τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

domingo, 2 de mayo de 2010

Un Soplao a la madrileña


A mitad de semana Tony enviaba un mail promoviendo una ruta imposible que había visto publicada en no se que revista. Entre los receptores de ese correo me encontraba yo. Sin pensarlo dos veces, sin mirar demasiado el recorrido ni la altimetría, me alisté en la aventura que mecionanba la publicación y cuyos protagonistas habían dividido en tres etapas. Como telón de fondo aparecía el Soplao y su preparación: la escusa perfecta para meterse en esta locura.



Como a medida que pasaban los días no había ningún otro incauto que se apuntase a la megaruta, Tony y yo organizamos todo para el sábado 1 de mayo. La salida sería desde Mazanares El Real. Tras un madrugón épico logramos ponernos a dar pedales unos minutos después las 8 de la mañana.


Siguiendo la rueda de mi amigo, enfilamos las pistas que bordean la entrada a La Pedriza hacia Mataelpino. Comenzamos a meternos por senderos estrechos entre matorral bajo con un cielo azul sobre nuestras cabezas pero con un montón de nubarrones agarrados a toda la cuerda de la sierra. La Maliciosa, con su granito esplendoroso, nos vigilaba desde su posición de privilegio.

Ajenos a todo esto, mi compañero y yo continuamos avanzando dirección Cercedilla. Pronto empiezan los primeros problemas. Una herida en mi ingle, provocada por la rozadura de las miles de horas de pedaladas en los últimos días, comenzaba a molestar y, aunque llevaba una tirita, el rozamiento de la pierna me hacía ir en un grito. La única solución era pedalear con la pierna derecha algo más abierta. Por otro lado, el freno delantero había perdido presión y la maneta casi tocaba el manillar. Cojonudo.



En Cercedilla ya me recuerda Tony que vamos con retraso sobre el horario previsto. "Buenoooo, vaya cagaprisas", pienso. Y llevamos poco más de 20 kms. La subida a la Fuenfría la iniciamos tranquilos, aunque superados los tramos más duros de asfalto (donde saludamos a un bicicletero que estaba comenzando el Camino de Santiago), la velocidad de crucero aumentó lo suficiente como para terminar el puerto en apenas 55 minutos. "Este no es el ritmo", le digo a Tony. "Si seguimos así en el km 100 estamos rilados". Pasamos por el alto de la Fuenfría sin parar e iniciamos la bajada hacia la Fuente de la Reina. La vertiente norte del camino de la República nos saluda entre una intensa niebla y 7ºC. Mal rollo.

Tras la parada técnica en la fuente de la Reina, seguimos bajando hacia los Montes de Valsaín, y antes de llegar a ellos, nos cruzamos con un nutrido grupo del Club Ciclista Luis Valtueña. Desde Valsaín a la Granja de San Illdefonso cogemos la carretera unos 3 kms. Este tramo nos sirve para calentarnos de nuevo, porque la bajada nos había dejado helados. Ya en la Granja, con 54 kms eliminados y tras la foto de rigor con el Palacio a nuestras espaldas, comenzamos a pelearnos con el GPS. No éramos capaces de encontrar la salida correcta que nos orientara hacia la Cañada Soriana Occidental. Mis problemas con la herida continuaban latentes, pero la única farmacia que encontré en el pueblo estaba cerrada.

Tras callejear para un lado y para otro, pregunto a un deportista que iniciaba su carrera mañanera sobre unos gemelos descomunales. Tenía toda la pinta de un participante de la Maratón Des Sables en el Sahara. Tras las indicaciones oportunas, cogemos la salida por carretera hacia Torrecaballeros y poco después nos metemos en la Cañada Soriana. El cielo continuaba nublado pero la temperatura había subido hasta los 12ºC. El camino en el que nos encontrábamos debía dejarnos, tras unos 20 kms, en las cercanías de Navafría, allí donde deberíamos acceder al puerto clave del día, la ascensión por la vertiente norte de Malagosto para terminar cayendo hacia Rascafría.





El proceso de pedaleo por la Cañada Soriana fue bastante penoso. Un contínuo subibaja, la pista en un estado bastante lamentable, baches contínuos que te castigan posaderas y cervicales y te van minando la paciancia, un halcón vigilandonos desde el cielo para sacarnos los ojos... Y lo peor de todo, el cruce de charcos inmensos, zonas pestosas de barro y algunos arroyos que intentábamos vadear de la forma menos dañina posible.

