τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

lunes, 18 de abril de 2011

Avituallamiento 307. El Atazar

Leído así parece el título de una peli de terror, y aunque pudiera serlo por lo inhóspito y despoblado de los parajes recorridos, finalmente salí vivo y estoy aquí para contarlo.

La bici preparada ante el amenazante cielo de la mañana en Montejo de la Sierra. Ya me estaba insinuando que ella así no salía. Caprichosa!

El día comenzó con el típico madrugón cuando hay que coger el coche para irse a la sierra. Tenía decidido hacer la ruta del Cerro Porrejón que bordea la Puebla de la Sierra que ya hice con Tony el año pasado por estas mismas fechas pero... una vez en Montejo de la Sierra y ya en marcha, las nubes negras que amenazaban toda la zona y los 8ºC me hicieron dar media vuelta con 200 metros pedaleados y ala!, el pensamiento de "adónde vas tú?" esta vez si me frenó en seco. Al coche...

Vista de El Atazar desde el embalse.

Esta reculada, ¿significaba que me quedaría sin ruta?... y con una semana menos para el inicio de los objetivos de este año que, viendo como está el patio, el Soplao va a ser de nuevo el primero en vez de la tan esperada 101 de Ronda. Según deshacía kms con el coche dirección a Madrid, el cielo se iba clareando y mi cabeza funcionaba deprisa: "Qué tal salir desde El Atazar... la misma ruta pero con distinto punto de salida... bueno habrá que subir el cerro de la Torrecilla... venga... vamos a intentarlo".

Embalse de El Atazar.

Y así fue, en el km. 45 de la Nacional I tomo el desvio hacia Torrelaguna y en un periquete me planto en la localidad que da nombre al mayor embalse de agua de la Comunidad de Madrid. A todo esto, me había comido ya media mañana porque, cuando me puse a pedalear, eran las 11:30. Vaya horas! "Los primeros de Colmenar Viejo ya estarán terminando".

Eje de la ruta donde se unen los dos bucles. La pista de la izquierda es el comienzo y final de la ruta y sube al Collado de la Torrecilla; por la de la derecha se viene de Alpedrete de la Sierra.

Ya en marcha, y en frío, me tocaba la subida al Cerro de la Torrecilla. Son unos 7 kms con 500 metros de desnivel donde según te vas elevando recoges unas vistas de la denominada "Sierra Pobre" dignas de postal. La pizarra y el color ocre de las montañas mezclado con el indispensable cielo azul son las características genéticas de la zona. En el último km adelanto a tres trail runners que subían que daba gusto. "Eso si que debe ser duro", pensaba.

Avituallamiento 307. El Atazar

Una vez arriba y con unas sensaciones de piernas bastante mediocres, me dejo caer hacia Alpedrete de la Sierra, y tras superar alguna tachuela más, terminaría en el Atazar dos horas después del inicio y con 43 kms recorridos.

Y aquí está el porqué del título de esta entrada. En el Atazar, abro el coche, y la mochila que llevaba en el coche. Ahí dentro se escondía un fabuloso bocadillo de jamón serrano y queso y una CocaCola en una neverita tipo paya. Increíble!, se me hace la boca agua. !Qué momentazo! Terminado el bocata, cojo un par de barritas y un gel y lleno el bidón en la fuente del pueblo. En total, 12 minutos, lo que a la postre fue mi única parada en toda la ruta. Pero qué parada, cómo me supo este avituallamiento. La clave sin duda para ir bien alto de moral.


Cerrado el avituallamiento, digo el 307... me pongo en marcha. La segunda parte de la ruta iba a ser más complicada, larga y dura que la primera. Salí del Atazar dirección Robledillo de la Jara para, tras un pequeño puerto, coger la degradada carretera que une este pueblo con la Puebla de la Sierra y, un km más adelante, tomar una pista que se va adentrando en territorio inhóspito y salvaje... Aquí, el come-come de la cabeza, la soledad, el silencio sepulcral del bosque y yo que se qué mas, hacen pasar por tu retina el titular de la sección de sucesos del día siguiente: "Biker comido por los lobos en las cercanías de Puebla de la Sierra".

