Chema btt me abrió los ojos en agosto cuando escribió la crónica de una ruta que había hecho por el Puerto de Malagosto y las Calderuelas. El recorrido me pareció sencillamente genial, y los paisajes que describía me atrajeron por su belleza salvaje y de difícil acceso. Si a esto le añado mi fanática afición de surcar territorios desconocidos, solo faltaba ponerle fecha a esta nueva aventura de bici, montañas y mapas.
Saliendo de Pinilla con Peñalara al fondo.
Por unas razones u otras, ha sido este domingo de mediados de noviembre donde he tenido el hueco para intentar disfrutar de este recorrido. La climatología, siempre caprichosa, no ha dejado de asustarme con sus nubarrones y amenazas de lluvia desde los primeros días de la semana a través de la web de Aemet. Pero las ganas de afrontar este reto pudieron con todo ello y me sacaron de casa prontito para llevarme hasta Pinilla del Valle, lugar escogido para comenzar a pedalear.
A pesar de que en el trayecto por la N1 los bancos de niebla apenas dejaban ver a 50 metros y las nubes negras presagiaban lo peor, a medida que me adentraba en el valle de Lozoya, la niebla desaparecía y dejaba paso a abundantes nubes altas que viajaban deprisa azotadas por el intenso viento. “Con un poco de suerte esquivaré la lluvia”, pensaba. Y así fue.
Inicio de Malagosto con el robledal cobijando la subida.
De Pinilla, salgo por la pista que hay junto al embalse y que me llevará por los pueblos de la comarca hasta Rascafría (alt. 1100). Son unos kms llanos que me sirven para entrar en calor antes de ponerme a retar a los porcentajes del Puerto de Malagosto. Además, como tenía intención de bajar desde el alto de Navafría hacia Lozoya, el fin de ruta lo tendría más a mano en Pinilla que no más adelante.
Las primeras rampas de Malagosto me presentan una pista en perfectas condiciones con porcentajes suaves que no llegan al 10% en ningún punto. Voy atento a lo que me rodea, un inmenso robledal de tonos ocres oculta la primera parte de la montaña. El día, gris, parece que no ha seducido a la gente a salir de sus casas y por momentos tengo la sensación de que estoy solo en el mundo.
Ruta abortada, y ahora qué?
Pasado el km 6 o 7 se vislumbran los primeros pinos, que toman el relevo de los robles en ese inmenso tapete que decora toda esta sierra limítrofe de Madrid con Segovia. Continúo pedaleando y veo el coche de un forestal 200 metros más adelante. Estaré más o menos en la zona llamada el Raso de la Cierva, a unos 1700 metros de altitud. Cuando estoy llegando a la altura del vehículo, se baja un tipo que me da el alto y me dice que nos se puede pasar por que hay una batida de caza en esa zona. Le miro incrédulo y le digo: “No será verdad!!!”. “Lo siento, no se puede pasar”, insiste el forestal. Iniciamos una conversación donde me explica que los cazadores tienen los puestos en la pista y que, además, hay un cartel al comienzo del puerto. Y era verdad, pero también había otro en la senda que subía hacia Tres Provincias hace dos semanas y no vi ninguna escopeta. Y es que muchas veces, los avisos se los dejan en el monte hasta el año siguiente.
Imponente Peñalara.
La vedad es que considero indigno que cualquier tipo de actividad secuestre el monte hasta el extremo de no dejar el paso “por seguridad” a ninguna persona que quiera disfrutar de la naturaleza en su tiempo libre. Indigno e inmoral. Como decía el amigo forestal: “Tendrían que venir los jueves, y así no molestan a nadie”. Bueno, a nadie, a nadie... Que se lo pregunten a los cuatro jabalíes que quedan por esta sierra a ver qué les parece.
Sin poder creer todavía que estaba obligado a renunciar a la ruta elegida, me despido del guardabosques y comienzo a bajar pensando: “Y ahora qué cojones hago”. Se me pasa por la cabeza irme al coche y olvidarme del día de bici. Son poco más de las 10:30 y me encuentro en una montaña a la que no puedo subir... Peñalara a mi derecha, Morcuera al frente y el valle de Lozoya a mi izquierda... Pienso en varias opciones y las posibilidades de cada una. La retirada se va desvaneciendo y, mientras sigo comiéndome la cabeza, me paro en una curva a disfrutar del paisaje que me estaban robando... y a comer algo.
Parón en la fuente de Canencia.
