Una de las rutas que debe tener la categoría de "clásica" de la Sierra de Guadarrama, si no lo es ya, es la que conecta las vertientes madrileña y segoviana a través de los Puertos de Malagosto y Navafría. Así lo han entendido también los organizadores de la I edición de Madridbikex, uno de los acontecimientos bicicleteros del próximo curso, sin duda, y que tendrá como recorrido en su 2ª etapa a estos dos colosos como protagonistas.
Allá por el mes de noviembre del año pasado, Luis (Peguero) y yo nos aventuramos a realizar por primera vez esta ruta. Una vez terminada, el gesto de satisfacción de ámbos era absoluto. En ese momento tuve claro que en primavera o verano, con todos los robledales en plena ebullición, tenía que repetir este recorrido.
Pasaron 7 meses desde entonces. Y tocó este pasado domingo. Yo solo con este rutón y el único acompañamiento de un mapa y una mochila que, aunque no me gusta llevar, creí que sería necesaria ante la dura y larga subida a Malagosto y el posterior cumbreo sin ninguna posibilidad de conseguir agua.
Como en noviembre, Pinilla del Valle fue el lugar de partida. Sobre las 9:20 y con tan sólo 16ºC comencé a pedalear por la pista que une Alameda, Oteruelo y Rascafría. Si las primeras pedaladas iban cayendo dormidas y perezosas, tres perros pastores al mando de un rebaño de ovejas que encontré de sopetón en un cruce, me pusieron la adrenalina para ir bien espabilado hasta el final de la ruta.
En treinta minutos estaba en Rascafría, en el paso donde se inicia la subida a Malagosto, un puertaco de los que gusta escalar, casi 13 kms y 800 metros de desnivel acumulado si paramos de contar en la cancela que hay en lo alto del puerto. Tras pasar este paso, las piernas seguirán sufriendo por unos "divertidos" toboganes de hasta el 25% que culminan el paseo por la cuerda en la Cruz de Juan Ruiz.
En el momento del inicio del puerto pongo el crono a funcionar, aunque mi intención era hacer una subida tranquila. Tras superar los dos primeros kms, en una de las revueltas del puerto observo a un grupo de bikers que subían tras mis pasos, y a buen ritmo. "A estos los tengo detrás en menos que canta un gallo", pensé. A la vez, intenté no aumentar la velocidad ya que quedaba mucho que subir. Decidí seguir igual y esperar a que me pasaran y, si no iban como torpedos, intentar seguir alguna rueda.
Un kilómetro después ya escuché el aliento de alguien pegado a mi cogote. Al girarme, sólo vi a un ciclista, el resto seguía más o menos a la misma distancia. "¿Y ahora qué hago?", me pregunté. De una forma intuitiva creo que aceleré un poco el ritmo. Seguía con el plato mediano y una cadencia ágil, aunque, por momentos, hubiera subido piñones. Ya no! "Hasta el final a este ritmo". Decidido, o él o yo.
Pero no me lograba escapar, y él tampoco me sobrepasaba, siempre a mi rueda. Cuando llegamos arriba tras superar una última revuelta donde el porcentaje nos castigó bastante, nos miramos con una cara de cierta satisfacción. Y debimos pensar lo mismo. -Ni él me había sobrepasado, ni yo le había conseguido dejar-. Empate técnico. 59 minutos de compañía silenciosa. El fulano tenía buena pinta y buena máquina, cosa que, si cabe, me satisfizo aún más. Cómo somos! Ni treinta segundos después llegaron dos compañeros suyos y, allí, entablamos una pequeña conversación sobre las posibilidades de esta parte de la sierra. Como si todo lo anterior no hubiera tenido importancia. Como si hubiéramos subido a 120 pulsaciones. En fin...
Continué mi camino mientras el trío de máquinas que me habían machacado en la subida a Malagosto se quedó esperando al resto de su grupo. Por lo visto, iban a tardar. Mi próximo objetivo era un rampón de unos 200 metros con un porcentaje endiablado.
Según iba superando toboganes echaba la vista atrás para localizar a mis "amigos", pero no los volví a ver más.
Ya en la Cruz de Juan Ruiz, me tomé un descansillo y, a pesar del aire que soplaba, me dediqué a saborear las vistas. Increíbes. En cierta medida esta zona de la cuerda de la montaña recuerda a la ascensión al pico Tres Provincias.
A uno también le gustaría que le recordaran así, con una placa a 2.000 metros de altura, y una frase para el recuerdo. Un afortunado este Demetrio.
Una panorámica inconmensurable. El macizo de Peñalara, la Bola del Mundo...
... el embalse de Pinilla, el valle de Lozoya, Morcuera, Canencia...
Pero la aventura había de continuar, todavía quedaba ruta por hacer y no tenía muy claro si la memoria iba a estar a la altura, así que continué en busca de la esplanada donde el pico del Nevero se eleva magestuoso.
Siempre acompañado por unas vistas cautivadoras.
Los toboganes seguían sucediéndose. Tan pronto estás a 1850 metros, como a 2180, para volver a 1900. Pero sabiendo que el sacrificio tiene su recompensa.
Unas simpáticas vaquitas con cuernos de medio metro fueron los únicos seres vivos que pude encontrar en todo el trayecto por la cuerda de la montaña.