Todo este percal se terminó cuando nos encontramos con el padre de todos los arroyos. La imposibilidad de cruzarlo montados solo nos dejaba la opción de descalzarnos. Dada la temperatura y los ánimos, nos dimos media vuelta para enlazar con la N-110, que iba paralela a la maltrecha Cañada y nos iba a aliviar el culo hasta la llegada a Collado Hermoso. A la entrada de este pueblo dudamos si coger de nuevo la Cañada o seguir por carretera, y tras realizar las oportunas inspecciones, decidimos parar y comer algo mientras pensamos que camino elegir. Una panadería nos sirve como avituallamiento y nos provee de un par de CocaColas. Son poco más de las 13:00 horas y el estómago pide refuerzos, así que es hora de meterse uno de los bocadillos de chorizo y jamoncito que porteábamos para nuestra aventura.



Dado el retraso que llevábamos en la ruta por las pérdidas de orientación en La Granja y lo sufrido del pedaleo en los caminos reales, elegimos la carretera para aproximarnos a nuestro encuentro con la entrada a Malagosto pero, poco después nos salimos a la pista que va paralela al asfalto. Tras unas indefiniciones provocadas en parte por nuestro amigo el GPS, comenzamos a subir Malagosto haciendo cábalas de lo que iba a suponer este puerto en tiempo, kms, desnivel acumulado y desgaste. Hasta entonces llevábamos unos 80 kms y como el ritmo había sido bastante intermitente, el cansancio de momento no hacía mella.

Las pistas que suben el puerto pronto comienzan a elevar sus porcentajes entre zetas llenas de pinares y donde vamos cogiendo altura a una velocidad vertiginosa. Las vistas sobre Navafría eran espectaculares. Íbamos al tran-tran, casi sin bajarnos del 10% de desnivel, y con el recuerdo de finales del año pasado cuando hice este puerto con Luis, pero a la inversa, subiendo desde Rascafría y bajando hasta Navafría. La sensación de aquel descenso fue increíble, y es que estando la cumbre a casi 2200 metros, bajamos a poco más de 1000 metros en 17 kms. Un buen rato con los pelos como escarpias.


En este caso había que comerse el puerto al revés. LLegado el km 12 de ascensión, llegamos a una zona de esplanadas con inmensos pinares y un pequeño refugio abandonado. La bifurcación que hay en esta zona nos hizo equivocarnos de nuevo, y solo la repentina pérdida de altura nos detuvo para comprobar la situación. Efectivamente, por esa pista nos estábamos dirigiendo hacia Navafría de nuevo. Error. Aprovechamos el parón para darle un bocado a una barrita y beber el poco agua que entonces ya llevábamos.


Retomamos el camino correcto a unos 1800 metros de altura, con lo que nos quedaban casi 400 metros de desnivel a superar en poco más de 4 kms. El avance por este increíble sitio nos presentó los primeros neveros a los lados del camino. Según cogíamos altura, la vegetación iba desapareciendo y los neveros aumentando. La zona de la cumbre comenzaba a perder la luz del sol y la niebla y el viento se iban a presentar como compañeros de viaje. En dos ocasiones, la cantidad de nieve borró el camino de nuestra visión teniendo que rodear las blancas planicies para retomar la dirección correcta. Fueron momentos duros ya que los infames toboganes jugaban con la altimetría y la sensación era de indeterminación total. Poco a poco vamos superando los últimos metros a un ritmo zafio, casi parados, sobre todo por mi parte. Veía a Tony avanzar unas decenas de metros delante de mi, y me animaba a no perder su figura entre la niebla y los vericuetos del terreno. No hay nada comparable en la sierra a este puerto, quizás, tan sólo, la subida desde Montejo hasta Tres Provincias lo iguale o supere en dureza.


De pronto, comenzamos a descender, y sale el sol de nuevo. Parecía que el puerto había terminado, pero al no vislumbrar la cruz de Juan Ruiz me surgieron dudas. Esta cruz es el verdadero punto de inflexión de esta tortuosa montaña. Pero... error. Nos salió al paso de la nada una subida llena de piedras donde el platillo tiene que ser el protagonista para avanzar con garantías. A media subida Tony decide no gastar más energías con ese rampón, mientras yo me doy una oportunidad para terminar con esa pendiente.


El esfuerzo por fin ha merecido la pena. "Ponte el chubasquero", le digo a Tony. "Desde aquí hasta Rascafría, todo bajada". Habíamos terminado el puerto de Malagosto después de 1h56 minutos de penuria. Menos mal que cuando el dolor de cuello te dejaba levantar la vista, las panorámicas eran de otro mundo, un puro regusto de satisfacción visual.

