

Llegamos a La Cabrera, cerca del polideportivo y aparcamos los coches. (sigue siendo noche cerrada y estamos a unos 4 grados.) Entre el sueño, el frío y los nervios, no puedo parar, estoy emocionado. Mientras Pablo y yo nos acercamos a recoger los dorsales, Jesús se echa una cabezadita en el coche. Sacamos las bicis y esperamos que lleguen el resto de la representación de la “Pandilla Basurilla” en la maratón: Antonio y Victor (Mole y Calviniano).

Ponemos los dorsales en las máquinas y empezamos a estirar... Fotos de rigor y vuelta a estirar. Sobre las 8:40h nos dirigimos a la salida. Maaaaaaadre mía que de gente. Vemos dorsales 475 y 510. Pensábamos que éramos sólo 400, pero al final ha habido muchos más... 8:50h Salida neutralizada desde el polideportivo de La cabrera, tomamos dirección sur durante unos 7 minutos hasta llegar al lugar de la salida oficial. Vaya pelotón de locos por el mtb se ha formado!!!!

Se da la salida, vemos que los primeros van como locos. ¡Qué todavía quedan 85 km!!!! Los 5 estamos situados pasada la mitad del pelotón (calculo que tendríamos delante unos 250 mínimo) Empezamos la maratón... Vamos por pista dirección Navalafuente no hay mucha complicación (algún tramo un poco más estrecho) y ya vemos los primeros pinchazos y vamos adelantando unidades que han empezado demasiado fuertes. Pasamos Navalafuente y nos dirigimos a Miraflores. Bajamos por un trialera con muchas piedra y Jesús, Antonio y yo empezamos a adelantar a gente con dobles que bajaban andando... (Maestro Peguero, cuanta razón tienes que con el verdadero mountain se coge técnica...) Una vez pasadas las zonas técnicas, empezamos la subida hacia el primer avituallamiento (sólido y líquido). Llegamos Jesús, Antonio y yo y esperamos a Pablo y Victor. Paramos unos minutillos, fotos y continuamos. Estamos en el kilómetro 27.

Salimos dirección Puerto de Canencia por una zona muy chula y con una cuantas rampas bastante duras. Llegamos a la carretera que une Bustarviejo con Miraflores, la cruzamos y entramos en una zona de pinos con un sendero rápido que va entre ellos. Divertido a más no poder. Pasamos a unos por la derecha en plan locos y seguimos... Al cabo de un par de minutos, Antonio pincha y dice que continuáramos Jesús y yo. Seguimos por pista de nuevo y llegamos al segundo avituallamiento, esta vez sólo líquido. Jesús y yo paramos escasamente 1 minuto y continuamos (este chico me va a destrozar....) Ahora nos enfrentamos al puerto del Medio Celemín. Durillo aunque por el nombre parece que no lo será. Ya llevamos unos 43 km y más deprisa de lo esperado.

La subida es tendida y vamos adelantando a unos cuantos más que ya se les veía un poco justos... (alguno con alguna pedazo bici que ya la quería para mi....) Coronamos el Medio Celemín y en la bajada adelantamos a otros. (Si es que vamos como locos...) Poco después llegamos al tercer avituallamiento (sólido y líquido). Estamos en el kilómetro 50. Paramos unos 3 minutos, engullimos dátiles, fruta y bebemos algo de bebida isotónica y pa delante... En este punto se puede elegir entre hacer la maratón completa o recortar y hacer 60 km.

Como no podía ser de otra forma, continuamos para los 85km. Delante de nosotros se presenta una cuesta con rampas del 17% y 18% de más de un kilómetro. Aquí seguimos adelantando a gente que ya va un poco más justa... (y todavía nos quedan 35 kilómetros....!!)