Continúo bajando. Me comienza a seducir la idea de subir Morcuera por el lado norte e ir improvisando. Ya en Rascafría cojo una carretera que me llevará por delante de la urbanización 'Los Grifos' y que me dejará poco más adelante del Puente del Perdón. A falta de Malagosto, Morcuera me ofrece 13 kms de escalada y 550 metros de desnivel hasta el refugio del alto. Durante la subida, con el viento arreciando, comienzo a encontrarme con alguna presencia humana en forma de varios senderistas y tres ciclistas. Voy jodido. Toda la semana preparando una ruta y resulta que ahora estaba pedaleando en dirección contraria a Navafría, mi destino segoviano tras superar Malagosto.
Poco a poco me voy centrando en la nueva excursión que me llevará, terminado este segundo ascenso de la mañana, a Canencia y su famosa fuente. El paso de la Morcuera a Canencia vestía sus mejores galas, tonos otoñales por los cuatro costados, pista húmeda ofreciendo un agarre extra, y pocos senderistas a los que asustar con el “biciiiiiiiiiiii”.
Por la dehesa del Lozoya.
A estas alturas no llegaba a 50 kms y 1200 de desnivel, números que había que seguir engordando antes de acabar la ruta. Para ello, me dirijo por el área recreativa de Canencia hacia las pistas que suben desde la parte baja del puerto y que solemos subir en los 88 de Mammoth. Aquí comienzan unos momentos de jolgorio interior increíble por lo divertido del terreno y el fantástico bosque de pinos en el que me he adentrado. Son estos momentos los que no se pagan con dinero y, además, son difícil explicarlos por lo complejo e intenso de las sensaciones que provocan.
El Lozoya deslizándose por sus dominios.
Llega un punto en que mi pista se divide en tres. La de la izquierda es la que subimos en la carrera de Mammoth, la de la derecha es la que sube a Cabeza de Braña (ufff!), y la central... La central no se a donde va, así que es la que cojo. Pronto me alegro de la decisión, ya que la pista se convierte en un camino salvaje que pierde altura rapidamente y termina transformándose en una arrastradera con curvas cerradas que son un deleite total. “Qué maravilla, mira que no haber descubierto esta senda antes”, pensaba mientras iba trazando curvas y acumulando desnivel negativo... Zash!!! Y ahora?... La pista había desaparecido! “Joder, y ahora, qué?”. No podía pensar volver sobre mis pasos con todo el desnivel que tenía a mis espaldas. A mi izquierda, un cortado con zarzas y rocas... De frente una tapia de piedras y, al otro lado, vacas.
Decido saltar la tapia e indagar alguna escapatoria. Las vacas puede que tengan perros pastores, así que solo queda tirarme por la pendiente que tengo a mi izquierda y esquivar plantas, rocas y piedras mientras desciendo un 48%... Para ir montado! Consigo llegar hasta un arroyo que lleva una cerca paralela. La salto y me adentro de nuevo en el pinar de Canencia. Ahora toca tirar de la bici para arriba para llegar a una zona donde pueda comenzar a bajar. Por fin puedo buscar la parte baja de la montaña. Las zarzas me están destrozando las piernas, pero bastante tengo con que sus pinchos no lleguen a las ruedas de la bici.
El embalse de Pinilla.
Cuando oigo los ruidos de los coches que bajan de Canencia siento que el mal trago ha pasado. Más de media hora y algunos arañazos me ha llevado salir del atolladero. No es la primera vez que me veo en una de estas... Y no será la última.
Salgo a la carretera en el km.16. La duda que tengo ahora es cómo atravesar las montañas que tengo enfrente y que me separan de Pinilla del Valle. No estoy seguro de que la pista que sube por la ladera sur hacia el Collado del Hontanar me deje a la altura de la que baja por la ladera norte. Y subir 500 metros de desnivel sin estar seguro... Pregunto a unos aldeanos, que caminan por la carretera hacia Canencia de la Sierra, y me aconsejan ir hacia las dehesas del Lozoya bordeando toda la sierra que tengo enfrente, y el embalse de Pinilla cuando esté en la vertiente norte. Salen bastantes más kms pero creo que es la salida más segura.
Lo bueno de este último tramo es que voy por una pista en buen estado, aunque con zonas bastante rompepiernas, que voy descubriendo por primera vez. Una vez que dejo atrás el pueblo de Canencia, atravieso varios robledales y prados llenos de ganado que te miran mientras pastan sin darte la más mínima importancia.
Iglesia de San Miguel Arcángel, s.XV. Imponente la entrada al pueblo en el final de ruta.