Hacia el Cerro Porrejón.

Esta pista va tomando altura poco a poco, y termina después de unos 7 kms de dura ascensión en Peña Cuervo. La subida es de las que hacen afición, tapado por los miles de pinos que se encuentran en la base del Cerro Porrejón no es difícil encontrar sombra que mitigue la dureza de estas rampas. Aquí es bastante factible cruzarse con cervatillos y jabalíes... y vete a saber qué otras alimañas. Es, desde luego, el tramo más duro de toda la ruta y un lugar clásico para una buena pájara. En mi caso, y aunque llevaba casi 60 kms en las patas, subí con buenas sensaciones, lejos de las que había tenido en la Torrecilla. En cualquier caso, este año tengo verdaderas dificultades para levantar las pulsaciones y es que ayer no pasé de 160 ppm en toda la ruta.

Terminado el tramo que podía haber convertido esta ruta en la peli de terror: "Devorado", inicio la búsqueda hacia la carretera que viene desde el Puerto de la Hiruela, paso obligado si hubiera salido desde Montejo, para desviarme por una pista que sale a la derecha y que enlaza con el Collado Salinero y el de las Palomas, lugares muy frecuentados por los cazadores de la zona.

Carrtera hacia Puebla de la Sierra. Territorio inhóspito.

Hasta el final, solo quedaban unos 20 kms de pista a media ladera con unas panorámicas de vértigo -se circula de forma permanente con un precipicio a la derecha de la marcha-, donde varios subibajas me hicieron tomarme un gel a modo de precaución. La aparición del cerro de la Torrecilla, indicaba que hasta el final ya era todo bajada, salvo el último km para subir al Atazar que se hace por un rampón que me dejó en "mi" avituallmiento particular pero, esta vez si, para poner punto y final a la pedalada del día.

Esta opción con la salida desde El Atazar alcanzó los 94 kms en un tiempo de 5h08 (+12 parado), algo menos que la versión del año pasado saliendo desde Montejo, que terminamos con 113 kms (me llegó a pasar por la cabeza bajar hasta este pueblo cuando estaba cerca de la Hiruela, pero..., alguien puso un poco de cordura en mis endiabladas ideas). Los 2400 metros de desnivel acumulado fueron los mismos y la media por km también.

Fin de la excursión. Satisfacción. Disfrute y curtido.

Lo que también cambió con respecto al año pasado, además de la siempre divertida presencia de Tony, fue la bici, y sobre todo, la transmisión, ya que era la primera ruta de montaña en la que me embarcaba con un 39x26 en los platos. En este sentido terminé encantado Y todas las dudas con respecto a una transmisión 2x9 fueron aclaradas. En todas las subidas me sobraron piñones y lo mejor de todo, puedes optimizar todas las marchas sin llevar cruzada la cadena con lo que cambias muchísimo menos de plato. Salvo en las subidas de cadencia y con porcentajes altos, vas siempre con el plato grande. Un acierto, sin duda. La ruta también!

domingo, 10 de abril de 2011

Morcuera 'Norte y Sur' + Navafría (un paso más)

Fin de semana de "Rodriguez" en casa con lo que ello implica: Más dedicación a los peques y menos a la bici, que no está mal tampoco, la verdad. Para no romper la progresión de las últimas semanas en cuanto a horas e intensidad de vuelo, tenía pensada una ruta con cuatro puertacos y cerca de 200 kms que, a todas luces, me llevaría demasiadas horas, y como había convencido a mi suegra para que disfrutara de una estupenda mañana de domingo con mis hijos, tampoco era cuestión de abusar. Así que varié el plan, hablé con los controladores, y diseñé algo más "mortal", que también me hiciera disfrutar del día soleado que tenía por delante.

Tras dejar a los nenes a buen recaudo, cogí el coche y me dirigí hasta la estación de Renfe de Tres Cantos, desde donde saldría dirección a Soto del Real y Miraflores de la Sierra. Tras abrir el maletero del coche me llevé el primer susto. No tenía la llave allen para cerrar el tornillo de la tija de la flaca, con lo que ponte a pedir la herramienta a quien pasara por allí. Poca gente dado que eran ya casi las 10:45 de la mañana. Solucionado el percance, y agradeciéndo desde aquí al amigo que me salvó la salida, puse rumbo norte por el carril bici de costumbre pero con 34 kms menos que cuando salgo desde casa.