Después de coronar, nos dirigimos al pueblo de El Cuadrón, lo atravesamos y otra vez más cuestas (para arriba claro,...) Estamos en el km 57k A mi se me empiezan a subir los cuadriceps (me acordé mucho de ti Miguel...) y le dije a Jesús que tirará que iría más despacio para relajarlos... En la bajada al 4 avituallamiento le pillo (o mejor, deja que le pille) y reponemos líquidos. Estamos en Buitrago. Quedan unos 20 kilómetros de traca...

Empezamos a subir por un sendero que tela... llevamos 65km y las piernas pesan, pero se logra subir, desde ahí más subidas y senderos, alguna trialera y llegamos a Siete Iglesias. Ya Jesús me había dejado (y aunque le veía en las subidas, ya no logré pillarle). Último avituallamiento sólido y líquido y después de una mini parada de 1 minuto empiezo de nuevo para ver si le doy caza... Paso a unos cuantos y nos queda como final de fiesta unos rampones de narices. Primero uno con tierra un poco suelta, lo acabas, llaneas y luego otros dos encadenados en los que la tierra suelta sobre la piedra y la pendiente, hace que tengas que pegar la barbilla al manillar y hacer fuerza para que no derrape la bici... (Otro consejo más del maestro...) En las primeras rampas me pasan unos tres, pero luego les doy caza y les paso de nuevo (ya recuperado de los tirones) los últimos 2 kilómetros son por senderos en los que voy como un lo, pido paso y adelanto a unos 2 (quiero pillar a Jesús...).

Justo antes de cruzar la carretera de Burgos por debajo, está la meta allí me está esperando Jesús... Me apuntan el dorsal y me dan la posición: el 80 de 500 y pico... Ole, ole, ole... Jesús quedó el 68... Ole por Jesús el maquinón.

En la llegada, teníamos preparados stands de los patrocinadores con bebidas para reponer y la organización estaba haciendo pasta (si, pasta fresca de bouitioni!!!). Después de un rato largo llega Antonio y nos comenta su odiesa: había pinchado 3 veces y le habían tenido que dejar incluso cámaras... A los 10 minutos llega Pablo y nos comenta que se perdió en la parte final (creo que no fue el único) y tardó media hora... A los 15 minutos llega Victor (que tambíen pinchó una vez)... Comentamos las jugadas y de no haber sido por las averías y por la pérdida podíamos haber llegado en grupo... Ole, ole y ole por Pablo, Antonio, Victor que junto con nosotros y entre todos hemos recuperado el honor de volver a llamarnos la “Pandilla Quedadas” en vez de la “Pandilla Basurilla”.

Me lo pasé genial, me gustó mucho el ambiente y repetiré seguro... Al final en mi cuenta tenía estos datos:

Kilómetros: 85.100
Tiempo de pedaleo: 5 horas 10 minutos
Tiempo total (con paradas): 5 horas 35 minutos.
Velocidad Media: 16,20 km/h
Hora de salida 9.00h
Hora de llegada 14:35h
Satisfacción por acabar: No puede medirse con ningún cuenta...

Lo siento por la parrafada, pero tenía y quería compartirlo con todos vosotros, que seguro que me entendéis...


Por Calviniano

A las 6:30 de la mañana estoy metiendo la bici en el coche. Los que vuelven de fiesta me miran alucinados, no sé quien está más colgado, si ellos o yo. Tengo que poner música bien fuerte en el coche para despertarme.

A las 8 ya estoy en La Cabrera. Mogollón de coches con bicicletas por la carretera. Me acerco al polideportivo (Julián Berrendero se llama, muy propio) y veo a Jesús que va a por el dorsal. Ya se nota un gran ambiente en la zona, parece que todo va a estar bien organizado y me da por pensar en el madrugón que se ha tenido que pegar la gente de la organización (Graciasssssssssssssssssss).

Hace un frio que pela. Por fin nos juntamos los de la Pandilla Quedadas y a las 9 más o menos se da la salida neutralizada. Bajando por las calles de La Cabrera parecemos un gran enjambre de moscardones por el sonido que provocamos. Después de un par de kilómetros se da la salida de verdad. Hay gente que sale a toda pastilla y yo me quedo cortado de la grupeta. Hay muchísima gente y en zonas estrechas nos toca parar.

