τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

sábado, 23 de mayo de 2009

Los 10.000 del Soplao 09. III edición de una carrera épica

Clasificaciones

“Se me ponen los pelos como scorpions”, es lo primero que suelta Víctor cuando recuerda la salida de los 10000 del Soplao de este año. Y es que dar el pistoletazo a 1.200 tíos `to puestos’ en la avenida central de Cabezón de la Sal con los acordes de Thunderstruck de ACDC a todo trapo es para eso como mínimo. A mi me dio por soltar la baba. Impresionante.

Antes que esto, mucho antes, a eso de las 4 de la madrugada del sábado, nos despierta a Juanma, Edu, Victor y a mí una soberana tormenta eléctrica y el consiguiente aguacero. Jose de ésta ni se entera, ya se le pueda caer la casa encima. Tras cuarenta minutos de rayos y truenos logramos, de nuevo, conciliar el sueño a duras penas hasta las 6.45 que suenan los despertadores. Todos pegamos un bote de la cama y bajamos a desayunar tostadas, fruta, bocadillos y batidos recupera ‘almas perdidas’. Otros se meten una tableta de proteínas concentradas para ponerse las pilas rápido.

Mientras nos vestimos asomamos nuestras ilusiones por la ventana para comprobar como andaba el cielo. No llovía, que no era poco, aunque las nubes amenazaban con descargar mientras abrazaban espesas las montañas de nuestros alrededores; la temperatura no era mala, unos 15ºC, suficientes para vestirnos de corto.

Foto por cortesía del blog MTBCantabria

Salimos de nuestro cuartel general en Cos sobre las 7.30, con la suficiente antelación como para pedalear con cierta tranquilidad los 3 kms que nos separaban de Cabezón de la Sal. Una vez en la salida, el speaker, la música, el público, los corredores… “los pelos como scorpions”. La avenida principal de Cabezón era un mar de cascos multicolores y llegar hasta la posición donde nos hubiera tocado salir nos retrasaría por detrás de las 800 o mil unidades, así que como quien no quiere la cosa los cinco nos quedamos a unos 30 metros de la salida al lado de las cintas que delimitaban la zona de corredores. En la pole position llevaban un rato ciclistas profesionales ávidos por batir a Evaristo, el dorsal nº1.

Foto por cortesía de Noe

La providencia quiso que justo a nuestro lado estuvieran situados unos amigos de Santander con los que compartí parte de una ruta por los acantilados de Langre y Galizano la pasada Semana Santa. Así que mientras nos saludábamos y nos dábamos suerte, los ‘Cinco de Cos’ nos colamos por debajo de la cinta. Y ni treinta segundos después una estruendosa petardada anuncia la salida de la III edición de los 10.000 del Soplao.

Empezamos a rodar, el speaker nos desea suerte y el numerosísimo público concentrado en la salida nos aplaude a rabiar. “Así es difícil mantener la cabeza fría”, pienso. La arrancada es cómoda, llevamos una posición entre los 300 o 350 primeros, y como los primeros kms los hacemos por carretera y pican para arriba se puede ir adelantando bicis con moderación. La Guardia Civil tiene cortado el tráfico de la nacional que sale de Cabezón hacia Oviedo, así que toda la calzada es nuestra.

Foto por cortesía de María de Rutas Alternativas

A mi vera aparece Jose, mi ángel de la guarda, y juntos comenzamos a tirar hacia delante. Abandonamos la carretera y nos adentramos en un bosque de eucaliptos dirección hacia Caviedes. Antes, pierdo a Jose durante un rato y pensando que se me había ido por delante inicio la larga bajada a Rioturbio fustigando a mi montura. Llegando al primer avituallamiento en esta localidad, sobre el km 20, aparece por detrás el maillot naranjito de Feria. Pues resulta que iba por detrás, aunque estos acelerones nos han servido para sobrepasar a un buen puñado de ciclistas.

Tras el primer avituallamiento, donde paramos para rellenar el bidón, Jose y yo continuamos juntos a buen ritmo. Yo tenía la intención de hacer los primeros 68 kms en menos de 4 horas para llegar al avituallmiento anterior a la 1ª subida al Moral antes de las 12:00. Si lo conseguía, podía pensar en terminar en unas 10 horas. Pero esto sólo era un sueño a estas alturas.
Después de la tromba de agua de la pasada madrugada, las pistas rezumaban barrillo y las cadenas viajaban por la transmisión de la bici con esa mezcla marrón que tantos problemas pueden llegar a dar. De hecho en la ascensión a Caviedes el plato pequeño comienza a ‘chupar’ la cadena, con lo que tengo que parar, limpiar la suciedad y poner aceite. Mala compañera es esta avería ya que como te cebes puedes llegar a partir algún eslabón. Con esta parada perdí la rueda de Jose para el resto de la marcha, pero encontré otra con la que casi fui a la par –a veces por delante, a veces por detrás-, hasta el final de la carrera: la de Noe.

“¿Quién eres?, me dice una voz femenina fijándose en mi culotte de Forobici. “¿Noe?”, pregunto. Y ante la respuesta afirmativa comenzó un particular vía crucis que fuimos compartiendo en muchos de los puertos que aun nos quedaban por delante.

