τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

domingo, 21 de diciembre de 2008

1+1-1… La Hoya de San Blás

Después de tres semanas sin pisar la sierra ya tenía ganas de pedalear por cualquier parte de ella, aún aventurándome a encontrarme unos buenos cms de nieve que me impidiesen rodar con normalidad.

Escojo la Hoya de San Blás por la relativa poca altitud que se coge en esta ruta (sobre los 1400). Y si la cosa se da bien remataría la mañana con una segunda vuelta a la Hoya para completar una ruta de 55 kms y 1500 de acumulado.

Salgo del Miratoros a las 9:20 con un grado negativo y la promesa de un día espectacular. El cielo se ha presentado totalmente azul y sin resquicio alguno de nubes. Según avanzaba hacia la montaña por los páramos que separan Soto de la Morcuera, la temperatura ascendía casi sin control. Ya en la barrera donde comienza el ascenso al puerto, el termómetro marcaba 12 grados. El día prometía.

Comienzo a subir sin prisa. La idea es terminar la primera vuelta en menos de 2h30 para poder hacer la segunda vuelta con relativa tranquilidad de tiempo. Tras superar las primeras zetas parece que la pista está libre de nieve. “Ha sido un acierto venir”, pienso aliviado. Sigo subiendo y veo más adelante las primeras manchas blancas en el suelo. Las supero con facilidad. Pero el problema acababa de comenzar. Las manchas cada vez son más grandes y más extensas. Cuando en una de ellas compruebo que el espesor ronda los 15 cms comienzo a preocuparme.

En el desvío al alto de la Morcuera me encuentro con Juan, un biker de Miraflores que ha salido con su flamante pepino (una Spe Stumpjumper!) a darse una vuelta por la Hoya después de algún tiempo de inactividad. Después de una breve charla decidimos continuar juntos. A partir de este punto las cosas se ponen feas, mucha nieve en la pista y solo por los bordes del camino se podía transitar medio bien. Estaba claro que la cantidad ingente de pinos de esta zona no habían podido impedir que la nieve se adueñara de la ruta.

Tras descender por el primer sendero y comenzar a ascender las primeras pendientes de la Hoya, mi compañero me dice que se da la vuelta. No se encontraba con el fuelle suficiente para acometer con garantías esta segunda parte. Tras despedirme continúo subiendo, a ratos montado, a ratos empujando. A estas alturas ya tenía claro que de segunda vuelta nada de nada. Y gracias si completaba la primera.

Según me acercaba al Sendero del Peligro, el espesor de la nieve iba en aumento. En algunos tramos no podía ni empujar la bici… la nieve me llegaba casi por las rodillas y las ruedas no podían realizar su giro natural. “Hasta las narices de la nieve”, me decía insistentemente. El día espectacular, todo muy bonito, mucho blanco, pero yo había venido a montar en bici y ya llevaba un buen rato con el maldito ‘empujabike’.

Decido echarme la bici a la espalda al estilo mochila. Está claro que así voy más cómodo que tirando de ella. Y así continúo un buen rato “disfrutando” de la singular situación. Pienso en el grupo que quería subir a la Fuenfría y en lo mal que deben estar las cosas a 1800 mts. La nieve por el cuello cuando menos.

Por fin llego al comienzo del ‘sendero del peligro’ y comienzo a bajarlo pensando más en terminar con este suplicio que en disfrutar lo que me quedaba por delante. Las zetas de las curvas estaban tan llenas de nieve que estos giros tan cerrados era peliagudo trazarlos bien. El punto más complicado de la bajada que tiene un escalón de roca estaba completamente abnegado por el blanco elemento.

Termino el descenso y enfilo a Soto por la pista. La nieve presente ya no era obstáculo, pero si lo era la ausente, aquella que ya se ha derretido y encharca los caminos de lo lindo. Me parece mentira rodar con tranquilidad, y en un plis estoy en el coche un poco decepcionado con lo que podía haber sido y no fue. Como de todo se aprende, raro será que me vuelvan a ver en una parecida, aunque la montaña llame insistente dentro de mi cabeza.

Al final, completo los 31 kms de la ruta en 3:05, casi una hora más de lo que se tarda en buenas condiciones. La media de 9,9 kms/h es como para haberse echado una siesta bajo cualquier pino de este impresionante rincón de la sierra.

En breve volveré y espero poder quitarle el negativo al título…

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