Vamos rodando más o menos rápido, en zonas de pista ancha es donde se puede adelantar y poner plato grande. Pasamos zonas de bajada más técnica (por fortuna voy solo y no me toca bajarme) y zonas de subida complicadilla donde se vuelve a agrupar la gente, ya que los hay que se les da mal y hay que subir andando. Al cabo de unos 25 kms. Llegamos al primer avituallamiento y vuelvo a ver a los de la pandilla, pero hace ya un ratillo que llegaron y deciden salir. Yo me quedo comiendo un poco, les digo que luego les pillo (ni de coña!!, ya no les volvería a ver, bueno a Antonio y a Pablo sí).

El tramo siguiente al avituallamiento es un sendero de bajada con mucha hojarasca y al lado del río, realmente precioso. Voy con un tipo pegado atrás y en un momento determinado en que no veo señales le pregunto si vamos bien y el tío me dice que no sabe, que me está siguiendo y nos reímos un rato. Por fin volvemos a ver señales y eso nos tranquiliza. Empezamos un tramo largo de subida alternada con zonas de llaneo en el bosque hasta que llegamos a la Fuente del Collado, en la carretera que une Bustarviejo con Miraflores. A partir de aquí empieza un sendero brutal por lo divertido, parece un circuito de motocross entre pinos. Aquí fue donde más disfruté del maratón.

Bajamos hacia Valdemanco y me encuentro con Pablo, no sé si se había perdido pero era fácil porque después pasamos un rato de desconcierto, no se veía ninguna señal, hasta que al fin volvemos a ver gente. En ese camino nos encontramos con Antonio que había pinchado. Pablo sigue el camino y yo decido parar a ver si puedo echar una mano. Antonio estaba jodido porque llevaba un ritmo muy bueno y el pinchazo se lo ha roto. Comenta que ya no parará en los avituallamientos para alcanzar a Juanma y a Jesús (glubs!!).

Cuando el pinchazo está reparado me doy cuenta de que yo también he pinchado, con banda antipinchazos y todo. Antonio se queda un rato más ayudándome ahora a mí (pobre, graciasss) y cuando está arreglado sale a toda pastilla. Llego al segundo avituallamiento, líquido sólo, con un grupo de gente de Cedena y como son de Fuenlabrada voy charlando con ellos. Al llegar a Valdemanco veo que Antonio ha pichado, otra vez!! Lo tiene prácticamente solucionado así que sigo mi camino.

Subimos el Medio Celemín, que desde lejos no parece gran cosa, aunque se vea culebrear el camino y en la bajada me pasa Antonio como una centella. En esa misma bajada me lo vuelvo a encontrar: estaba parado por un tercer pinchazo y cuando llego a su altura vuelvo a pinchar (no es coña). Ya no llevo más cámaras y el pegamento para parches se me había secado. Un tipo que bajaba me da una cámara que llevaba él llena de parches (graciasss). Me quedo arreglando el pinchazo y Antonio, jodido porque se le había complicado mucho el maratón sigue para adelante. Llegamos al segundo avituallamiento sólido (50 kms) donde está el desvío para acortar la maratón.

La maratón larga sigue por un camino que lo siguiente que tiene son dos rampones de aprox. 17%. A estas alturas hay bastante gente que lo sube andando, yo me encuentro bastante bien y subo del tirón, despacio pero montado, como un machote. En la bajada, rapidísima, veo a un tipo que está a un lado sentado, se habia pegado una buena leche, le pregunto y me dice que está bien, que siga. Y eso hice. Y en estas llegamos a Buitrago de Lozoya y aquí empieza un sendero precioso de subida hasta el collado Picazuelo. Lo hago encima de la bici también, excepto al final que hay una piedra que se me atraganta, justo antes de llegar al control y los dos tíos que hay allí me ven, cagonlaleche, que mal he quedao. Pero los tíos son muy amables y no paran de dar ánimos.