Llegamos a Caviedes, y salimos a la carretera para bajar por ella hasta La Cocina, mala señal siempre que entramos en esta localidad ya que aquí empieza la subida por la trialera de las Lastras, con unos porcentajes que llegan hasta el 20% y un piso enfangado que termina de machacar la transmisión. Y a todo esto hay que sumarle que empezaba a lloviznar. Mejor no pensar en nada y seguir hacia delante en la medida de lo posible. Subiendo la primera mitad montado y rezando para que cadena y platos no se atasquen, transcurre cerca de media de hora agónica donde la voluntad de uno y los aplausos de la gente que se situaba en muchos puntos de la subida te hace sacar fuerzas y continuar moviendo los pedales. La segunda mitad de esta ascensión la tenemos que hacer todos a pie. Arriba, la organización había situado una manguera a presión y un punto de mecánica, así la subida hasta el Soplao pudimos hacerla con los nervios más tranquilos.

Es el km 38. Estamos a 550 metros de altura cuando antes de subir las Lastras estábamos al nivel del mar, y el avituallamiento del Soplao casi no se visualiza de la cantidad de público que hay allí concentrado aplaudiendo y dando ánimos. Paro a comer un plátano, rellenar el bidón y echar aceite a la cadena e inicio el descenso por la trialera más peligrosa de toda la marcha y que nos dejará a 150 metros por encima del nivel del mar. Al poco de empezar a bajar, delante de mí veo una caída de espanto rapidamente atendida por miembros de la organización. Eso me hace frenar más de lo normal ya que la bajada se presentaba complicada con un aliño de porcentaje negativo, más allá del 20-25%, y un piso resbaladizo y muy peligroso. De tanto retener la bici acabé con los antebrazos destrozados.



Ya abajo, en la población de Puentenansa salimos a la carretera para rodar los próximos 8 kms con pendientes muy suaves y donde el sol comenzó a presentarse como alternativa a los nubarrones que nos habían acompañado hasta entonces. Con el plato metido y los piñones mas pequeños ruedo a buen ritmo adelantando numerosos grupos. Me hubiera gustado unirme a alguno de ellos pero en ese momento iba más cómodo yendo más rápido.

La verdad es que a pesar de los 1.200 participantes, y salvo los momentos de la salida y hasta el km 10, la sensación de pelotón fue tan inexistente que en muchos momentos rodabas sin apenas nadie por delante o en grupos muy dispersos.

Pasados estos tramos de asfalto llega otro grano del recorrido, la subida a Monte Aa, donde pasaremos de los 200 a los 600 metros en 5 kms y donde los porcentajes llegan puntualmente al 23% y se mantienen siempre por encima del 14%. Esta subida la hago a cola de un grupo que subía con buen pedal y del que poco a poco se van descolgando unidades. El sol se mantenía en lo alto, así que el esfuerzo iba acompañado de un cada vez más intenso calor que hacía chorrear sudor por la cara a pesar del pañuelo que llevaba bajo el casco. Es una subida muy dura la subas como la subas pero que tiene reconfortantes premios cuando culminas su cumbre. La primera, la bajada hasta Ruente por una pista que transita entre un hayedo incomparable con amplias curvas, menos dos de ellas de 180º -el que iba delante de mí casi se queda como un cromo pegado a un árbol-; y la segunda, ya en Ruente, donde en el pueblo nos esperaban un clamor de cientos de personas que, muy metidos en el papel de espectadores, gritaban y animaban hasta el punto de emocionarnos a los que no estamos acostumbrados a estos espoleos públicos.

El km 68 se acercaba y también el avituallamiento del Área Recreativa Casa del Monte. Llegamos en grupo unos 10, incluída Noe, con la que había bajado desde el Monte Aa tras unirme a ella al final de la dura subida. En este avituallamiento había de nuevo mangueras a presión para lavar las bicis y aceite, siempre un alivio para volver a la marcha con la transmisión al 100%. Hasta este punto había tardado 3h45 con una media superior a los 18 kms a la hora, aunque si miraba lo que me quedaba por delante, lo pasado era una bagatela. Quedaban los tres puertos más duros, un desnivel positivo de 2.600 y 97 kms de echarse a temblar.

En este momento por lo que decía la organización estaba entre los 180 primeros, y la cabeza de carrera había pasado hacía 1h 20. Lo mío era en ese momento recuperarme con un bocadillo, una coca-cola, un gel y un plátano y para delante. Hubo lugar para mis ánimos telepáticos a mis cuatro compañeros, a los que iban delante y a los que iban detrás, a los que esperaba que todo les fuera bien.

Toca subir el Moral y sus 750 metros de desnivel acumulado en 12 kms. Pronto, en las primeras y más empinadas rampas observo que no ando fino, que el estómago me pesa y no está digeriendo bien lo que le he ofrecido… Ese bocadillo de chorizo no me ha beneficiado, y eso que solo comí la mitad. Además, un dolor en las lumbares me venía avisando de posibles problemas con la espalda. Voy avanzando con un grupo que no aprieta demasiado, parece que a todos nos están costando estas primeras rampas al 10-11% y que se irán suavizando conforme pasen los kms. Uno del grupo me pregunta que si soy de la tienda, “de qué tienda?”, le respondo. Me había confundido con la gente de Karacol por el maillot que llevaba para la ocasión.