A Soto del Real llegué con 21 kms de rodaje que me vinieron perfectos para calentar las piernas. Hasta Miraflores, 9 kms más de carretera con trafiquillo y con unos 300 metros de desnivel que se hacen rápido. Y en Miraflores, ay! en Miraflores. Un agente  de la Guardia Civil me dice al pasar por la plaza que el puerto de Canencia está cortado por un rally. Pues nada, todo quisqui por Morcuera, puerto más largo y con más desnivel que el anterior. Un rosario de ciclistas comenzamos la subida juntos, entre los que destacaban los del CC de Tres Cantos, con no menos de 20 unidades.


A la cima llegué en 37 minutos desde el desvío de la Fuente del Cura con unas pulsaciones medias bastante aceptables. Ya se sabe que siempre que subes acompañado de otras bicis das un puntito más que cuando marchas solo. Buenas sensaciones en general, y buena temperatura. Y como también es costumbre, te pasa algún avión que te hace custionarte lo de poner un motor a la bici, jajaja. Bueno, cada uno en su liga.

Ya arriba tocaba bajar hasta Rascafría, y tras despedirme de los dos bikers con los que había coronado, comencé a descender con el run-run de que esas cuestas, al estar cortada la vuelta por Canencia, tendría que subirlas para regresar a Miraflores deshaciendo camino. Tras llegar a Rascafría me dirigí hasta Lozoya del Valle por la M604. Entre estos dos pueblos hay unos 10 kms llanitos con algún subibaja donde pega el viento de cara y se hace bastante doloroso...

Ya en Lozoya, me desvío hacia la izquierda para subir el puerto de Navafría, "un puertecillo" de 12 kms con ninguna rampa más allá del 10% pero con un porcentaje medio del 6% y casi 700 de desnivel que, si no vas bien, crispa bastante. Y aunque las sensaciones subiendo no eran del todo malas, salvo en lo momentos en los que el viento del norte apretaba sus soplidos, ni iba con la cadencia que me hubiera gustado, ni tampoco las pulsaciones... Vamos que el año pasado con la MTB lo subí en dos minutos menos.


Arriba, rodeado de una espesa niebla que me acompañó en los dos últimos kms, me comí media barrita y para Lozoya de nuevo. Y de aquí hasta Rascafría donde, "joder", el aire otra vez de cara, "pero si lo llevaba de frente cuando iba por el otro arcén". Cuando las fuerzas fallan, parece que la mínima brisa es un vendabal que siempre va en tu contra. Argggg!

Antes de llegar a Rascafría, paré en una gasolinera para comprar una CocaCola que me diera algo más de energía. Y de vuelta a la carretera pongo rumbo al puerto de la Morcuera que subiría por la vertiente norte, ascenso más largo que por la cara sur, con algo más de 13 kms desde que comienzan las rampas (a la altura de Los Grifos) y con un desnivel similar al de la otra vertiente (unos 650 metros).

Y se hizo dura. Muy dura. Tardé una eternidad hasta la cima. Ya sin pulsaciones ni fuerzas para levantarlas, posiblemente debido a no haber bebido lo recomendable y haber comido solo una barrita y media más el plátano antes de salir. El caso es que serpenteando más o menos y al tran-tran llegué al alto desde donde me tiré hacia Miraflores tras ponerme el chubasquero. Ahora si. Qué gusto da bajar con la flaca los puertos a casi 80 kms/h sin practicamente dar pedales.