En la bajada del collado veo a dos sucesivamente que están parados al borde del camino con la cabeza agachada: como dice Perico, es el tio del mazo. Les ofrezco comida pero dicen que llevan, que ahora necesitan descansar un poco. Me junto con un tipo que lleva una Cannondale y entablamos conversación sobre las horquillas de estas bicis, que a mí me parecen curiosas. A partir de aquí vamos haciendo casi todo el camino juntos hasta el final. Llegamos al tercer avituallamiento sólido y me pongo ciego de melón porque empezaba a tener hambre.

En Sieteiglesias vuelve a haber un momento confuso por falta de señalización pero como siempre salimos bien del paso. El tío de la Cannondale no para de decirme que todavía queda lo peor, pero yo me encuentro bien físicamente y no me asusta. Llegamos por fin a la subida a Las Cabreras y se hace dura de pelotas. Empiezo a notar que los gemelos y el sartorio (no sabía que yo tenía ese músculo) duelen bastante y el final de las rampas decido hacerlo andando no sea que me rompa y sea peor. Ya solo queda una bajadita entre jaras y una trialera de subida que no se hace mal. El de la Cannondale no para de decir que esto sobraba, le noto algo crispado.

Por fin llegamos a la meta. Son las cuatro menos diez y estoy realmente cansado. De echo no me apetece ni comer, tampoco tengo mucha hambre porque he comido bien por el camino. Nos juntamos de nuevo la pandilla quedadas para relajarnos un rato y ver el sorteo. Caras cansadas pero de satisfacción, ha sido duro, pero se ha hecho. También ha sido divertido. En fin, me ha gustado mucho.

domingo, 7 de octubre de 2007

Pasapán, la batalla definitiva

Vamos a ver, cómo iniciamos el relato de una de las cruzadas que más me ha gustado librar, por la compañía y por el campo de batalla donde se sucedieron los acontecimientos. A las 8:53 los diez soldados (Delf1, Delfi 2, joseferia, calviniano, Mole, Frenetikow, Sportbilly, Negris, Peguero y Pablobike) con sus impecables armas comienzan a subir el Pto de la Fuenfría. Para algunos este ascenso empieza a ser como el pasillo de su casa. Una hora más tarde, no llega, el Alto de la Fuenfría contemplaba las primeras fotos de grupo. El día nos regalaba un suave resol, nada de viento y algunas nubes altas. Ningún destello de otros ejércitos dado lo intempestivo de la hora y la concentración de los 88.

Comenzamos el descenso hacia la Fuente de la Reina por un sendero paralelo a la pista para terminar en ésta poco después. En la Fuente aprovechamos para coger agua y comer algo… primeras risas y buenas sensaciones con las nuevas incorporaciones. La moral del grupo estaba muy alta, sobre todo por la decisión del General del batallón Peguero de “dar un paso al frente” y acompañar a sus cachorros (cachorros talluditos en algunos casos) al campo de batalla.

Desde la Fuente de la Reina hasta la Cruz de la Gallega es un puro disfrute de pistas y senderos por las que se baja a toda leche. Esta vez los reventones lo permitieron; sin noticia de ellos. Desde la Cruz, desde donde se divisaba Segovia a la perfección, terminamos decidiendo coger el camino más largo para enlazar con la Cañada Real Soriana Occidental, pero es que teníamos un descenso muy divertido por sendero de velocidad, muy limpio, además de alguna bajada más o menos “técnica” de las de bici cruzada. Primer susto. Luis sale por las orejas de su caballo, digo bici, y Calviniano pierde la trayectoria ideal sin mayores consecuencias. El ansia nos hace ir demasiado juntos a veces.

Tras dar esquinazo al caserío de Santillana, o lo que queda de él, tomamos un ascenso con pendiente suave que nos deja a las puertas del rancho de Marianín. Sube y bajas continuos con alguno de categoría especial que solo Sportbilly consiguió remachar hasta el final. Hablamos de una rampa al 27% de unos 150 metros donde si no te rompías las piernas, se rompía la cadena.