Tras una de las revueltas de la ascensión, la situación se me hace inmanejable y decido pararme. Me quito el pañuelo de la cabeza que comenzaba a evacuar el sudor como una cascada y me tomo un Ibuprofeno. Prosigo la marcha y poco a poco voy sintiendo mejores sensaciones, e incluso abandono los achaques lumbares. Las rampas se suavizan y eso también ayuda. A pesar de ello voy más cómodo con el plato pequeño que con el mediano, ya que con éste me obligaba a engranar los piñones más grandes. Consigo coger velocidades de dos cifras, y tras hora y pico llego arriba bastante mejor de lo que comencé el puerto. En la carpa que la organización había montado en la cima nos dicen que los primeros nos llevan una ventaja de 1h45, “este año no me doblan”, pensé. En este punto llevaba 5 horas de marcha y 82 kms en las piernas, así que terminar en torno a las 10 horas estaba ahí ahí.

Tras beberme varios vasos de sales y meterme un botellín de agua en el maillot, inicio la bajada del Moral por su cara sur. Son 9 kms de pista que circulan entre hayedos, robles y un sinfín de cascadas cuyos sonidos te acompañan hasta el pie de la montaña. Aunque esto es más perceptible cuando subes este puerto a 7 u 8 km/h para finiquitar la carrera.

Al finalizar este placentero tramo conectas con 5 kms de carretera que muere en Bárcena Mayor, precioso pueblo situado en el corazón de la comarca Saja-Nansa y en plena reserva natural del Saja-Besaya. Al inico de este sector de asfalto había otro puesto de avituallamiento y muchísimo público aplaudiendo y gritando. Cuando vas en grupo, estos ánimos los compartes con los compañeros, pero cuando vas solo, como era el caso, las loas se personalizan en uno, provocando una excitación que te llena de un placer incomparable. “Joder qué éxtasis, disfruta el momento y no pares”, pensé, y continué dándolo todo.

Los kms hasta Bárcena los hago sin forzar demasiado, ya que pican hacia arriba y hay que reservar fuerzas para lo que para mí es el Puerto Rey de la prueba: Cruz de Fuentes. Justo antes de comenzar a subir este puerto hay otro avituallamiento en el que paré para estirar las piernas, comerme otro plátano, media naranja y un bollito. Pero nada de bocadillos. Esta vez cogí dos botellines de agua por si las moscas, y tras no mas de 5 minutos emprendo la marcha.

Tengo ante mí, 17 kms y 800 metros de desnivel acumulado, y muy posiblemente tarde en torno a 1h30 en terminar, así que paciencia y buena letra, y nada de ofuscarse con nadie. Los primeros kms son con muy poca inclinación y puedes ir a 17 o 18 km/h. En esos momentos me siento bastante bien “a ver si dura”, murmuro, mientras me acuerdo de la pájara que me dio el pasado verano subiendo este puertazo. La zona es de lo mejor de todo el recorrido, la vegetación es una exaltación de tonalidades verdes y los inmensos árboles protegen el camino de agresiones ultravioletas. Aunque la verdad es que esto lo se de otras veces que he pasado por aquí porque en esta ocasión iba concentrado en no perder velocidad sin acelerar las pulsaciones.

Tres integrantes del CC Liébana uniformados de un verde camaleónico me dan alcance, se me van un poco pero logro mantenerme a 10 o 12 metros. Delante observo la figura de Noe, como a 150 metros, quien nos mantuvo en esa distancia bastantes kms. Conmigo un par de chavales que apretaban en los descansos del puerto para bloquearse en las zonas inclinadas. Poco a poco mis compañeros se fueron quedando, conseguí coger a Noe y seguir en la distancia a dos de los ciclistas del CC Liébana. Subíamos bastante bien, a 9-10-11 km/h. De pronto, en el sensacional silencio del bosque comienzan a oirse unos gritos mezclados con aplausos y vítores de todo tipo. El que iba a mi lado me dice “Joder, cómo anima la gente”, y yo le comento que me parece raro que esos gritos vengan de la cumbre ya que todavía quedaban 7 u 8 kms para la cima del puerto. El bociferio cada vez era más plausible y en una zona donde la vegetación te permite ver las siguientes dos curvas, vemos como 10 o 12 aficionados habían aparcado su 4x4 en la cuneta de la pista y espoleaban a todos los que por allí pasaban. Increíble. Cuando me toca pasar a mí, incluso me levanto del sillín y doy 10 o 12 pedaladas de pie, a cambio recibo un “¡Vamos, vamos, vamos, vamos, así, así, venga, que ya estáis arriba”. De lo que te dice la gente, ni caso, si no estás perdido. Todavía quedaba un buen trecho, quizás el más duro del puerto. Arriba, y sin parar cojo un botellín de agua al personal de la organización. Estaba casi en las 7 horas de marcha con 55 kms por delante, así que no había tiempo que perder.

Desde el alto de Cruz de Fuentes hasta la carretera del Puerto de Palombera hay una bajada por pista de unos 3 o 4 kms. En este punto hacía fresco y el cielo se había vuelto a cerrar aunque no parecía que fuera a llover. El tramo de carretera hasta el alto de Palombera es parecido al tramo final de la Morcuera cuando sales de la pista. Unos 2,5 kms que se hacen en plato mediano a 12 o 13 km/h. Y desde el alto toca bajar unos 4 kms en plan videojuego hasta el desvío de Ozcaba hacia Venta Vieja. Aquí había otro avituallamiento que me salté para ahorrar tiempo ya que iba bien de líquido.

