τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

sábado, 5 de abril de 2008

Marcha Ávila-Villalba 08

ÁVILA
EL HERRADÓN
SAN BARTOLOMÉ DE PINARES
VALDEMAQUEDA
ROBLEDO DE CHAVELA
ZARZALEJO-PAJARES
EL ESCORIAL
VILLALBA

Ya que nadie se anima a escribir unas líneas de la ruta del sábado, me voy a permitir ser yo el que intente recordar tan espléndida aventura. Pero que no sirva de precedente, es más, Peguero, esta va por la próxima de Cueva Valiente, de la que quedas encargado oficialmente. Se acabó ya el escaquetis…

Solo recordar el tic-tic-tic del despertador a las 5:40 se me ponen los pelos de punta. Tengo que decir, que ya en la cocina a punto de comenzar a desayunar tuve un impulso de mandar al carajo la rutita y meterme en las todavía calientes sabanitas. –No seas majadero, me dije. Y comencé a desayunar pensando en lo locos que estamos.

Tal como me había informado Eduardo el viernes, a las 7.35 estaba en casa de Chango con un frío del increíble, unos 2 grados. Al rato llegan Jose y Juanma. A las 8:50 estábamos los 4 en el parking del CC Los Valles, donde nos esperaban Celes y los dos Delfis: Miguel y Jesús (lo siento Jesús, pero a efectos crónicas siempre serás Delfi2).

Tras recoger los regalos del CC Majadahonda, organizador del evento, meter las bicis en los camiones y hacernos las fotos de rigor, partimos en uno de los dos autobuses que nos llevarán, junto a otros 130 bikers más, a Ávila. Llegamos a nuestro destino tras más o menos una hora de viaje. Algunos lo aprovechan para echarse un sueño, otros para mirar por la ventanilla y saludar a ese caprichoso señor llamado Ingeniero, o pedirle hora a ese coloso conocido como Cueva Valiente.

Comienza el pedaleo. Se hacen tres grupos en función de la velocidad a la que se quiera viajar. Decidimos ir en el segundo. Los primeros kms se hacen despacio por senderos y detrás de unos de los guías de nuestro grupo. De momento se respetan las posiciones, casi todos en fila de a uno o de a dos. Charla amena. Vientecillo que frenaba quitarse la chaqueta. Sol radiante, ni una nube.

Se visualiza a lo lejos la pista por la que ya han tomado distancia los del primer grupo. La pendiente va subiendo. Superamos un minipuerto conocido como el de la Pila. Todos vamos a bloque aunque vamos engullendo algunas unidades que van cayendo del grupo 1. Tras llegar a la cumbre del puerto, breve parada. Miguel me dice que vayamos saliendo que el descenso se las trae. Pues vamos. Salgo entre Jesús y Miguel, aunque entre Jesús y yo hay otro biker. La bajada no es fácil, hay que pensarse lo de correr porque está lleno de piedras, roderas y curvas de 180 º que animan a ser precavido. Miguel me dice que pase al de delante. Qué jodío, pienso. Y sin más veo que el animal me ha pasado a mi y al otro biker y ya busca la trazada de Jesús. Lo de este chaval bajando roza la locura. Y eso que llevaba dos semanas sin montar.

A media bajada el firme mejora aunque el exceso de confianza nos da un par de sustos por la arenilla que escondían un par de curvas. Con todo, pura diversión. Ya abajo, en la carretera que nos conducirá a El Herradón, Juanma y Jose nos dicen que han tenido una pequeña caída casi de forma consecutiva pero sin consecuencias. Otros en cambio bajaban con las rodillas y los codos con hilos rojos que denunciaban golpes mayores.

Las chaquetas ya sobraban del todo, la temperatura se situaba cerca de los 15º y la manga corta se impone en casi todos. Cruzamos El Herradón. Nuestro próximo destino será San Bartolomé de Pinares, donde deberemos pasar la primera gran prueba de fuego. Como estábamos avisados de lo que se nos venía encima, todos pecamos de conservadores y aguardamos a nuestro guía para iniciar el ascenso todos juntos. Pero esto, claro, duró lo que tardó Jose en darse cuenta que un biker con una Scott había decidido “probar” su estado de forma en solitario. Mientras, Jesús me comenta que allá arriba –no me daba el cuello para verla- se veía la pista que teníamos que subir para salir del pueblo. –Pero, estás seguro, le pregunto. Me responde que si, que pasamos de 950 m a 1.300 en pocos kms. Sale a colación Collado Pelea y sus más de 30% de algunos puntos, y un biker que andaba cerca nos pregunta que si lo habíamos subido. Nos reímos poseídos por la emoción de encontrar gente igual de loca que nosotros. En esto Jose a lo suyo, dale que dale a por el de la Scott. Decido tirar yo también e ir a por Jose. Los porcentajes se sitúan entre el 10 y el 17 % con piso de hormigón y subida en eses. Cada curva llevaba a otra peor. Tras coger al biker de la Scott, Jose sigue hacia adelante. Yo ya me encuentro un poco justo y me sitúo junto a él. A esto oigo un run run detrás de mí y como por arte de magia se pone a mi lado Juanma. Qué bestia. Clac-clac. Bajo dos piñones y me voy a por Jose. Juanma me sigue, el de la Scott se queda, y Jose mirando para atrás acelera. Ya se barrunta el final del puerto. Sabíamos que nos esperaba el primer avituallamiento con lo que hay sprint , puntuable. Demencial. Jose, eres de otro planeta, me rindo.