La llegada a la Puerta del Pasapán se hizo en la previsión horaria. A las 12.30 estábamos comenzando el ascenso. Aquí era necesario abrir tres frentes para cubrir bien toda la subida… Uno en cabeza, otro en medio y un tercero de cola. Así Paspán no nos cogería desprevenidos. A ritmo la cosa comenzó a funcionar, aunque momentos de debilidad los hubo, muchos, quizás demasiados. Hablamos de un puerto de cerca de 9 kms, con pendientes muy constantes y sin descansos. Alguien dijo que se mantuvieron entre el 5 y el 15%. Duro, duro. Pájaras, paradas, tirones, insensibilidad en las piernas… Un infierno. Frenetikow, Mole y Delfi1 coronaron en primer lugar en unos 50 minutos, el segundo grupo llegó a unos 8-10 minutos y el tercero… llegó.

En la cima había unos excursionistas con mantelito, tortillas y sardinas. He de reconocer que sólo la idea de terminar arrestado impidió el asalto y la rebelión de las tropas. Una vez reagrupadas las líneas y las fuerzas, comenzamos el descenso de la montaña dejando atrás a Pasapán ya cadáver. El paso de escavadoras por esta pista la había dejado en un estado lamentable, con mucha tierra suelta. Solventados los problemas de orientación y un pinchazo de Pablobike, encontramos sin demasiados problemas el enlace hacia la pista que nos llevaría hacia el embalse de El Espinar. Mención especial para este enlace. Más que pista, teníamos ante nosotros un cortafuegos con un desnivel del -35% con firme esponjoso y ramas que daban tralla a los caretos. Impresionante. Un parque de atracciones.

Pasado este punto solo quedaba llegar a Marichiva, nos quedaban unos 4 kms. La distancia comenzaban a hacer mella, pero entre todos conseguimos llegar a la base del Collado con el ánimo bastante elevado. He de decir que sin el buen rollo existente, esto sería imposible. Peguero y Joseferia lograron culminarlo sin bajarse de la bici, todo un logro para estas alturas de partido. Si hubo algún otro que no he mencionado que me perdone.

Ya en lo alto del Collado, conversación y regocijo con caballo incluido y valoración de las opciones que teníamos para entrar a Cercedilla bajo el clamor y los aplausos de los vecinos. Peguero dio la opción de la trialera que sale frente a la valla. Algunos, entre los que me incluyo se mostraban reticentes a esta opción, que si no es ciclable, que si esto ya es demasiado, que si la abuela tiene el pelo blanco, bah! Que narices, pues todos por la trialera. Los primeros metros fueron descorazonadores (como el accidente del negrito Hamilton, según sus propias palabras), todo llenos de piedras cortantes… ha, no que no es por aquí, pues bájate por allí con la rueda trasera subida en tu casco para coger el sendero “bueno”. Madre míe que estress. La caída de Jose, sin consecuencias, nos pone alerta a todos. Poco a poco, el exceso de piedras va desapareciendo y el descenso se convierte en un Raid con acoso, velocidad, saltos, piedras y raices, pero en su justa medida, árboles… “Cuidado con el punto rojo”, todavía no se como Delfi1, Delfi2 y Pablobike no se comieron ese tronco. Un acierto de nuestro Comandante en Jefe.

Solo un consejo, demasiados ojos inyectados en la bajada. La distancia de seguridad la dejamos en el cajón. Hay madre, hay! De este punto hasta Cercedilla, el descenso vertiginoso por carretera, los rebufos, los 70, 75 y en algún caso 80 kms/h.

Señores, un placer, de las mejores… Sigamos así.