Este es otro punto clave de carrera. El año pasado nos tocó sufrir aquí de lo lindo por el barro, y este año, aunque el barro estaba más condensado y se podía circular a duras penas por las roderas de los 4x4 que habían abierto el camino, costaba hacer girar las ruedas ya que el piso te atrapaba. Esta subida de 150 metros de desnivel en no más de 4 kms se hace dura de verdad. A mi se me atragantó sobre manera, e incluso tuve que parar 1 minuto a comerme un plátano y recuperar algo las fuerzas. Esta zona, a unos 1300 m sobre el nivel del mar, transcurre por la cuerda de la montaña y apenas tiene nada de vegetación que te impida ver las duras rampas que se te vienen encima y los diminutos puntitos vestidos de colores avanzando lentamente sobre ellas.

Terminado este calvario llega uno de los momentazos del recorrido, la bajada ininterrumpida hasta la carretera de Bárcena Mayor y que yo estropeé de la manera más torpe al descender más de la mitad de los 12 kms con la horquilla bloqueada. Como recompensa conseguí un dolor de brazos y manos gratuíto que me impidió disfrutar al 100% de estos tramos. Comprobé como al bajar a más de 50 km/h sin absorción en la horquilla provoca que cada bache sea un socavón y cada piedrecita una roca que te desestabiliza la trazada. Así los que venían por detrás me pasaron como balas, en especial los que iban con dobles. De todo el descenso, los últimos 6 o 7 kms son por asfalto, en concreto desde Colsa y los Tojos, por donde pasamos como verdaderas exhalaciones a casi 70 km/h por sus carreteras estrechas ante la mirada impávida de los paisanos del lugar. Y antes de terminar el descenso y como guinda final, las 8 revueltas de 180º que hay que trazar y disfrutar como si bajaras Alpe d’Huez pero con inmensos robles en las cunetas de la calzada.

Y disfrutado todo ello, vuelve el calvario, porque tras dos kms de carretera en los que fui comentando la dureza del recorrido con mi antecesor en la última bajada, comienza la subida por la cara sur al Moral. Antes, otro avituallamiento en el que paro para reponer líquido y coger una bolsa de galletas. Eran cerca de las 5 de la tarde y el punto kilométrico 132, para llegar en menos de 10 horas me quedaba poco más de 60 minutos, un puerto de 9 kms y 600 metros de desnivel positivo y 20 kms de los cuales 15 eran de bajada. Todo esto me hacía despedirme de ese tiempo, ahora solo quedaba intentar llegar antes de las 11 horas. Luego supe que Jose pasó por este punto 18 minutos antes que yo, con lo que hasta este kilómetro había ido bastante bien.

Pero todo cambiaría ahora. Vuelvo a coincidir con los del CC Liébana en el inicio del puerto pero les dejo atrás durante los dos primeros kms que los hago rapidillo ya que la pendiente es escasa y se puede ir a 15 o 16 km/h. Tras estos primeros minutos, el aumento en la dureza del puerto y las pocas fuerzas que me quedan me presentan a dña.pájara y al hombre del mazo… Joder, y llegan los dos juntos. Resultado: 7 kms a 6 km/h cuando la gente subía entre 8 y 11 km/h. Incluso tuve que parar dos veces porque psicológicamente también estaba muy gastado. Bebí y bebí, pero estaba deshidratado, así que en estos casos solo se puede hacer una cosa: seguir, seguir como se pueda, pero seguir. A la dureza que uno lleva por el sufrimiento se le añade la dureza de ver como pierdes posiciones durante casi una hora: cinco, dos mas, otro, dos mas, cuatro, no puedes unirte a ningún grupo ni seguir ninguna rueda, pasa Toni el amigo de Bruna –no le digo nada porque la lengua no me salía de la boca-, petada total… Hasta 40 posiciones perdería en la subida, aunque llegando arriba un Jeep de la organización ofrece botellas de agua, y ahí revives un poco de tus cenizas e incluso bajas dos piñones para acelerar y llegar al alto cuanto antes. Pensaba en la gente que bajaba en esos momentos el puerto y a los que estábamos doblando. “Dios mío, estos pobres se tienen que meter todavía 80 kms”.

Arriba!!! Cumbre!!! La organización te sella el dorsal por tercera vez, te pide el bidón para llenártelo de agua mientras te da un vaso de sales. “Vamos que ya está hecho”, y tiras para abajo, aunque durante 5 kms circulamos por la cuerda de la montaña con subibajas donde lo das todo de nuevo.

La bajada es un apelotonamiento de sensaciones, saboreas el haber terminado otra vez esta locura, miras el reloj con el paso de los minutos y piensas “se acabó, haga el tiempo que haga lo he dado todo y será un buen tiempo”. Y así fue.

Terminado el Moral, y llegado al área Recreativa Casa del Monte solo quedan unos 10 kms de carretera donde viajas a 30-32 kms/h y vacías lo poco que llevas dentro. Este tramo lo hago solo, recupero un par de posiciones e intento limar segundos al reloj. La última recta antes de entrar en Cabezón de la Sal, son 3 kms de aplausos infinitos, con la gente puesta en pie al paso de los ciclistas y tu mente en blanco absorbiendo la gloria.