Un error de cálculo me deslizó desde las alturas al pueblo de Collado Hermoso en vez de bajar a Navafría como tenía previsto. El desliz supuso 9 kilómetros por carretera, lo peor de la ruta, sin duda, pero la forma más rápida de solucionar el problema. Eran alrrededor de las 12 del mediodía, momento inmejorable para saborear un increíble bocadillo de chorizo y una Coca Cola.
Ya en Navafría comenzaba la segunda ascensión de la ruta, unos 10 kms de puerto con una parte central de unos 3 kms entre el 12 y el 15% que se hacen bastante duros.
Una sombra en el camino. Era lo único que iba quedando del sujeto que salió de Pinilla del Valle.
El calor endurecía la ascensión sobremanera. Afortunadamente la vertiente norte de esta montaña es una explosión de vegetación que ayuda a esconderse del sol.
Mientras las rampas son suaves, se puede poner el piloto automático...
...Y disfrutar de lo que a uno le rodea. Algún cervatillo me metió un susto de muerte que duró ese in pass en el que dilucidé las diferencias entre cabeza de cervatillo y cabeza de lobo hambriento.
La cosa se empieza a poner dura...
Muy dura...
Los kilómetros pasan despacio...
Y el tiempo también.
Buscando las sombras.
Ya arriba, antes de llegar a lo alto del puerto, hay un refugio en plena falda de la montaña cuyo techo hace las veces de mirador hacia oriente. Sabiendo que la subida prácticamente se ha terminado, me paré a disfrutar esos momentos donde la dureza de la ruta ya ha quedado atrás. En los kilómetros restantes tocaba disfrutar de una increíble bajada montaña abajo hasta la M-604, aunque primero había que encontrarla. En noviembre me dejé guiar por la magistral orientación de Peguero, y como un borrego, no me fijé por dónde me metía.
En el descenso del puerto hay una salida hacia un Área Recreativa. Escondida, al final de una esplanada, hay que pasar una cerca giratoria que nos enseña un sendero casi imperceptible.
Es increíble abrirse camino por estas pistas abandonadas donde el monte se come poco a poco los últimos vestigios de las roderas de los 4x4.
Ya llegando a la base de la montaña, un parón se hace obligatorio: Peñalara observa desde sus más de 2.400 metros todo lo que sucede a su alrrededor. Y no está de más rendirle pleitesía y darle las gracias por el entorno que cuida.
La pista me deja justo enfrente del desvío de la carretera hacia Pinilla del Valle. Fin de ruta. Casi 6 horas de regocijo y disfrute en uno de los rincones que más me cautivan de la sierra de Guadarrama: la conexión de los Puertos de Malagosto y Navafría.
Perfil de la ruta.
Datos:
74 kms.
1900 dac+
5h45 tiempo total.
4h46 pedaleando.
9 comentarios:
Está genial, muy interesante.
Si montara en bici haría todas las rutas.
Marcos
Peazo de ruta!!!
Muy guapas las fotos!!! Me gusto mucho el puerto de Navafria!!
Saludos
Poco queda por añadir. Pero estoy seguro que por esa zona, son varias las rutas pendientes de descubrir.
Enhorabuena, máquina
Rutooooonnnnnnnn!! si señor! Malagosto tuve la oportunidad de subirlo una vez y es muy bonito y duro en su parte final, el otro no lo he subido nunca esta pendiente, aunque mucho me temo que me harán subirlo con la flaca en breve. Buena ruta Pablo y bonita crónica.
Buena ruta, Pablo... ¡si señor!
Y el perfil... de los de disfrutar, tanto subiendo, como bajando, je,je..
Un abrazo, campeon!
Pedazo de rutas te marcas y las que te vas a marcar en las vacaciones.
Que las disfrutes.
Marcos, pues nada, cuando quieras comenzamos el periodo de iniciación con alguna ruta sencilla y ya verá que pronto estás pidiendo más kilómetros.
Jordi, Navafría es un puerto increíble. Al estar en segunda línea, es una zona de la Sierra de Guadarrama menos transitada.
Chema, seguro que hay varias variantes por esta zona que habrá que descubrir. Hay que ponerse con ello.
Hay la flaca, Óscar, cuando tenga flaca vendré a rutear por Navafría unas cuantas veces, es una maravilla.
Move, hace meterse la ruta de Potes y los Puertos de Áliva con salida por Sotres, Bejes y Collado Pelea para la próxima semana?
Manuel, el lunes espero estar ya en Cantabria preparado para bajarme de la bici bien poquito. Qué ganas de rutear por el norte... Felices vacaciones, campeón!
Joder, ya lo siento!
Me piro de vacaciones hasta el dia 15, se lo habia prometido a la familia. Bueno la he prometido que no tocaba la "burra" en todo el mes, pero eso no se si podre cumplirlo, je,je...
Si puedes despues del 15, me dices!
Un abrazo, Move.
Buenas Pablo,
Vaya ruta más chula, para leerse después de las vacaciones. La verdad es que el puerto del malgosto ese tiene muy buena pinta para probarlo.
A ver si te animas a hacer alguna humana por debajo de los 60 km y los 1500 de desnivel y nos vemos jajaja
Saludos
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