Datos de la Ruta:
Temperatura: entre 8 y 16 grados.
Distancia: 61,1 kms.
Desnivel Acumulado: 1758 mtros.
Media: 13, 2 kms/h.
Velocidad Máxima: 70,5 kms/h
Tiempo de pedaleo: 4h 36 m 36s
Total de la ruta: Más de 7 horas.

domingo, 22 de julio de 2007

Por Morcuera, Canencia y Miraflores.

Por Sportbilly.

Serían las 9.05h cuando llego al punto de encuentro y como siempre, Pablo está ya allí puntual para empezar la ruta que un poco alocadamente preparamos... Unos 10 minutos más tarde, llegan Jesús, Antonio, Luis y Crespo (Amigo de Luis y Antonio). Genial!!! Cada vez más gente en la Pandilla Quedadas... Todo un éxito ser 6 bikers ayer por la mañana.


Empezamos relajados entre las calles de Soto del Real dirigiéndonos a la cañada que nos lleva por la ermita del Rosario camino a Miraflores de la Sierra. El camino empieza a endurecerse y comenzamos las rampas de Morcuera sin darnos cuenta... Bueno, quizás Crespo si se daba un poco de cuenta ;-)



Parada para reagrupar a mitad de morcuera, fuentecita y esperamos a que llegue Crespo pero cuando está a nuestra altura dice que mejor no parar y que sigue!!! (Me recuerda a Kiko!!!) Ya habíamos pasado el peor tramo de pista de Morcuera y nos dirigíamos al tramo final de carretera donde desemboca la pista de subida, donde nos encontramos una culebrilla negra y azul que nos saluda mientras pasamos.


Reagrupamos, nos ponemos los cascos y pa´rriba. Sólo queda unos 2 km de subida hasta la cima de Morcuera. La pendiente media de ese tramo creo que es de 9 o 10% (Que me corrija alguien si no es así) pero la verdad es que se te hace bastante dura (por lo menos para mi)...



Cima de Morcuera y parada en la Fuente de Cosio para tomar las barritas, frutos secos y beber agua, que llevábamos 17.5km de subida... Desde allí a Canencia por la pista que ya conocíamos (con susto incluido en la curva de siempre) y desde allí nos fuimos por sendero hasta la trialera, pedregal o como queráis llamarlo hasta la carretera de Bustarviejo. En este tramo, Antonio y Luís ya comienzan a disfrutar del “Auténtico Mountain Bike”. Crespo creo que lo pasa un poco peor, pero de todas formas seguro que disfruto. Jesús, Pablo y yo disfrutamos bastante de la bajada. Es bastante técnica y obviamente no muy rápida. Sólo reseñar que Pablo, debido a un problema en el disco trasero de la Pablolized, bajo gran parte de ese tramo sin freno!!!!!!!!

Finalizada la trialera, tomamos la pista forestal que nos lleva sin dar un pedal a Miraflores (aquí si que disfrutamos todos). Todos mirábamos absortos a nuestra derecha viendo por dónde acabábamos de bajar... (Impresionante!).

Desde Miraflores a Soto, teníamos varias alternativas, entrar a Miraflores (estábamos en la estación de tren) y volver por la Fuente del Cura o bien tomar la vía pecuaria hasta enlazar con el camino de ida. Debido a que eran ya las 14.10, decidimos lo más rápido, que era enlazar con el camino de ida sin entrar en Miraflores. Esta alternativa era la menos bonita, pero la así, para la próxima vez que la hagamos tocará la otra... (más chula, pero más larga).

Una vez enlazamos con la pista por la que habíamos empezado unas cuantas horas antes, dejamos que la inercia guiara nuestras máquinas y sin esfuerzo llegamos a Soto de nuevo después de unos 52km de ruta....

Los datos exactos de la ruta los tienen Pablo y Jesús. El reportaje gráfico estará en breve...

Una vez más y no me canso ni me cansaré: Un auténtico placer y ole por Antonio y Luís, que ya están hechos unos toros y por Crespo, que aguantó como un jabato.

De Jesús y Pablo, que cada vez aprendo más de ellos en esto la bici y disfruto más.