Llegada a Cabezón, un giro a la derecha, otro a la izquierda, un municipal señalándote el camino, ya se ve la meta, uffff, qué de gente, de nuevo el speaker anunciando tu llegada, la música, me da hasta vergüenza. Llegué! Dos de la organización me rodean, me dan otro vaso de sales, me dan la enhorabuena y miran el ordenador: Tiempo total 10h36; Posición 245. El tiempo de pedaleo había sido de 9:58 (en este sentido si conseguí bajar de las 10 horas).

Y me voy hacia la carpa a entregar el chip y recoger mi maillot de los 10000 del Soplao más feliz que unas castañuelas. He bajado el tiempo del año pasado casi 3 horas y más de 100 puestos, aunque creo que este año el nivel ha subido bastante con el desembarco de algunos profesionales. Solo hay que ver a Evaristo, que el año pasado llegó sacando 20 minutos al segundo y este año ha llegado 4º a casi media hora de la cabeza. En fin, da igual, porque estos son marcianos.

Ya en la carpa como un plato de pasta, una cerveza y me siento a recuperarme. Al rato vi por allí a Noe, que fue 2ª de la clasificación de chicas. Del resto de compañeros no tenía ninguna noticia. Pasado un rato cogí la bici y me fui pedaleando hacia casa por la misma recta por la que había pasado minutos antes cruzándome con todos los valientes que estaban finalizando su aventura, entre ellos Edu, al que doy un grito de ánimo. Ya en casa, saco a Feria de la ducha y me fundo en un abrazo con él. Me comenta que su tiempo ha sido 9h44. Madre mía. Qué animal. Esta juventud nos va a enterrar.

Y mientras Jose se va de nuevo a la carpa de la carrera a ver si encuentra a su cuñado y un amigo, me pego una ducha reponedora de más de media hora y me tiro en la cama a esperar al resto de la banda. Al rato llega Edu, otro abrazo sin fin, comentamos jugadas y tras su ducha nos vamos a Cabezón en busca de Juanma y Víctor que llegarían al rato.

Medalla del “Mérito Extraordinario” para Juanma que logró finalizar la carrera, los 165 kms y más de 4.400 de desnivel con un hombro en plena recuperación y con apenas kms de preparación en sus piernas, así como el de Víctor, cuyo apoyo fue fundamental para el éxito de su objetivo: Terminar.

Y gracias a los 4 por compartir esta aventura y un fin de semana de pura gloria. El año que viene más, aunque no se si mejor.



La versión de Jose:

Preparativos: Son las 6:30 y se rompe el silencio en una bonita casa rural de Cos. Me despierto y miro por la ventana, no veo nada, estoy dormido aún. Bajo las escaleras y me encuentro con Pablo y Edu que están desayunando. Hace frío y según me cuentan ha caído agua por la noche, muuucha agua y muuucha tormenta. Yo no he sentido nada, menos mal, he dormido del tirón.

Subo a la habitación y primer dilema, ¿qué ropa me pongo? Decido echarle valor, culote corto, camiseta sin mangas y maillot corto encima con manguitos, con un par. Bajo a desayunar y la conversación trata sobre alguna que otra ... y de por qué hacemos esto, que si no es mejor seguir durmiendo...etc. Desayunamos fuerte y ..son las 7, hay que darse prisa. Ayudo a Juanma con el vendaje de su hombro lesionado y termino de preparar los útiles que me llevaré. A las 7,30 nos hacemos la foto de rigor en la puerta de la casa. Estamos locos pienso, tengo sueño y las piernas no responden mucho. Gracias Víctor por el radio salil o como se llame que me calentó las rodillas.

Camino de Cabezón, a 3 km escasos, vamos relajados, con poco desarrollo y mucha cadencia perfecto para entrar en calor. Pronto Pablo empieza a adelantarse, mal ...muy mal empezamos ya jejeje, las ganas por llegar podían conmigo pero intenté calmarme y seguir rodando muy despacio.

La salida: En cabezón la calle estaba a rebosar de ciclistas, está todo lleno, ¿dónde nos ponemos? sugiero hacer fullería (mil perdones) y colocarnos en un lateral detrás de la cinta para intentar meternos como podamos y así hicimos. Estabamos a la mitad de los 1000 participantes. Son las 8 y traca de petardos dan la salida. Los primeros km son carretera, picando hacia arriba. Ya no veo a nadie, a lo lejos, veo a Pablo y aprieto para pegarme a él. Su ángel de la guarda como me dijo al verme.

Vamos rápido, menos mal que habíamos calentado, al poco se nos acaba la carretera y empezamos la pista. El barro no es mucho pero la tierra está mojada y hay que ir con cuidado. Pablo y yo vamos tirando, pidiendo paso amablemente y adelantando a bikers. Vamos ascendiendo muy suavamente por Monte Corona.

El paisaje es espectacular, todo verde, mucha arboleda y un chirimiri que no preocupa. Los manguitos empiezan a sobrar y me los bajo. En un repecho veo a uno que no corre, vuela, con el plato metido y como no, el señor Pablo me dió un pasón que ni se dió cuenta de que estaba yo en el grupo al que adelantaba. La bajada que sigue no consigo alcanzarlo, se me escapa. Me pasan unos cuantos bikers ya que no me veía muy seguro con tanta tierra mojada y prefiero no arriesgar tan pronto. Tras bajar dos o tres km hay una carretera llana y viendo a Pablo de lejos...pensé ahora o nunca y lo alcancé. Menuda sorpresa se llevó cuando me vió por atrás. La media era de 19 y pronto pasaríamos por el primer avituallamiento. Llego antes que él pero por poco, bote de agua y Pablo limpia y engrasa su cadena. Estamos listos y a tirar.