De Miraflores a Soto se vuelve volando. Los subibajas los haces a más de 40 kms/h, lo cual no deja de agradecerse. Ya en Soto, retomaría de nuevo el carril bici hasta Tres Cantos, no sin antes hacer otra parada para comprar dos botellines de agua fría que me dieron la vida. De nuevo en marcha, solo restaban veintitantos kms picando para abajo donde iba pensando de manera obsesiva en llegar a casa de mi suegra para zamparme todas las sobras de los nenes que, hoy si, esperaba que fueran abundantes, jejeje

A Tres Cantos llegué después de 6h05 minutos encima de la bici, con los brazos abrasados por el sol, y con 152 kms y 2700 metros de desnivel positivo en las piernas donde hubo de todo: la primera ascensión a la Morcuera con muy buena carburación; la de Navafría, mejorable; y la segunda Morcuera, una calamidad. En el llano también hubo de todo, momentos buenos y momentos donde hechas de menos una grupeta que te lleve más cómodo...

Supongo que poco a poco.

Por cierto, los canelones de mi suegra estaban para chuparse los dedos. Voy a poner este final de etapa con más asiduidad, jejeje.

domingo, 3 de abril de 2011

Canencia 'Norte y Sur'

En la línea de las salidas más o menos maratonianas programadas en esta época del año con vistas a conocer y reconocer el sufrimiento encima de la bici durante unas cuantas horas, estaba ésta ruta: Salida desde casita (así contribuimos a no contaminar), carril bici hasta Soto del Real (ya le tengo hecho surco), carretera hasta Miraflores (vía con abundante tráfico de domingo) y elección de puerto (en este caso Canencia) para terminar en el Valle de Lozoya y en la localidad que lleva el mismo nombre del puerto que da título a esta entrada.

El Puerto de Canencia no tiene una longitud ni desnivel destacable, siendo bastante llevadero en todos sus tramos, salvando la parte final de las dos vertientes que alcanzan mayores porcentajes.

Y como había que regresar a casa, pues lo subido por el sur tocaba bajarlo, y lo bajado por el norte había que subirlo. No es que la famosa población de la serranía de Guadarrama haya entrado en un cisma de secesión, ni que tenga nada que ver con la famosa serie de TV que se emitió en 1985 y que protagonizaba Patrick Swayze, sino que, simplemente, se trataba del objetivo para este domingo encima de la flaca: las dos vertientes del puerto de Canencia (Norte y Sur) saliendo desde casita.


La rutita, que poco o nada tiene de destacable sino el kilometraje final y las dos asecensiones al maravilloso puerto, tuvo ingredientes que pusieron ajo y perejil al devenir de las seis horas que estuve pedaleando en pos del objetivo.

La Fuente del alto de Canencia. Sobran las palabras.

Por un lado, el agarrotamiento en las piernas después de la ruta con la MTB del sábado por la Casa de Campo con 60 kms donde estuve practicando el recorrido del pasado Open de España (por pura envidia cochina, jejeje), incluída unas cuantas veces la subida del Pino. Tremendo.

Los parajes de esta zona esconden rincones impresionantes y mágicos. Casi es delito no pararse a hacer fotos después de cada revuelta.

Y por otro, el regateo que me hizo la climatología el mismo domingo. Me hizo pensar hasta donde ya no había vuelta atrás que no iba a llover, soltándome el diluvio universal en la 2ª subida al alto de Canencia y la posterior bajada por la vertiente sur. Hasta que no llegué a Miraflores y volé hasta Soto del Real de vuelta no paró de escupir agua una nube negra como el carbón que llevaba encima. Descenso peliagudo con un importante dolor de manos al estar tirando de frenos con los guantes empapados y sin ver mas allá de lo que me dejaban los cristales vaporizados de mis gafas. Osea, nada. Vaya momentos.

Desde Soto del Real, ya por el carril bici, dejó de caer agua durante una hora y pico para retomar el aguacero en los últimos 15 kms (justo después de encontrarme con Bruna en Puerta de Hierro. Amigo, dos veces nos hemos visto este fin de semana, y las dos te he pillado encima de la bici, qué tramarás?).

En definitiva, me pude calzar los 161 kms que tenía previstos y que, aunque sin mucho desnivel para la distancia (1.800), me dieron un buen calentón de piernas y endurecieron un poco más el espíritu, que es de lo que se trata, dado el calendario que nos vamos a achuchar esta primavera-verano. Las pulsaciones durante las ascensiones no pasaron del 90% por lo que todavía hay que buscar márgenes de mejora.

El fin de semana que viene, un poco más... y espero que mejor.