Nos empezamos a deslizar hacia Rascafría con 124 kms detrás nuestro. Nos esperaban casi quince kms para recuperar fuerzas y saborear las vistas del valle de Lozoya. Todo un espectáculo. Tony tira por delante y yo trazo una bajada más conservadora debido a mis problemas con el freno delantero. En cualquier caso, estos descensos son para enmarcar por la velocidad a la que pasan las cosas y la sensación de libertad que adquieres a esa altura. Sin darnos apenas cuenta entramos en Rascafría, donde seguimos descendiendo por sus calles en busca de alguna placita donde descansar y tomarnos otro refrigerio. Lo más duro de la ruta ya había pasado, pero todavía quedaba subir los 13 kms de la Morcuera por su lado norte. Una CocaCola, los últimos bocadillos y unos cuantos estiramientos ante la mirada de decenas de paseantes urbanitas nos ayudan a ponernos de nuevo en marcha.

La salida de Rascafría fue el peor momento de toda la ruta. Al menos para mí. Cuando comencé a pedalear el ambiente fresquete me hizo perder temperatura en el cuerpo rápidamente y comencé a temblar de forma casi convulsiva. Y así fuí desde Rascafría hasta El Paular, donde parece que volví a coger calor por el pedaleo y recuperé algo el aliento. "Joderrr, que frío".


Pasamos el Puente del Perdón e iniciamos el acercamiento a las primeras rampas de la Morcuera. La afluencia de visitantes a este rincón de la sierra había sido masivo. Desde una perspectiva egoísta provoca cierto recelo compartir estos espacios con tal masificación de gente. Pasados los dos o tres primeros kms, Tony y yo volvemos a encontrarnos solos con nuestras monturas. La subida al puerto la hacemos mejor de lo previsto y nos plantamos en el refugio en 1:06, lo cual no está mal teniendo en cuenta que nos contemplaban ya 147 kms por detrás. En el alto del puerto, Tony me comenta que no se encuentra demasiado bien del estómago. Por mi parte, el dolor de mi sufrida herida y las cervicales estaban machacándome, pero el comprobar lo cerca que teníamos el final de esta ruta, nos pone sobre el sillín rapidamente.


El comienzo de la bajada desde el alto de la Morcuera se hace por carretera durante cerca de dos kms. Estos dosmil metros pasan volando ya que se alcanzan velocidades cercanas a los 70 kms/h con las ruedas gordas. Con una flaca no quiero ni pensarlo. Una vez cogido el desvío a mano derecha que nos mete en las pistas que bajan a la Hoya de San Blás, volvieron las penurias con el cuello y las cervicales. Cualquier chinita en el camino se convertía en una puñalada en la nuca. Fuerza y valor. Ya quedaba menos. Tras terminar la bajada enlazamos con la pista que nos mete en el corazón de la Hoya de San Blás. Dirigí las operaciones hacia el primer sendero del peligro (que Tony no conocía y fue un grato descubrimiento para él). En esta vereda pedregosa y zigzageante hay que tener cuidado normalmente para no tener una caída, pero con una kilometrda como la que llevábamos, la prudencia tenía que elevarse varios grados.

La luz de la tarde, el regusto por la megaruta casi terminada, la vegetación frondosa de esta espectacular zona de la sierra de Madrid, y yo que se cuantas cosas más se mezclan en estos momentos finales. Solo nos queda dirigirnos a Manzanares por los dos o tres kms de pistas que desembocan en la N-608. Un gran arroyo se interponía antre nosotros y el destino, pero ya daba igual, lo pasamos a saco. Los cuatro kms finales, como en el Soplao, fueron por carretera, tirando de mi compañero a treinta y tantos kms/h y a unas lamentables 120 pulsaciones. La llegada, como siempre que se sale con Tony, es a machete, y esta vez el hachazo no tiene respuesta por mi parte. Bien acabado está lo que acaba de esta forma. Madre mía!

Ya en los coches, con el reloj dando las 19:47, el resultado de este simulacro de Soplao arroja los siguientes datos:

164 kms.
9h:56 de pedaleo
11h:44 de ruta.
3.500 desnivel ac+
Altura máxima: 2188 m
Altura mínima: 908 m
16,4 kms/h


Tony, ha sido un placer compartir esta ruta contigo. Felicidades por completar esta machacada, eres un verdadero gladiador de las dos ruedas.