Pablo para por problemas de cadena y cuando me doy cuenta ya es tarde, lo he perdido. Tocará un viaje largo y sin mucha conversación...

Subida al Soplao: km 26. Los tramos de enlace entre pistas me los tomo con calma, siempre intentando buscar un grupo para relajar las piernas. Pese a ir más despacio de lo que pudiera ir, lo prefiero ya que la ruta es larga y ya tendré tiempo de correr... En la subida hay tramos con mucho barro y mucho desnivel, iba montado mientras era lógico hacerlo. Cuando el barro era excesivo desmontaba y a patas. Unos 200 metros a patas yo creo.

Arriba, una manguera alivió mi cadena y el aceite volvió a fluir por ella dándole un aspecto plateado que tanto me gusta. Llegado arriba al Soplao, un nuevo avituallamiento; aceite, plátano, líquido y a bajar por una pista embarrada donde muchos bikers me pasaban como si no tuvieran miedo o respeto. Tanta carretera me ha hecho un blandito bajando...Acabé cansado de bajar puesto que era técnica la bajada y requería de hacer fuerza en los brazos. Tengo ganas de subir ya y dejarme de tanto bote, me decía a mí mismo.

Subida a Monte Aa: Ronda el km 40 y la carretera pasa por Puente Nansa. Voy dándome relevos con otro biker al cual descuelgo porque se ha desfondado. Echando cálculos me queda 1 km antes de empezar a subir y decido aflojar el ritmo. La subida a Monte Aa se me atraviesa. Las rampas del 20% me desmoralizan, me duelen las piernas y me voy descolgando de los grupos que voy viendo por el camino. El último tramo, pasadas los rampones del 23% es más liviano y me ayuda a 'descansar'.

Sé que queda poco y tras un par de tragos de agua empiezo a tener de nuevo buenas sensaciones. De nuevo una fila de aventureros y muchos ánimos de las personas que estaban alrededor inflaron mis piernas de energía y ganas de dar pedales. Casi sin darme cuenta, he pasado de unas rampas muy duras con mucho dolor en las piernas a una bajada preciosa de nuevo hasta Ruente. Este tramo de enlace por Ruente lo hago en grupo, carretera y dándole respiro a las piernas

Primera subida a El Moral. km 65. Esta subida tiene unos 15 km y decido poner un ritmo constante. Meto plato chico y piñones intermedios para no castigar la cadena. Voy constante, a 8...8,5...9 de velocidad. De vez en cuando aprieto y me pongo a 11 para comprobar si responden las piernas y así lo hacen. Es una subida en la que no ves el final. Llegas a una curva donde no se ve nada más y al girar de nuevo ves otra hilera por la que circulan bikers a modo de gusano multicolor. Intento que esta vez no me pillen los primeros bajando mientras ellos vienen ya de vuelta...

Tras casi una hora, estoy arriba y me queda un largo descenso para liberar las piernas y comer algo que había cogido en lo alto del Moral. Desde el Moral hasta el siguiente avituallamiento hay unos 5 o 6 km de carretera que los hago dándo relevos con los que me voy cruzando. Me uno a un grupo de baiknoseque y me coloco resguardado detrás. Me llevaron hasta Bárcena a un ritmo alegre pero sin mucho esfuerzo

Subida a Fuentes: Ronda el km 90 y son las 13:38, me quedan 16 km de subida casi sin tregua. Me comentan que los primeros han pasado por aquí a las 12, menudos machacas...Decido comer un bocata, un plátano, un poco de gel y mucho líquido. Intento ver a algún grupo para no ir solo pero no hay nadie saliendo del avituallamiento, así que decido salir en solitario. Voy tranquilo y a lo lejos veo un par de ciclistas que van a buen ritmo y decido unirme a ellos.

Cuando las rampas empiezan a endurecerse en torno al 8% uno de ellos se descuelga y nos pasa uno a buen ritmo. Pensé en apretar y pegarme a él, pero aún era pronto y no quería arriesgar. Voy subiendo y hablando con el compañero de ascensión. Vamos cómodos y a buen ritmo y poco a poco vamos dando alcance a otros bikers, incluído el que nos pasó como un tren, y casi sin darnos cuenta estábamos llegando arriba. Miro atrás y voy solo de nuevo pero con otros objetivos por delante en el punto de mira.

El tramo de Palombrera es carretera, un par de km que hago suave, detrás de un grupito diverso. Llegado arriba queda bajar y volver a subir Venta Vieja. En este año, el barro está seco pero se pega mucho y se me hace duro, muy duro. Voy solo, no veo a nadie y estoy un poco harto de subir jejeje. Pero pronto llegará la bajada donde me pasan de nuevo los de baiknoseque. La pista está bastante bien, bajo rápido pero no pillo ni adelanto a nadie. En poco tiempo estoy atravesando los Tojos donde la carretera con giros de 180º me hacen frenar con fuerza pues no tengo ganas de arriesgar. Después del descenso un tramo de enlace de un par de km hasta el siguiente avituallamiento en el km 133

2ª subida al Moral: Son las 4 de la tarde y me queda subir el moral por segunda vez. Mi mente empieza a motivarme ya que me quedan 10 km de subida donde de la mitad para delante supone un 8% para salvar la pendiente. Es posible llegar antes de las 10 horas de ruta si todo va bien. Me como un plátano, dos vasos de líquido con sales y cojo una botella de agua y un pastelito para el camino. Trago de gel y zumbando, no hay tiempo que perder Empiezo bien, la pendiente es suave en torno al 4% que me permite ir rápido, más o menos a 15 - 16 por hora. Veo de nuevo al grupo de baiknoseque (que pesados pienso), pues siempre me pasan bajando...y yo siempre subiendo a ellos.