Ante mí se va abriendo la sierra de Navafría (mi ruta frustrada), con la cuerda que llega hasta Somosierra a la derecha. Una vez que llego al embalse, enlazo con una pista que lo bordea por el lado norte y que me dejará tras casi 8 kms rodadores en mi punto de partida a las 15:14 de la tarde. Fin de ruta. Fin del disfrute y de algunas penurias. El tiempo, amenazante, ha terminado por sujetarse y sólo la temperatura ha flojeado algo a lo largo de la primera parte de la mañana.
Después del improvisado recorrido los números son:
78 kms
5h37de aventura (4h31 parcial)
1650 de desnivel acumulado.
En fin, las fenomenales experiencias vividas durante todo este tiempo no han sido las previstas. Tocará volver a Pinilla para saldar la cuenta con Malagosto y las Calderuelas... y dar fe de las palabras de Chemabtt y otros muchos que han disfrutado esta ruta antes que yo.
Gracias a todos ellos por compartir esas experiencias.
8 comentarios:
¡No me lo puedo creer!. Es increíble que a estas alturas tengamos que soportar a los cazadores en lo que se supone es un monte público. El otro día, cuando me dejaste un mensaje en wikiloc, te contestaba recomendándote que te abrigaras bien. Era la única pega que me podía imaginar.
Me alegro que al final arreglaras el día. Y no te preocupes, Malagosto seguirá ahí.
Un saludo
Bueno Pablo otra vez tendras mejoragosto y haras esa ruta que te han impdido hacer los de las escopetas, menudo crack estas hecho como ciclista y como persona.
Te debo una y hasta que no haga una ruta contigo no estare tranquilo.
El malagosto lo subi hace un par de años hacia la Granja y fue durillo y bonito!
Bonita zona esa!
Pues sí, pues si, ahí están los cazadores cerrando pistas para terminar con cualquier vestigio de vida animal en las montañas de aquí y de allá. Mientras se les permita. Me dijo el forestal que la semana pasada se lió una buena en Morcuera con la cantidad de senderistas, y gente que va a recoger setas por aquellas zonas. Gracias por los consejos Chema, espero que Malagosto me espere un fin de semana más, jeje.
Diego, no me vale con una ruta. A ver si nos ponemos deacuerdo y te animas al Soplao y yo bajo a hacer los 101 de Ronda... Me apetece un huevo esa marcha de tu tierra, con esos legionarios. Arrrrrrr!
óscar, si hace ya dos años, no crees que es hora de hacerlo de nuevo, anímate y te vienes este finde...
El soplao ufffff esa la tengo en mente desde hace tiempo, veré que puedo hacer y como me lo puedo montar en el trabajo, eso si sabes que tendrás que esperar en la meta muuuuuuuucho tiempo hasta que yo llegue.
Pablo los 101 km 2010 corren serio peligro de que se organicen, la legión se va en misión a Afganistán en enero por tanto en cuartel quedaran cuatro gatos, con lo cual es imposible para el despliegue y el tinglado que montan, están planeando hacerla en octubre, pero como dice un amigo mío que está en la organización va a ser complicado, ya que en julio a la vuelta se tendrán que ir de vacaciones, tu ven cuando quieras sabes que a esta carrera estas invitado.
Un abrazo maquina
Pero que lloroooones somos los ciclistas... Haz lo que puedas para hacerla, además a los que hacéis carretera os viene genial. Es una ruta muy rodadora y los puertos son tendidos y largos. Anímate que entre los que vamos de Madrid y los amigos cántabros seremos unos cuantos. Además, el ambiente es genial y cuando entras en meta te da hata pena terminar, jajaja.
Lo de los 101 es una putada. Este año estaba casi convencido. La tendré ahí para la próxima edición. Gracias por la invitación, crack!
No se te pone nada por delante. Vaya ruta elegante que te inventaste. Hace bastante tiempo rodeamos el embalse de Pinilla por un pseudo-sendero por la otra orilla para llegar al pueblo. Ahora puede que ni exista.
Y lo de Malagosto... ¡qué buena pinta tiene eso! aunque con el tiempo que vamos, en cuanto que caiga la primera nevadita, ya...
Luis.
A nosotros tambien nos ha pasado alguna vez, incluso tuvimos un percance con un "tirador" y se nos puso tonto... al final tuvimos que renunciar como te paso a ti. No tengo tan claro que se puedan adueñar asi de los montes y creo que hacia las pistas no se puede disparar... ¡ abra que indagar sobre el tema!
Asi todo, no debias de haber publicado lo que hicistes despues, asi quedaba mas clara "LA PUTADA".
El monte es de todos y para todos.
Un abrazote desde Cantabria.
¡Ya queda menos!
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