Tu versión de los hechos:

CRÓNICA DE UN DÍA DE LUCIDEZ

Hace muchos, muchos años, me propuse sentir la libertad. Evidentemente no lo conseguí. Sin embargo, cada día que pasa no dejo de intentarlo. Alejarse de la realidad cotidiana es el objetivo final de cada día. Curiosa redundancia.He leído que “la esperanza no es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, salga como salga”.

Y con ésta o aquella esperanza, el sábado nos embarcamos en una miniaventura que, como poco, me llevó a conocer algo más de mi mismo y, a tener menos desconocimiento de mi compañero.

Once y media de la noche…allí estaba, preparando el GPS para la megaruta del sábado. Pablo me va a matar, le he metido en esto con la única información de un conjunto de rutas de Wikiloc, mezcladas y unidas a golpe de CompeGps, comprobadas en Google Earth y con el Perfils para el desnivel positivo. Aún tenía algún tramo bailando a eso de las doce de la noche. En fin, hora de dormir, más se perdió en Cuba.

Amanece el sábado. Seis de la mañana ufffffff!! Que poco se ha dormido y menos mal que Irene no protestó en toda la noche. Yoghourt, kiwis, Té y tostadas con aceite. Delicioso desayuno. Bueno ya que estoy un platanito para rellenar. Seis y veinte, salgo a la calle. Parece buen día, enchufo la bici en el coche y salgo a buscar a Pablo. Siete y 2 minutos, Pablo está en la calle esperándome. Montamos su megatrasto en el coche y empieza el día. Al instante Pablo pregunta: ¿bueno entonces por donde vamos a ir??. Coño!! yo estaba perdido, pero había quien no se había leído ni los correos, jajaja!! Qué bueno!! Me encanta, promete aventura. Respiro hondo y empiezo; la ruta consistirá en 183 Km y unos 4200 metros de desnivel. Empezamos en Manzanares, seguimos el camino de Santiago hasta Cercedilla, subimos Fuenfría, bajamos a Valsaín, nos llegamos a La Granja, continuamos hasta un poco antes de Navafría, subimos el puerto de Malagosto, descendemos a Rascafría, nos desplazamos hasta El Paular, ascendemos Morcuera, bajamos por la Hoya de San Blas y aparecemos por Manzanares, qué te parece?. Pablo me mira y contesta; ¿y eso salen 183 Km? Joder… ya empezamos con las tiranteces, jajajaja!!

Llegamos a Manzanares y en menos de 15 minutos estábamos con nuestras máquinas listas para rendir en el top 100. Son las 8:10, comenzamos la Megaruta. El camino a Cercedilla era conocido y además fácil de seguir. Un trazado prácticamente llano con algún sube-baja, pero divertido. La llegada a Cercedilla fue un poco más tardía de lo calculado ya que mi compañero hizo gala de su edad, parándose a mear unas 200 veces, y es que es malo ser mayor, jajaja!!.

Empezaba la romería de ciclistas que se acicalaban con sus ropajes para subir Fuenfría. Otros, ya en ruta, eran sorprendidos por dos locos que les pasaban a toda velocidad. Pablo puso la directa y tocó observar, como una premonición de futuro, un cartel que ponía Pedals de Foc en el trasero de mi compañero, mientras empezaban a tensarse mis minúculos gemelos.

Entrando en la pista de arena de Fuenfria empezamos a ir deprisa, tan deprisa que tuve que frenar para no chocar contra una ciclista que se me cambió en el último momento. Al pasarla, una voz me gritó; qué pasa Tony??. Ostia!! Alex, qué tal?? Un colega Mammothiano que iba con su chica. En fin, lo de siempre, saludos, abrazos y vamos que tenemos prisa. El comentario de Pablo: “ya verás como éste comente como subíamos Fuenfria”. Tiempo de subida 1:04. Me pasé la subida diciendo: “sujeta los caballos”.

Comienza la bajada, parada en la Fuente la Reina para reponer fuerzas y beber agua. Nos acompañaban unos siete grados de temperatura, hacía un frío helador. Llegamos a Valsain sin muchas contemplaciones y giramos a buscar La Granja. Este tramo lo hicimos por carretera ya que yo no lo había preparado.