No se ven muchas bicis subiendo, muy distanciados pero poco a poco voy dando alcance a todos los que me encuentro. Voy muy cómodo, las pulsaciones las mantengo y las piernas responden cuando algún repecho o cambio de desnivel se avecina. En poco menos de una hora estoy arriba, he llegado y casi terminado!!

Llegada a meta: Ahora sólo queda bajar y bajar, pedalear con todo metido hasta cabezón. Los últimos km son llanos, con el viento en contra. Las piernas responden y no dan síntomas de mucha fatiga. Voy a 30...32...con el viento en contra y cuando no hay viento me pongo a 39-40. Lo estoy dando todo ya, las pulsaciones van a tope pero hay que terminar sudando el maillot.

Entro a Cabezón con todo metido, la gente aplaudiendo y...cuidado!!! una mujer mayor se me cruza en medio la carretera y casi me tira al suelo del susto y del derrapaje de 4 metros o más que tuve que hacer para esquivarla. Por suerte no pasó nada y entré por meta. Miro el reloj: 9h:44min, genial, no me lo creo!! Puesto 123 Según mi cuenta 9h:08min de pedaleo y con la sensación de haber podido rebajar aún un poco más el tiempo, pero lo dejaremos para el año que viene...

La versión de Juanma.

Viernes 22 por la mañana, salida de Madrid dirección a Cabezón, te invade una sensación de ilusión, alegría, como la de un niño de 10 años a la espera de realizar una excursión escolar. Así era cómo estábamos Jose y yo.

Viernes 22 medio día, sensación de protagonistas, de gente importante. Estamos en Cabezón recogiendo los dorsales y con las bicis. La gente te mira y sientes esas miradas y la verdad es que te gusta la sensación, te miran casi con respeto y admiración.

Viernes de madrugada: Pesimismo... Son las 4:30h y está cayendo el diluvio universal, parece que se aproxima el fin del mundo. No puedes dormir, salvo alguno que ni se entera y al que estoy por pegarle un "puñetazo" a ver si se despierta...

Sábado 23, 6.30h: Nerviosismo, suenan los despertadores y los 5 de un salto salimos a ver el cielo: Nublado pero no llueve, temperatura perfecta. Desayunamos como posesos, nos vestimos y NOS VAMOS!!!!!!!!!!!!!

Sábado 23, 8.00h en la salida: Impresionante, salimos la gente aplaude, dan ánimos, nos dan alas para comenzar... Uffff, madre mía!!!!

Primeros kilómetros: Agridulce: Tristeza por saber que al resto de la panda (Jose, Edu, Pablo y Victor), no creo que los vuelva a ver hasta dentro de muuuchas horas y el tener que hacer todo sólo me deprime. Alegría porque desde la parte mitad-trasera del pelotón, pienso en ellos y les envío todas las fuerzas y ánimos posibles para que tengan una buena carrera y no tengan problemas.

Primer tramo de pista: Esperanza: Veo a Victor por delante y me pongo a su rueda, si sigo con él, tengo alguna esperanza de acabar. Si voy solo, no creo que pueda.

Cima Soplao: Cutremorillo: los que me conozcan saben a lo que me refiero: Mucho barro, demasiado para llegar allí y quedan muuuchos kilómetros. Sigo con Victor, disfrutando de los increibles paisajes cantabros.

Inicio Monte Aa: Dolor: La rodilla y el hombro empiezan a dar señales de vida. Todavía quedan 115km... Reflex y para arriba. Coronando Monte Aa: Risas! Hemos llegado y comentamos entre los dos las duras rampas del 23 + IVA de pendiente y el por qué le llaman Aa: Cuando subes sólo puedes decir AAAAAAAAAAAAAAaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhh!!!!!!

Bajada de Aa: Disfrute. Te invade una sensación de alegría y disfrute bajando por la pista perfecta rodeada de hayas impresionantes que te dejan con la boca abierta según vas pasando.

Ruente: Protagonista: Otra vez esa sensación, la gente te aplaude, te grita, te anima... Te vuelven las fuerzas y sólo puedes darles las gracias cada vez que pasas a su lado.

Inicio del Moral: Hambre. En el avituallamiento antes del moral, piensas que quedan 100km con lo más duro de toda la ruta, tengo un hambre que me muero, dos bocatas de chorizo, un plátano, un dulce, mucha agua... y Mucha moral!!!!!!

Coronando el Moral: Depresión. Estamos arriba, no vamos mal de fuerzas (aunque sigo pensando que soy un lastre para Victor...), pero los primeros ya están de vuelta, Madre mía, eso significan que van a hacer la mitad de tiempo de nosotros. De mayor quiero ser así.

Barcena (inicio Cruz de Fuentes): Ánimo: Si logramos coronar Fuentes, terminamos seguro, aunque tengamos que subir el Moral la última vez arrastras. Mitad Cruz de Fuentes: Calambres en los femorales, me tengo que parar y no puedo andar. Me bajo y estiro. Victor se para y me ayuda. le digo que continue, pero me espera. Gracias Victor.