Cuando estamos dejando las bicis para inflarnos de plátanos y bebidas energéticas, oímos como un lugareño frena su todoterreno en medio de la pista para increpar a alguno de los nuestros. Celes le había pedido que circulase a menos velocidad ya que el cabrero circulaba con el síndrome de Carlos Sáinz, y este, ni corto ni perezoso se queja de que los ciclistas ocupamos todo el ancho de la pista. Celes, brillante, le responde que ocupamos el mismo ancho que su todoterreno. Y que si tu, que si yo, que si no me grite que… que si esto o aquello. Esta gente, acostumbrada a no ver a nadie civilizado en varios días, piensan que todo lo que les rodea es de su propiedad. En el fondo dan pena y mejor no alterarles porque suelen ser imprevisibles.

Sin darnos cuenta, y tras atravesar varias zonas de pinares, en alguna de ellas con bajadas y curvas muy divertidas (Chango, los árboles no se pueden atravesar por el centro) donde los de la Pandilla Quedadas, siempre al ritmo de Jose, nos intentábamos poner delante para no tragar el polvo del grupo, llegamos al segundo avituallamiento. El lugar, precioso: un denso pinar que invita a tumbarse y relajar piernas y cabeza. Nuevo aturullamiento de comida: plátanos, barritas, dulces, palmeritas de chocolate. Conclusión: Hay que gestionar mejor las ansias de comer.
En este punto, nos comenta la organización que el primer grupo nos saca cerca de 50 minutos.

Tras avanzar entre pinares por unos senderos envidiables llegamos a Valemaqueda, pueblo que atravesamos de lado a lado por carretera. Algunos ya íbamos con los hombros y pantorrillas quemadas por el sol. 2ª Conclusión: Ponerse más crema en días de fuerte calor y sol abundante para evitar sustos en la piel.

De Valdemaqueda a Robledo de Chavela hay un suspiro en forma de sendero donde en fila de a uno seguimos a nuestro guía, furioso porque algunas cabras locas habían impuesto un ritmo alto cuando no tocaba. Pero había que intentar recortar el tiempo que nos sacaban los de delante. Ya en Robledo pasamos el pueblo e inciamos el 2º ascenso duro de la ruta. En este, con 50 y tantos kms en las piernas y casi 40 más por delante. Se trata de una trialera en subida con piedras sueltas donde mantener el equilibrio no es fácil. Como, no: Jose delante tirando de todo el grupo de la Pandilla Quedadas, el resto le seguimos a bloque como podemos. Se hace dura la subida, pero es gratificante ver que le aguantas la rueda a esta bestia. Abrimos un par de portones y continuamos sin esperar al resto. Nos veríamos con ellos en Zarzalejo, donde estaba ubicado el 3er avituallamiento.

Tras culminar la dura subida, engullimos a nuevos integrantes del 1er grupo que se habían perdido y nos ponemos a tirar paralelos a la vía del tren como desaforados. El camino lo abre Jesús indicando las trazadas en fulgurantes descensos. Jose y Juan Ramón –un animal del 1er grupo- le siguen; Celes, otro biker y yo, vamos tras ellos con Juanma que se nos une pronto. Miguel y Chango nos siguen de cerca. Chucu-chucu-chucu-chucu-chu. Biiiip Exprees!!! La marcha estaba rota.

Llegamos al tercer avituallamiento. Reagrupamiento general. Nos comentan que los del primer grupo nos sacan 20 minutos. Entre el 2º y 3er avituallamiento les hemos recortado casi media hora. Bien es cierto que nuestro grupo no ha sufrido ningún percance. Ni pinchazos ni caídas. La suerte y las fuerzas nos acompañan y había que aprovecharlo.

Después de comer algo, salimos en busca de la Calzada Romana que nos conducirá hacia El Escorial. Este camino ya lo hicimos con Peguero en la ruta de la Ermita de Navahonda. Pero en subida. Bajarla es otro cantar. De lo mejor de toda la marcha. Al terminar de bajar la Calzada hacemos un nuevo reagrupamiento. Será el último ya que le comentamos a nuestro paciente guía que los 7 del Apocalipsis nos desvinculamos del resto ya que tenemos los coches en un punto de Villalba distinto al resto.

Nos quedan unos 20 kms de infarto. A los 7 se nos une el de la Scott, Juan Ramón, y algún integrante más del del 1º y 2º grupo. Unos 15 en total.

De El Escorial a Villalba será un desenfreno de velocidad casi sin parar, bajadas muy divertidas (en especial aquella de los saltitos -Chango elevó la bici casi medio metro del suelo en uno de ellos-, y solo un par de repechos que tras 75 kms ya hacían pupa pero que no impedían los últimos piques entre los miembros de la PQ y agregados. Destacar el que tuvo Jose con Juan Ramón y que pude seguir a duras penas como tercer integrante de una grupeta de cuatro.

Llegando ya a Guadarrama, nuestro destino final estaba cerca, y no podía terminar sin el sprint final provocado por Jesús. Fin de la ruta con el pulsómetro señalando picos de 195 pulsaciones por la gracieta del amigo Jesús. Poco antes habíamos despedido a nuestro coach que, con todo el cariño, esperamos que se una en próximas rutas.

Y ahora es cuando llega lo bueno tras pedalear durante 87 kms. Casa de Chango: Lavado de bicis, ducha con agua fresquita de manguera, parrillada, cervecita, césped, sol y una compañía insuperable.

Perdón por el ladrillazo, pero la ruta lo merece. Enhorabuena al CC de Majadahonda por la organización, avituallamientos, parajes por los que nos guiaron e infinita paciencia que mostraron los guías. El ambiente de 10. Esperamos que el año que viene se repita.

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