En la Granja, empecé a perderme y estuvimos como unos veinte minutos dando vueltas hasta que un segoviano, curtido en los menesteres de la carrera a pié, nos indicó amablemente por donde se tomaba la Cañada Real Soriana. Allá que fuimos. Empezamos por carretera hasta encontrar el camino. La cañada estaba en mal estado, un sube-baja con barro, mierda de vaca y grandes roderas, aguantamos en ella hasta llegar a Sotosalbos donde atravesar un río fue tarea imposible. La solución fue ir por carretera.

Llegamos a Collado Hermoso, pueblo donde nos apretamos otro gran tentempié y donde Pablo tuvo tentaciones de cargar con una caja de mantecados segovianos en la Camelback. Menos mal que le pude convencer. Supongo que la charla sobre el colesterol que le vine dando todo el camino empezó a surtir efecto. Lo que tuvo que aguantar…pobrecito!!

En Collado Hermoso volvimos a decidir, carretera o camino asqueroso. Habíamos perdido mucho tiempo entre idas y venidas, eso por no contar el tiempo consumido en la cañada y el tiempo de comer, que nos lo tomamos con gran tranquilidad. Decidido: carretera. En muy poco tiempo nos plantamos en la desviación que el GPS indicaba, sin embargo empezaron las dudas al cabo de unos 500 metros de subida de puerto. Nos tocó bajar para comprobar si estábamos en el buen camino. Efectivamente, estábamos!!. Perdimos algo de tiempo pero mejor asegurar, ya que había posibilidad de caminos sin salida.

Empezamos la subida al temido puerto de Malagosto, 1036 metros de “purita cuesta” (como decía una amiga mexicana). Las primeras rampas fueron rompedoras pero el cartelito de Pedals de Foc me ayudaba a sobrellevarlas. El ritmo fue bueno aunque procuramos no excedernos. El paisaje espectacular. La tranquilidad excepcional. Era uno de esos puertos que te permiten sentir el dolor de tus piernas y, disfrutar de tus pensamientos. Subíamos y subíamos, hasta que por fin la nieve hizo acto de presencia. Primer nevero a cruzar, Pablo se hundió, yo lo sorteé, jajaja!! Estabamos en la cumbre del pico Pelado. Seguimos la ascensión, de repente los árboles habían desaparecido para dejar paso a un paisaje sacado de una novela de Lovecraft. El pico del Nevero al fondo, y nosotros a 20 metros de la cumbre del Pico Negro. La nieve se impuso por fin en un gran nevero que no quedó otra que meterse de lleno. Ya en la salida a Pablo le tocó el cartelito de “el infierno del norte”, jaajaja!! Pablo iba dolorido debido a una herida que llevaba todo el día molestándole.

Por fin llegamos a la cruz de Juan Ruiz, en honor al Arcipreste de Hita. Fotos de rigor y esto no termina nunca. Aun tenemos que subir un poco. Al final toca bajarse unos metros, Pablo continua hasta el final. La vista recompensa el esfuerzo. Maravilloso ver la sierra desde este lado. Cierto es que el esquí de travesía me había reportado esa imagen en más de una ocasión, pero esta era tan diferente como las otras.

Por fin toca la bajada del Malagosto. El descenso brutal por buena pista lo aprovechamos para estirar un poco la espalda y quejarnos al compañero de nuestro dolor de cuello. Pero entre unas y otras, llegamos a Rascafría, uhmmm! poderosa Cocacola.

Alli aproveché para juguetear en el GPS y cuando preguntó que si estaba seguro de borrar, contestarle que sí. Pablo no se lo creía cuando le di la noticia, nos habíamos quedado sin track. Lo bueno es que yo, que valgo por dos, como dice mi madre, tenía el GPS del móvil encendido y registrando toda la ruta desde el principio, así que estaba salvado de la paliza de Pablo.

Repusimos fuerzas y a Morcuera. Ciclar en las Presillas, un sábado de buen tiempo es tarea ardua. Sorteamos a gente y más gente, hasta que por fin me vi, de nuevo, frente al cartel de Pedals de Foc, que obsesión!! La subida a la Morcuera fue rápida dentro de lo que cabe (1h 06 min), una vez allí, ya se respiraba a Castillo de Manzanares. Empezamos la bajada por carretera, nos metimos por el camino habitual y finalmente por el camino de la Hoya, un senderito que yo no conocía ya que siempre lo hago por la pista. Continuamos la bajada hasta atravesar el río que nos llevaría hasta la carretera de Manzanares empapados de agua hasta las cejas. Desde la carretera, plato grande y a terminar como los campeones, esprintando.