Corono Cruz de Fuentes: Emoción. Última curva y veo las furgos y a Victor de pie sonriente (ya había llegado), hemos coronado, me anima para que continue y cámara en mano retrata el momento. Paramos, reponemos líquidos y estiramos. Disfrutamos de las vistas y paisajes y descansamos. Estamos a punto de conseguirlo.

Venta Vieja: Satisfacción: último minipuerto antes de empezar la bajada infernal con niebla hacia el incio del Moral de nuevo. Diversión durante la bajada y pensando que sólo queda una última subida al Moral.

Inicio Subida Moral: Sufrimiento, en el último avituallamiento, el hombro, cuello y rodillas me están matando. Reflex a mogollón y rezando para poder sobrevivir al último reto. Victor continúa conmigo, seguro que podría hacer mejor tiempo, pero es de agradecer hacer la ruta al lado de un amigo. Coronamos el moral: Satisfacción absoluta. Entre la niebla y un tímido sol del que su esfera apenas se dislumbra, me invade un sentimiento de satisfacción plena. LO HEMOS CONSEGUIDO!!!!

Sólo quedan 23km de bajada! Tenemos una sonrisa en la boca que no se nos quita... Nos ponemos los chubasqueros y para Cabezón!!!!! Ucieda (a 7km de meta): Vacio... Estoy sin fuerzas. Victor me dice que me coloque detrás que tira de mi hasta meta. De nuevo, gracias Victor.

Cabezón: Locura, Alegria, Emoción sin límites. Los últimos 2 kilómetros de carretera están flanqueados de casas con lo que hay gente que te grita diciendote que lo han conseguido, !Vamos campeón, ya lo tienes!!!!! venga!!!!!!. Te cruzas con coches que te pitan y te aplauden. Se me nubla la vista, estoy emocionado. Es indescriptible. Da lo mismo que seas el primero que el 900, te siguen dando ánimos aunque no te conozcan...

Meta: Curva derecha, curva izquierda y curva derecha, gente aplaudiendo, el speaker diciendo nuestros nombres y dorsales acabando. Victor y yo cruzamos juntos y abrazados la meta... Sensación: Hay que vivirlo para sentirlo, no tengo palabras. Sólo de recordarlo, me vuelvo a emocionar. "Estamos locos, pero que locura tan maravillosa"...

Cena: Victor y yo, nos dirigimos a la carpa a dar el chip, que nos den un malliot de recuerdo y a cenar lo que nos tiene preparado la organización. De repente vemos a Pablo, dice que han vuelto desde casa a esperarnos y estar con nosotros cuando llegásemos. Nos abrazamos, le pregunto el tiempo que ha hecho. (impresionante, ha bajado 3 horas el tiempo del año pasado). Vemos a Jose y Edu, (otros dos máquinas, Jose ha quedado el 123, estoy convencido que el año que viene puede quedar entre los 20 primeros) más abrazos y mucha emoción. Hemos acabado. HEMOS ACABADO!!!!!!

Un sentimiento de tranquilidad y paz me invade. Hemos acabado los 742 de un total de 1200 locos, con 14h 01 minutos, pero eso no nos importa. Lo importante era participar y si se podía, acabar. Seguro que repito el año que viene. Gracias a la pandilla: Pablo, Edu, Jose y en especial a Victor, que sin él hubiera sido imposible el poder acabarla. Un autentico honor y placer poder compartir pistas y senderos con vosotros, SOPLAOS!!!!

You´ll never ride alone...

La versión de Edu

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7 comentarios:

Anónimo dijo...

Leyento tu crónica y la de Noe he vibrado como si hubiese estado participando, tuvo que ser épico con pendientes a esos porcentajes y la dificultad añadida del barro y la humedad, felicidades por hacer tan buena prueba y disfrutar tan intensamente el mtb como lo haces. Por lo que veo realizaste un buen tiempo y una buena clasificación, a ver si un día nos conocemos en el soplao en en los 101.
Mi enhorabuena campeón.

Noe SLopes dijo...

Estoy impaciente para leer el resto de la cronica.

Encantada de haberte conocido!!

Un abrazo campeon!

MTBCANTABRIA dijo...

Enhorabuena por la carrera y por tu estupenda cronica. Mientras la leia me hacias participe de tu hazaña.

¡Gracias!

El año que viene nos veremos en la cuarta edicion, aunque no te pienso seguir, je,je... Me conformare con terminarlo...

¡Nos vemos!

Noe SLopes dijo...

Menuda aventura ehh, ha sido un placer conocerte, aunque las circuntancias no fueran las mejores, no tenia mucho aliento para charlar. jaja
Ahora a entrenar, a ver si el proximo año alcanzamos nuestro objetivo.
Un abrazo

Carmen Hermida dijo...

Lo conseguiste.... MENUDA HAZAÑA!!! Ahora a por la siguiente, estamos contigo. Bs.

Juanma dijo...

Cada vez que vuelvo a leer tu crónica, recuerdo esos duros momentos subiendo El Moral y Cruz de Fuentes y se me vuelven a poner los pelos como ssscorpions....
Enhorabuena por el tiempazo que hiciste y el año que viene a estar entre los 150 primeros!!!!

Un abrazo.

Algeciras al minuto dijo...

Interesante tema, gracias por la información sigan publicando.