El emotivo abrazo de llegada siempre quedara grabado, así como esta megaruta que como poco me hizo sentir algo más libre por unas horas. En lo deportivo sacamos un propósito: EL SOPLAO EN MENOS DE 9 HORAS !!!!Gracias a todos por leer hasta aquí.Nota: envío ruta para aquellos que deseen repetir la experiencia.

Saludos pa´tos Tony

11 comentarios:

Juanma dijo...

Pablo, como siempre un placer leerte aunque espero poder volver a ser también protagonista de alguna de tus crónicas en breve.

Muchas gracias por compartirlas y transportarme de nuevo a esos parajes. Cuando he visto la foto de vosotros en La Granja, me he emocionado, Qué recuerdos!!!!!

Un abrazo muy fuerte!

Changoooo!!!! dijo...

que ruton!!!! muy buena la cronica
quien sabe si algun dia....

JuanP. dijo...

Muy bien, eso es una ruta y lo demas tonterias, enhorabuena a los dos, como siempre tus cronicas, fuente de inspiración para emprender alguna locura, aunque estando el tiempo como esta...

Peguero dijo...

La verdad es que subir ese puertaco (Malagosto) desde Navafría sí que debe tener su aquel. 17 km con final andado por nieve y dos horas subiendo ya es una jupa de mucho cuidado, y más cuando llevas lo que llevas encima.
Vamos, que tenéis una moral de hierro para plantearos eso así, de repente.
Grata sorpresa el excelente nivel "cronístico" de Toni. Entre uno y otro mantenéis viva la llama de este enloquecido deporte.

Luis

brunaita dijo...

Bueno, un placer leeros...no se para que demonios os apuntáis al Soplao, eso debe ser un reto y no una ruta más...visto las cosas que os marcáis con la Bike, el infierno del norte es eso, otra chinilla en el camino!
En una de estas es complicado que me pilleis, pero si os decidís a dividirla en 3 días,lo mismo me apunto a una parte jajajja
Un abrazo y seguid con este "lirismo" que da gusto leeros

Anónimo dijo...

Vaya pedazo de rutas que os marcais eh! Pablo vas a volar en el soplao, como me muerdo las uñas cuando leo algo sobre esta prueba.

pablo.bk dijo...

Juanma, aquella primera llegada a la Granja contigo y con Edu quedará en el memorándum de los momentos épicos con la bici. Gran ruta aquella. De las mejores.

Hay Jorge, qué envidia me disteis ayer cuando leí que andábais saltando por el monte. No tengáis dudas. Estáis preparados.

Juan P. ya me dar´s tu móvil para desearte suerte en persona antes de la salida del Soplao. Y al final de la carrera, esas cervecitas...

Luis, ese enlace que dices desde La Granja hasta Malagosto, cuándo dices que lo hacemos... Si es que es mejor no dar ideas, jejeje. Oye, suerte en vuestra ruta Imperial, me he quedado con la miel en los labios.

Bruna, si es que no se para qué me presentas a locos como Tony, es lo que me faltaba para que me terminen echando de casa, jajaja. Oye, para el 10 y 11 de octubre pensamos subir a la Euskadi Extream. Anímate.

Diego, vete reservándome esa plaza para los 101 del año que viene. Un abrazo, amigo.

MTBCANTABRIA dijo...

Buena ruta, si señor!!!
Hacia mucho tiempo que no pasaba por estos lares... no me he olvidado de ti ¿eh? Pablo, je,je...

Ahora tengo menos tiempo y lo poco que tengo lo estoy dedicando a entrenar para el Soplao, pero ya veo que vosotros teneis tiempo para todo...¡Que suerte! ¡Que organizacion! ¡Que envidia! (sana, je,je)

Sin duda con estas rutas, no se si llegare a verte alli. Bueno si, cuando descienda Juzmeana y tu subas de vuelta, je,je...

Saludos desde la tierruca!!!
Move

pablo.bk dijo...

Hey Move, cuánto tiempo!!!
Oye, hicisteis los 101 Peregrinos, porque me han contado que fue dura de narices por el barro y la lluivia.
Qué tiempo nos tenéis reservado para el 22???

Clara dijo...

Bueno bueno, con esto me estas queriendo decir que este año el Soplao, batiras records nooo.

Pues digo yo, por que no te animas a la Pedals Non Stop oro

Clara dijo...

Pablo..ya te contare que tal se me da la pedals,pero que sepas que si no estoy este año en el soplao es por coincidia la ultima cursa del provincial...

Asi, que queda pendiente,el soplao y como no,una nueva quedada junto a vosotros..Cuidate